Fue soberbia la actuación de la soprano Paula Almerares, en el rol de Margarita
Domingo 28 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Fausto. De Charles Gounod. Con: Paula Almerares, Luca Lombardo, Homero Pérez Miranda, Cecilia Díaz, Luciano Garay, Matilde Isnardi y Emiliano Bulacios. Escenografía y vestuario: Graciela Galán. Iluminación: Gabriel Lorente. Régie: Paul-Emile Fourny. Coro y orquesta estables. Director musical: Benjamin Pionnier. Teatro Argentino de La Plata. Funciones: hoy, a las 18.30; jueves, a las 19.30.
Nuestra opinión: muy bueno
Una nueva producción escénica para Fausto mueve al elogio de la conducción del primer coliseo platense, por la eclecticidad de los títulos elegidos y el acertado armado de los elencos, en este caso a partir del director de orquesta Benjamin Pionnier, quien dejó escuchar desde los primeros instantes sabiduría en la elección de la sonoridad orquestal, en todo momento por debajo de las voces, con lo cual ningún cantante debió apelar a esfuerzos innecesarios.
En el elenco se destacó una soberbia actuación vocal y actoral de la soprano Paula Almerares, logrando una creación del trágico personaje de Margarita y dejando escuchar el grato color de su voz que fluyó con naturalidad y dando evidencia rotunda de musicalidad, así como un trabajo de actriz del mejor cuño, como no podía ser de otro modo, tratándose de una de las más consagradas artistas nacionales. Pero también el resto del reparto tuvo una actuación de calidad a partir de Cecilia Díaz, como el joven Siebel, con soltura en sus desplazamientos y expresiva voz. Asimismo, se sumó como positiva una acertada y nada fácil imagen de Mefistófeles a cargo de Homero Pérez Miranda, en todo momento con una actuación que mostró dotes de cantante de buen gusto, emisión firme, buen color y sonoridad en todo el registro.
No menos destacada fue la actuación del barítono Luciano Garay, que lució su habitual seguridad en el canto y su pericia para crear personajes, en este caso el de Valentín, nada fácil por cierto, ya que tiene que afrontar la famosa escena del duelo con Fausto y morir trágicamente no sin antes haber cantado las frases más inspiradas de la obra. Por su parte, el tenor francés Luca Lombardo, en el personaje central, destacó buena línea de fraseo, en especial al dar una acertada versión de la celebre aria "Salut!, demeur chaste et pure..." y en la mesura de su personificación, destacando esa curiosa visión del compositor que trazó un protagonista tímido y que sólo crece al complementarse en los dúos con Margarita. Por el contrario, sí fueron rústicas las relaciones de Mefistófeles con la vecina Martha, encarnada con picardía por Matilde Isnardi. El revalorizado personaje del estudiante Wagner estuvo a cargo de Emiliano Bulacios, sobrio y reflexivo.
Respecto a la puesta y al movimiento actoral, se advirtió un trabajo de dirección de Paul-Emile Fourny que debe haber sido ciclópeo, ya que se utilizaron dos escenarios, uno de ellos con dos torres metálicas mágicamente iluminadas y en verdad siniestras. A ello se debe sumar la escenografía y el vestuario de jerarquía de Graciela Galán, en un trabajo que se ubica entre sus más felices contribuciones. Por otra parte, fueron muy buenas todas las escenas con danza y del coro preparado por Miguel Fabián Martínez, que además cumplió muy bien su ineludible actuación actoral.
Juan Carlos Montero
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1328737
Domingo 28 de noviembre de 2010 | Publicado en edición impresa
Fausto. De Charles Gounod. Con: Paula Almerares, Luca Lombardo, Homero Pérez Miranda, Cecilia Díaz, Luciano Garay, Matilde Isnardi y Emiliano Bulacios. Escenografía y vestuario: Graciela Galán. Iluminación: Gabriel Lorente. Régie: Paul-Emile Fourny. Coro y orquesta estables. Director musical: Benjamin Pionnier. Teatro Argentino de La Plata. Funciones: hoy, a las 18.30; jueves, a las 19.30.
Nuestra opinión: muy bueno
Una nueva producción escénica para Fausto mueve al elogio de la conducción del primer coliseo platense, por la eclecticidad de los títulos elegidos y el acertado armado de los elencos, en este caso a partir del director de orquesta Benjamin Pionnier, quien dejó escuchar desde los primeros instantes sabiduría en la elección de la sonoridad orquestal, en todo momento por debajo de las voces, con lo cual ningún cantante debió apelar a esfuerzos innecesarios.
En el elenco se destacó una soberbia actuación vocal y actoral de la soprano Paula Almerares, logrando una creación del trágico personaje de Margarita y dejando escuchar el grato color de su voz que fluyó con naturalidad y dando evidencia rotunda de musicalidad, así como un trabajo de actriz del mejor cuño, como no podía ser de otro modo, tratándose de una de las más consagradas artistas nacionales. Pero también el resto del reparto tuvo una actuación de calidad a partir de Cecilia Díaz, como el joven Siebel, con soltura en sus desplazamientos y expresiva voz. Asimismo, se sumó como positiva una acertada y nada fácil imagen de Mefistófeles a cargo de Homero Pérez Miranda, en todo momento con una actuación que mostró dotes de cantante de buen gusto, emisión firme, buen color y sonoridad en todo el registro.
No menos destacada fue la actuación del barítono Luciano Garay, que lució su habitual seguridad en el canto y su pericia para crear personajes, en este caso el de Valentín, nada fácil por cierto, ya que tiene que afrontar la famosa escena del duelo con Fausto y morir trágicamente no sin antes haber cantado las frases más inspiradas de la obra. Por su parte, el tenor francés Luca Lombardo, en el personaje central, destacó buena línea de fraseo, en especial al dar una acertada versión de la celebre aria "Salut!, demeur chaste et pure..." y en la mesura de su personificación, destacando esa curiosa visión del compositor que trazó un protagonista tímido y que sólo crece al complementarse en los dúos con Margarita. Por el contrario, sí fueron rústicas las relaciones de Mefistófeles con la vecina Martha, encarnada con picardía por Matilde Isnardi. El revalorizado personaje del estudiante Wagner estuvo a cargo de Emiliano Bulacios, sobrio y reflexivo.
Respecto a la puesta y al movimiento actoral, se advirtió un trabajo de dirección de Paul-Emile Fourny que debe haber sido ciclópeo, ya que se utilizaron dos escenarios, uno de ellos con dos torres metálicas mágicamente iluminadas y en verdad siniestras. A ello se debe sumar la escenografía y el vestuario de jerarquía de Graciela Galán, en un trabajo que se ubica entre sus más felices contribuciones. Por otra parte, fueron muy buenas todas las escenas con danza y del coro preparado por Miguel Fabián Martínez, que además cumplió muy bien su ineludible actuación actoral.
Juan Carlos Montero
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1328737
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