lunes, 16 de abril de 2012

Una multitud reventó el Bosque en el cierre del FIFBA

Espectáculos / Entre muchos otros, el mexicano Celso Piña y el Chango Spasiuk hicieron bailar a un público bien familiar. Al final cantó Horacio Guarany, quien fue homenajeado por Luciano Pereyra y el Chaqueño Palavecino, entre otros. Por el festival pasaron más de 160 mil personas.

16.04.2012 | 10.04

Por Ulises Rodríguez.

Horacio Guarany posa con los artistas que lo homenajearon (Foto gentileza prensa Instituto Cultural)

Miles de personas coparon ayer el Bosque de La Plata para disfrutar del ecléctico Festival Internacional de Folclore de Buenos Aires (FIFBA). Hubo un ambiente muy familiar; el espacio público estuvo abarrotado desde la primera hora de la tarde por gente de la ciudad y de otros puntos de la provincia. El cierre tuvo a Horacio Guarany como figura principal, quien además de cantar fue homenajeado por otros artistas, entre quienes estuvieron Luciano Pereyra y el Chaqueño Palavecino.

El comienzo de la última jornada arrancó con música para chicos. Caracachumba y luego el trío Aymama empezaron a calentar la tarde. Los espectáculos se sucedieron uno a uno con una puntualidad que vale destacar, ya que todos fueron a la hora señalada.

A las 16.30 Jaime Torres fue quien más familias reunió con reposeras y mate frente al Fogón del Zambódromo. Tras tocar el clásico Carnavalito la gente pedía más y Jaime regaló una canción más bien movidita. Como la cosa venía fiestera, El Vislumbre del Esteko le dio a las chacareras para que las parejas salieran a bailar en el Escenario Alternativo. A las 17.45, Facundo Mocoroa se presentó en el Anfiteatro y, al mismo tiempo, el Carnaval Riojano con Ramiro González, Emiliano Zerbini, Luis Chazarreta y Pimpe González, armaron en el Zambódromo un verdadero carnaval chayero con harina y con la consigna de que “El Famatina no se toca”.

DE TODAS PARTES. Fuentes de la organización dijeron a Diagonales.com que en esta última edición se incrementó la cantidad de público: el año pasado fueron 120 mil personas y esta vez rondaron las 160.000.

Familias con sus tuppers con sandwichs, el mate y la torta se ubicaron desde temprano bajo el radiante sol otoñal. Los vendedores ambulantes se multiplicaron como por arte de magia y muchos estudiantes aprovecharon la ocasión para vender panes rellenos y cosas dulces para acompañar el mate. Con tanta gente que llegó desde distintos puntos del país se armaron largas colas que hubo que hacer durante todo el día para llegar a uno de los baños químicos que fueron dispuestos para la ocasión. Se complicó para encontrar un estacionamiento.

En cambio, quienes optaron por ir en bicicleta dejaron su rodado a resguardo: dispusieron un estacionamiento donde se les entregaba un ticket con el cual luego retirarla. Un clásico que no faltó fue el chori: $10 con chimi; una hamburguesa a $14 y el pancho, a $8.

Entre el público, llegado desde muchos rincones de la provincia e incluso más lejos, hubo quienes pasaron la noche en El Bosque. Como el caso de Matías y sus amigos bragadenses que llegaron con la idea de acampar, pero como no les permitieron enclavar su iglú en el bosque optaron por dormir en los alrededores de la cancha del Lobo, al reparo. Lo mismo hizo un grupo de amigos de Bahía Blanca entre los que había chicos y chicas que se amucharon con sus bolsas de dormir para huirle al frío.

SALIERON COMO PIÑA. Puntual como Juez de paz, a las 18.30 le dieron rienda suelta los venezolanos de Bacalao Men en el Escenario Alternativo: sonoridades latinoamericanas con mezclas y algo de punchi.

Una vez terminado el recital de los Bacalao el público juntó sus equipos de mate, sillas, se emponchó y fue a moverse al ritmo de la cumbia del mexicano Celso Piña. Fueron miles los que bailaron al ritmo de su acordeón y pedían que no se fuera: querían seguir cumbiancheando con este capo de las masas aztecas.

Merecen destacarse los alumnos de Escuela de Danzas Tradicionales que durante todo el Festival pidieron para que no cierren su lugar de estudio y tuvieron el apoyo de muchos artistas: “ahora se aguarda el apoyo y la respuesta de las autoridades”, mandaron mensaje.

Cuando se fue Piña, los ánimos se calmaron y se le rindió un homenaje a Abel Visconti, de los míticos Los Visconti, para darle paso al Chango Spasiuk. La calidez del músico misionero y su acordeón hicieron gozar cada vez que en el aire se sentía un chamamé y se escuchaba algún sapucai que venía desde algún rincón del Bosque.

Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-178532-Una-multitud-revento-el-Bosque-en-el-cierre-del-FIFBA.html

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