Alternativa saludable en La Plata
Promueve el bienestar, el buen humor y ayuda a desestresar. Una terapia para todas las edades
Empezar a sentirse bien, ser más creativos y tener un mejor humor con sólo escuchar la canción que nos gusta; esa es la esencia que envuelve a la musicoterapia. Se trata de una disciplina perteneciente al género de la salud, que busca la promoción, la prevención, la asistencia y la rehabilitación a través de la música y estímulos sonoros.
“La palabra se la conoce, pero no se sabe de dónde nace y su causa”, cuenta a Hoy el musicoterapeuta Marcelo Báez, quien agrega que está científicamente comprobado que escuchar música genera un mayor control de las emociones y ayuda a que estemos de buen humor.
Pero escuchar nuestra canción predilecta no sólo nos pone de buen humor, sino que, si se aplica a la ciencia, son realmente sorprendentes los alcances del arte y la medicina.
Al respecto, Báez precisa: “Calma la ansiedad, disminuye el estrés, predispone al buen humor. Además, disminuye el dolor en casos terminales, desarrolla al máximo el sistema glandular y libera las hormonas de la felicidad, que son la endorfina y la dopamina. En muchos centros de salud utilizan la música para lograr una mejor predisposición y tranquilidad del paciente”.
La musicoterapia trabaja con ciertos géneros y sonidos que funcionan como estímulo. Así, los sonidos graves tienden a relajar y sedar de forma natural; mientras que los agudos tienden a despertar y a intensificar la creatividad.
“La música clásica es la elegida para trabajar”, agrega Báez. En ese sentido, la ciencia comprobó que escuchar a Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven o Antonio Vivaldi tiene beneficios para la salud.
“Entre otras cosas, podemos decir que Mozart es el músico del orden, ayuda a la concentración, a la memoria. En el caso de Beethoven, una de sus grandes virtudes es que logra despertar emociones vivas que influyen en la segregación de endorfina. Vivaldi ayuda en el mejor desarrollo de la personalidad”, indica.
El trabajo con chicos
La musicoterapia también trabaja con niños con capacidades diferentes. Desde el Centro Creativo de la Expresión y el Movimiento de La Plata, brindan clases de música, danza, guitarra y canto con elementos de musicoterapia.
Los niños con alguna discapacidad tienen necesidad de realizar actividades que les permitan expresarse más allá de la palabra, debido a que suelen encontrarse con grandes dificultades para satisfacer su necesidad de comunicarse y desarrollar su vida.
La música, junto con la danza, moviliza todas las facetas del ser humano: las emociones, la expresión social, el lenguaje, el intelecto, la memoria, la movilidad corporal, y lo ayudan a conectarse con lo más genuino, creativo, afectivo y profundo de la vida.
“El trabajo transcurre en un ambiente de juego y disfrute, se escucha música, se canta, se realiza trabajo corporal rítmico y expresivo mediante rondas y danzas, y, en sintonía con las posibilidades de cada niño, se tocan instrumentos de percusión y melódicos”, expresan desde el centro.
También hay talleres gratuitos en la parroquia Nuestra Señora Virgen Santísima de los Ojos Grandes, sita en 15 entre 525 y 524 bis, de Tolosa.
La disciplina alrededor del mundo
El precursor de la musicoterapia fue el austríaco Emile Jacques Dalcroze, quien, entre comienzos y mediados del siglo XX, sostenía que el organismo humano es susceptible de ser educado eficazmente conforme al impulso de la música.
En Estados Unidos, desde la Primera Guerra Mundial, los hospitales de veteranos contrataban músicos como ayuda terapéutica, preparando así el camino para la musicoterapia. Esta valiosa experiencia sirvió para que los médicos la tomaran en cuenta y en 1950 se fundó la Asociación Nacional de Terapia Musical, la cual edita una revista, realiza un congreso anual e inicia en la formación de terapeutas musicales.
En Inglaterra se fundó en 1958 la Sociedad de Terapia Musical y Música Remedial dirigida por Juliette Alvin. Luego cambió su nombre por Sociedad Británica de Musicoterapia, que extiende el grado de Musicoterapeuta y también edita un boletín.
En América Latina, en Argentina la disciplina llegó en la década del ‘60. Después, se fundó la asociación brasileña. Más tarde llegaron la uruguaya, peruana y venezolana. En el año de 1970 abrió sus puertas la Sociedad Antioqueña de Musicoterapia y en el año de 1972, la colombiana.
En febrero de 1987 se refundieron estas dos sociedades en una. El objetivo era controlar y estimular los trabajos en este campo de terapia musical.
Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-114437
Promueve el bienestar, el buen humor y ayuda a desestresar. Una terapia para todas las edades
Empezar a sentirse bien, ser más creativos y tener un mejor humor con sólo escuchar la canción que nos gusta; esa es la esencia que envuelve a la musicoterapia. Se trata de una disciplina perteneciente al género de la salud, que busca la promoción, la prevención, la asistencia y la rehabilitación a través de la música y estímulos sonoros.
“La palabra se la conoce, pero no se sabe de dónde nace y su causa”, cuenta a Hoy el musicoterapeuta Marcelo Báez, quien agrega que está científicamente comprobado que escuchar música genera un mayor control de las emociones y ayuda a que estemos de buen humor.
Pero escuchar nuestra canción predilecta no sólo nos pone de buen humor, sino que, si se aplica a la ciencia, son realmente sorprendentes los alcances del arte y la medicina.
Al respecto, Báez precisa: “Calma la ansiedad, disminuye el estrés, predispone al buen humor. Además, disminuye el dolor en casos terminales, desarrolla al máximo el sistema glandular y libera las hormonas de la felicidad, que son la endorfina y la dopamina. En muchos centros de salud utilizan la música para lograr una mejor predisposición y tranquilidad del paciente”.
La musicoterapia trabaja con ciertos géneros y sonidos que funcionan como estímulo. Así, los sonidos graves tienden a relajar y sedar de forma natural; mientras que los agudos tienden a despertar y a intensificar la creatividad.
“La música clásica es la elegida para trabajar”, agrega Báez. En ese sentido, la ciencia comprobó que escuchar a Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven o Antonio Vivaldi tiene beneficios para la salud.
“Entre otras cosas, podemos decir que Mozart es el músico del orden, ayuda a la concentración, a la memoria. En el caso de Beethoven, una de sus grandes virtudes es que logra despertar emociones vivas que influyen en la segregación de endorfina. Vivaldi ayuda en el mejor desarrollo de la personalidad”, indica.
El trabajo con chicos
La musicoterapia también trabaja con niños con capacidades diferentes. Desde el Centro Creativo de la Expresión y el Movimiento de La Plata, brindan clases de música, danza, guitarra y canto con elementos de musicoterapia.
Los niños con alguna discapacidad tienen necesidad de realizar actividades que les permitan expresarse más allá de la palabra, debido a que suelen encontrarse con grandes dificultades para satisfacer su necesidad de comunicarse y desarrollar su vida.
La música, junto con la danza, moviliza todas las facetas del ser humano: las emociones, la expresión social, el lenguaje, el intelecto, la memoria, la movilidad corporal, y lo ayudan a conectarse con lo más genuino, creativo, afectivo y profundo de la vida.
“El trabajo transcurre en un ambiente de juego y disfrute, se escucha música, se canta, se realiza trabajo corporal rítmico y expresivo mediante rondas y danzas, y, en sintonía con las posibilidades de cada niño, se tocan instrumentos de percusión y melódicos”, expresan desde el centro.
También hay talleres gratuitos en la parroquia Nuestra Señora Virgen Santísima de los Ojos Grandes, sita en 15 entre 525 y 524 bis, de Tolosa.
La disciplina alrededor del mundo
El precursor de la musicoterapia fue el austríaco Emile Jacques Dalcroze, quien, entre comienzos y mediados del siglo XX, sostenía que el organismo humano es susceptible de ser educado eficazmente conforme al impulso de la música.
En Estados Unidos, desde la Primera Guerra Mundial, los hospitales de veteranos contrataban músicos como ayuda terapéutica, preparando así el camino para la musicoterapia. Esta valiosa experiencia sirvió para que los médicos la tomaran en cuenta y en 1950 se fundó la Asociación Nacional de Terapia Musical, la cual edita una revista, realiza un congreso anual e inicia en la formación de terapeutas musicales.
En Inglaterra se fundó en 1958 la Sociedad de Terapia Musical y Música Remedial dirigida por Juliette Alvin. Luego cambió su nombre por Sociedad Británica de Musicoterapia, que extiende el grado de Musicoterapeuta y también edita un boletín.
En América Latina, en Argentina la disciplina llegó en la década del ‘60. Después, se fundó la asociación brasileña. Más tarde llegaron la uruguaya, peruana y venezolana. En el año de 1970 abrió sus puertas la Sociedad Antioqueña de Musicoterapia y en el año de 1972, la colombiana.
En febrero de 1987 se refundieron estas dos sociedades en una. El objetivo era controlar y estimular los trabajos en este campo de terapia musical.
Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-114437
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