viernes, 20 de abril de 2012

El mezcal y la cobra: un reflejo del hoy

Espectáculos /  Catupecu Machu llega hoy a La Trastienda (51 e/ 5 y 6) con su último trabajo discográfico y con lo mejor de sus 18 años de carrera.
20.04.2012 | 08.30

 Por Lucía Zapata

Catupecu Machu durante la presentación del CD en el Luna Park

 “Tantas cosas que pasan” y tantas cosas para decir que a veces resulta complejo encontrar la manera de hacerlo, más cuando se trata de algo propio. Y algo de esto podría haberle pasado a Macabre de Catupecu Machu. Pero cuando el músico habló con Diagonales.com antes de la presentación de la banda en La Trastienda, se refirió al último álbum, El mezcal y la cobra, con extensa precisión:

“Para el que no sabe tanto, este es nuestro séptimo disco. Se grabó el año pasado en el lapso de seis meses, todo eso se produjo, grabó y mezcló en nuestro estudio de capital, fue producido por Fernando (Ruiz Díaz) y por mí, y consta con 11 temas, de los cuales la instrumentación es bastante variable. De hecho hay temas a tres bajos, temas que Fer toca el bajo y no la guitarra, temas donde no hay guitarra eléctrica sino guitarra criolla combinada con sintetizadores, una instrumentación variada”. Y trazó una diferencia con lo hecho en un pasado no muy lejano: “quizás los dos discos anteriores eran un tanto más acústicos y más conceptuales, donde toda la línea de las canciones seguía y quizás para terminar de entender una canción tenías que escuchar la siguiente. Este disco por ahí es más heterogéneo, encontrás, como nos dijo un amigo nuestro como 11 bandas diferentes, y por ahí la línea, la propuesta y composición de cada tema varía entre sí”.

Y llegó un ejemplo: “Hay un tema al final que se llama 'Shakulute Peruano' y lo grabamos en vivo acá en el estudio y es una reversión del mismo tema que arranca el disco, que es “El mezcal y la cobra” nada más que con otra instrumentación. En todos los discos de Catupecu siempre hubo covers y en este decimos, quizás en broma, que hicimos un cover de nosotros mismos en el mismo disco”. Y esto no es todo, el material -que vio la luz en octubre de 2011- está disponible en cuatro formatos: CD, vinilo, digital y una versión limitada Deluxe que incluye un DVD. “La idea fue alcanzar las demandas de cada usuario. Hoy por hoy, hay mucha gente que no accede al formato físico y prefiere descargarlo, y una de las ideas era que para ese público que no le interesa tener el librito y sólo quiere tener una carpeta en su disco rígido, que esté la opción”, explicó Macabre, que continuó “en el otro extremo está el coleccionista, que busca tener el vinilo, donde podés apreciar mejor todo el arte del disco. La idea fue llegar a todo el mundo. Y el formato digital brinda la posibilidad de, por ejemplo, que una persona en Ucrania tenga acceso al disco de Catupecu, que sería difícil en formato físico si no lo edita la compañía allá, en cambio si está colgado en varios servidores de venta digital es accesible, si se quiere, en todo el mundo. Es una posibilidad alucinante la de llegar a todos”.

Llegando a las dos décadas. Los hermanos Fernando y Gabriel Ruiz Díaz dieron vida a Catupecu Machu en 1994, y desde ese momento la agrupación supo hacerse espacio en el ambiente del rock y elevarse artísticamente con el correr de los años. En la actualidad (y tras el accidente sufrido por Gabriel en el 2006) tocan junto a Fernando (voz, guitarras y bajos), Macabre (coros, teclado, samplers y sintetizadores), Sebastián Cáceres (guitarras y bajos) y Agustín Rocino (batería).

–¿Cómo vivieron el proceso de armado de disco, teniendo en cuenta que llevan juntos casi 20 años? 

–Siempre decimos que Catupecu es una banda mitad estudio, mitad en vivo. Disfrutamos tanto el proceso de grabación, de armado, de estar encerrados acá en la baticueva y estar meses sin salir y desaparecer de la superficie, como también el estar de giras muchos días fuera de casa, con shows en todos lados. Somos grandes experimentadores y tomamos el estudio como un laboratorio en el cual probamos todo lo que aprendimos, todos los nuevos aparatos. Somos muy fetichistas de probar pedales, guitarras, nuevos equipos, conectarlos de la manera indebida y la debida también, y darle vuelta al asunto. Y lo que propone eso a veces es que cuando te diste cuenta estuviste 18 horas en una silla enfrente a una computadora y por ahí no llegaste a nada y quizás cuando volvés al otro día, en media hora armás una línea de teclado y guitarra. 

Nos sentimos muy cómodos en el estudio, en ese proceso de experimentación, composición y grabación. Este disco tuvo una particularidad: como bien sabrán hay un nuevo baterista en la banda y se generó una química muy linda a principios del año pasado, cuando Fernando propuso grabar el disco, que en un momento estaba planeado para fin del año pasado o principios de este. Un día vino Fernando y dijo “hay muy buena vibra en el aire, vamos a bajarla a un disco ya” y había ideas, algunos demos pero nada fuerte y se fue armando todo sobre la marcha, a diferencia de otros discos, que el proceso de planificación fue mucho más extenso, que se pensaba en que estudio hacerlo, con quien, elaborar los temas. En este se dio todo sobre la marcha: la preproducción, grabación, mezcla, los equipos nuevos que siempre nos gusta comprar para un nuevo trabajo. Y tiene un grado de espontaneidad bastante diferente a otros discos, con respecto al proceso. Por ejemplo, yo me quedaba quizás armando un teclado en el control, mientras los de arriba, Seba y Agus, estaban pasando un tema con batería y bajo y Fer escribiendo una letra. Se dio de manera muy fluida, y quizás en otros discos se van acumulando ideas.

