TEATRO - CRITICA
Por MARIO F. VIVINO
FAUSTO de Charles Gounod. Opera dramática en un prólogo, cuatro actos y siete cuadros basada en la obra homónima de Johann Wolfgang von Goethe. 1a. representación, París 1859. Elenco: Luca Lombardo (Fausto). Paula Almerares, (Margarita). Homero Pérez Miranda (Mefistófeles) Luciano Garay (Valentín) Emiliano Bulacios (Wagner), Cecilia Díaz (Siebel). Matilde Isnardi (Marta). Orquesta y Coro Estable Teatro Argentino. Dir. de orquesta Benjamín Pionner. Director Coro: Miguel Martinez. Dir. Escénica: Paul.Emile Fourny. Escenografía: Graciela Galán. Teatro Argentino. 21 y 28 de noviembre. 2 y 5 de diciembre de 2010.
Entre las muchas y valiosas obras literarias que Johann Wolgang von Goethe ha legado, "Fausto" ha sido la más referenciada. Novelistas, dramaturgos, poetas y músicos se han basado en ella y producido obras de indudable y duradero valor (Cabe recordar al maravilloso "Fausto criollo" de Estanislao del Campo, en nuestro país).
En el mundo operístico, entre más de 10 obras destacadas, "La condenación de Fausto" de Berlioz (1846), "Mefistofele" de Boito (1868) y "Fausto" de Gounod, han sido las que han mantenido mayor vigencia y posiblemente esta última -muy valorada por los grandes autores de la segunda mitad del siglo XIX- ha sido la que mejor ha presentado el doble mensaje de Goethe: la búsqueda imposible de la eterna juventud y sobre todo la puja entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre lo trascendente y lo efímero, los que fueron captados y proyectados por Gounod a través de sus profundas bases religiosas y filosóficas, priorizando en su obra ese mensaje final: el bien, la verdad y lo trascendente siempre terminan imponiéndose aunque las apariencias y sinsabores puedan sucederse y aparezcan como triunfadores circunstanciales.
El Teatro Argentino presentó una formidable versión de la obra, contando para ello como pilares fundamentales a la Orquesta Estable dirigida por el joven maestro francés Benjamin Pionner y el cada vez más afiatado coro del teatro con intervenciones sobresalientes (el regreso de los soldados en el 4º acto). El protagonista fue Luca Lombardo, de correcto fraseo, limpios agudos y distinguibles arias (Salute! Demeure chaste et pure"). Mefistófeles (representación del mal) tuvo un magnífico intérprete en Homero Pérez Miranda de actuación escénica sobresaliente y segura versión canora. La Margarita (representación del bien) de Paula Almerares fue brillante y alcanzó altísimo nivel en sus arias (Balada del Rey Thulé y Canción de la rueca) y en el bellísimo dúo: "O silence...! O bonheur". Otro rol que le sienta a la perfección y esperamos pueda repetir en diversos escenarios. Como Valentín -el hermano custodio de Margarita-, muy seguro Luciano Garay. Igualmente lucieron Cecilia Díaz en el travestido rol de Siebel, Emilio Bulacio y Matilde Isnardi. La dirección escénica y la puesta -respectivamente a cargo del francés Paul-Emile Fourny y la argentina Graciela Galán, egresada de la Universidad Nacional de La Plata y con proficua trayectoria en cine y teatro- mostraron las alternancias ya frecuentes en el panorama operístico del siglo XXI, permitieron un adecuado movimiento de solistas y coro en los complejos y variados cuadros que integran la obra. No fue fácil interpretar la presencia de un escenario teatral en el centro de los actos 2º y 3º -posible metáfora del mundo- y la intervención de trapecistas en la escena de la noche de las Walpurgis. A su vez, fascinaron el cuadro que se desarrolla en la Iglesia y el apoteósico final, una de las cumbres líricas de todas las épocas.