Del grabado al vivo, y lo que ocurre en ese traspaso de terminar un disco y, ya con material en mano, trasladarlo al show que además del nuevo repertorio debe incluir los temas de todas las épocas. Macabre afirma que es “complicado” porque “cada vez que sale un disco nuevo, cuesta más hacer la lista”. Y especifica: “está el debate entre las ansias de uno de querer tocar lo más nuevo y el respeto por el público que quiere escuchar lo de siempre. Y obvio que uno hace un show para la gente, sino se quedaría en la sala tocando para sí mismo. Y por otro lado también hay temas viejos que nos gusta tocar, hay que hacer todo un balance. Nosotros somos de agarrar una pizarra gigante que tenemos, anotamos todos los temas y debatimos”. Pero en el armado de llevar los temas del estudio al vivo también hay que tener en cuenta otras cuestiones: “cuando estás grabando manoteas lo que venga, y vas grabando con los instrumentos que te aparecen o te proponen y en vivo no te podés llevar todo el estudio al escenario. Así que también hay que compactar eso, ver como se distribuye la instrumentación, rearmar los sonidos, los pedales y teclados que se utilizan, como reconfigurarlo, también es parte atractiva del proceso. Es como una renovación. Mi visión sobre el asunto es que durante la gira vas acumulando conocimientos, teniendo experiencia y aprendiendo, y llega un momento que hay que bajarlos, que es el momento cuando grabás un disco, y en ese momento nos encerramos, desaparecemos del planeta y procesás eso que desemboca en el disco. Y en el momento de que te empezás como a hastiar y decís ‘ya está’ es justo el momento que sale el disco. Es como el proceso del día y de la noche, siempre necesitamos del uno y del otro, hay momentos que necesitamos del estudio y momentos con ganas de salir a tocar, se va compensando”.

Seguir siendo. Poder innovar sin perder “eso” que los caracteriza como Catupecu Machu es un aspecto a destacar, y que de hecho, cuando se habla de la banda es una de las cosas que no se pasa por alto. Su creencia es que esto se debe a que “siempre tratamos de ser auténticos con nosotros mismos. No sé si existe una fórmula, una ecuación o se hace concientemente. Tenemos una naturaleza lúdica de buscar y jugar y de tratar de no aburrirnos. Y nos pasa de estar mucho con un instrumento y decir ‘quiero otro’ y con el estudio y las composiciones pasa algo similar, quizás por ahí uno encuentra una veta, y se da cuenta de cómo está armando un sonido con determinado instrumento, y te das cuenta que lo venís haciendo y decís ‘vamos a probar con otra cosa a ver que pasa’”.

Y esa autenticidad, según Macabre es la que surge de la necesidad de “bajar la situación espiritual o sentimental del momento de la banda”. En eso radica, reitera, la autenticidad de Catupecu. Porque “todos los discos que escuchás te reflejan el cien por ciento el estado anímico de la banda en ese momento. Y si escuchás Laberintos entre aristas y dialectos o Simetría de Moebius, que son discos después del accidente de Gabriel, encontrás un audio si se quiere un poco más introspectivo, casi oscuro, porque realmente era lo que sucedía en la banda. Hoy, El mezcal y la cobra nos encuentra en un momento bastante feliz y unidos, con una renovación grande con la entrada de Agustín en la batería. Y lo que sucedía en la banda es lo que escuchás en el disco, que es más extrovertido, hay colores en la tapa que no venía ocurriendo. Y eso es lo que propone y dispone la composición, el armado y la grabación, que hace que siga siendo siempre lo mismo pero cambiando. Uno no está de buen humor todos los días, y nunca quiere estar triste, pero hay momentos que está. Y creo que la manera de mantener esa autenticidad es siempre transcribiendo lo que te acontece en el momento. Y si analizás cada disco de Catupecu, desde Dale! con su origen visceral y esas ganas de comerse el mundo hasta este último, cada uno es un fiel reflejo de lo que ocurría en la banda, no solo en los músicos, toda la gente que participa en la estructura”.

Como si hubiese sido poco, el músico también habló de lo que harán en nuestra ciudad: “estamos con mucha ansiedad de conocer el lugar, sabemos que hace poquito está La trastienda allá y nos contaron que está muy lindo, así que con ganas de presentar el show, además hace un tiempo que no vamos a La Plata”. ¿Qué le espera al público? “Vamos con El mezcal y la cobra y por supuesto vamos a repasar temas viejos y no tanto, de todos los discos y como siempre alguna sorpresita va a haber, nos gusta experimentar y cambiar cosas a último momento”. Vayan preparados, porque Catupecu anda con “muchas ganas” de venir.

Fuente: http://diagonales.infonews.com/Content.aspx?Id=178913

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Las tablas le hicieron fuerza a la motosierra

  Balance de teatro 2024 En un año con fuerte retracción del consumo y un ataque inusitado al campo de la cultura, la caída de la actividad ...