En resumen: un espectáculo de alta jerarquía para culminar una temporada de evidentes logros.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20101126/espectaculos21.htm
Por MARIO F. VIVINO
FAUSTO de Charles Gounod. Opera dramática en un prólogo, cuatro actos y siete cuadros basada en la obra homónima de Johann Wolfgang von Goethe. 1a. representación, París 1859. Elenco: Luca Lombardo (Fausto). Paula Almerares, (Margarita). Homero Pérez Miranda (Mefistófeles) Luciano Garay (Valentín) Emiliano Bulacios (Wagner), Cecilia Díaz (Siebel). Matilde Isnardi (Marta). Orquesta y Coro Estable Teatro Argentino. Dir. de orquesta Benjamín Pionner. Director Coro: Miguel Martinez. Dir. Escénica: Paul.Emile Fourny. Escenografía: Graciela Galán. Teatro Argentino. 21 y 28 de noviembre. 2 y 5 de diciembre de 2010.
Entre las muchas y valiosas obras literarias que Johann Wolgang von Goethe ha legado, "Fausto" ha sido la más referenciada. Novelistas, dramaturgos, poetas y músicos se han basado en ella y producido obras de indudable y duradero valor (Cabe recordar al maravilloso "Fausto criollo" de Estanislao del Campo, en nuestro país).
En el mundo operístico, entre más de 10 obras destacadas, "La condenación de Fausto" de Berlioz (1846), "Mefistofele" de Boito (1868) y "Fausto" de Gounod, han sido las que han mantenido mayor vigencia y posiblemente esta última -muy valorada por los grandes autores de la segunda mitad del siglo XIX- ha sido la que mejor ha presentado el doble mensaje de Goethe: la búsqueda imposible de la eterna juventud y sobre todo la puja entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre lo trascendente y lo efímero, los que fueron captados y proyectados por Gounod a través de sus profundas bases religiosas y filosóficas, priorizando en su obra ese mensaje final: el bien, la verdad y lo trascendente siempre terminan imponiéndose aunque las apariencias y sinsabores puedan sucederse y aparezcan como triunfadores circunstanciales.
El Teatro Argentino presentó una formidable versión de la obra, contando para ello como pilares fundamentales a la Orquesta Estable dirigida por el joven maestro francés Benjamin Pionner y el cada vez más afiatado coro del teatro con intervenciones sobresalientes (el regreso de los soldados en el 4º acto). El protagonista fue Luca Lombardo, de correcto fraseo, limpios agudos y distinguibles arias (Salute! Demeure chaste et pure"). Mefistófeles (representación del mal) tuvo un magnífico intérprete en Homero Pérez Miranda de actuación escénica sobresaliente y segura versión canora. La Margarita (representación del bien) de Paula Almerares fue brillante y alcanzó altísimo nivel en sus arias (Balada del Rey Thulé y Canción de la rueca) y en el bellísimo dúo: "O silence...! O bonheur". Otro rol que le sienta a la perfección y esperamos pueda repetir en diversos escenarios. Como Valentín -el hermano custodio de Margarita-, muy seguro Luciano Garay. Igualmente lucieron Cecilia Díaz en el travestido rol de Siebel, Emilio Bulacio y Matilde Isnardi. La dirección escénica y la puesta -respectivamente a cargo del francés Paul-Emile Fourny y la argentina Graciela Galán, egresada de la Universidad Nacional de La Plata y con proficua trayectoria en cine y teatro- mostraron las alternancias ya frecuentes en el panorama operístico del siglo XXI, permitieron un adecuado movimiento de solistas y coro en los complejos y variados cuadros que integran la obra. No fue fácil interpretar la presencia de un escenario teatral en el centro de los actos 2º y 3º -posible metáfora del mundo- y la intervención de trapecistas en la escena de la noche de las Walpurgis. A su vez, fascinaron el cuadro que se desarrolla en la Iglesia y el apoteósico final, una de las cumbres líricas de todas las épocas.
En resumen: un espectáculo de alta jerarquía para culminar una temporada de evidentes logros.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20101126/espectaculos21.htm
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