viernes, 13 de abril de 2012

Kolla en la ciudad

Antes de subirse al Escenario Panorama del FIFBA a las 21, el músico jujeño Bruno Arias conversó con Diagonales.com sobre su nuevo trabajo, los compromisos como cantor y un balance personal sobre su "joven carrera".

Por Daniela Camezzana

Llega al bosque, Bruno Arias

Desde su desembarco en Buenos Aires en el 2002, Bruno Arias cargó con la no-siempre-conveniente mochila de ser la revelación del folclore argentino. No era para menos, sin ánimos de restarle méritos al músico, su historia tenía todos los condimentos de las crónicas de asenso que tanto nos gustan, por lo menos a los periodistas. Nació en el pueblo jujeño Carmen, el mismo que vio nacer a Jorge Cafrune, comenzó a tocar la guitarra “de grande” en quinto año de la escuela justo a mediados de los ´90 cuando se dio la recuperación del “folclore y la bohemia."

Sus primeras armas las hizo en peñas, tocando en ruedas de guitarristas jujeños de donde aprendió lo que era cantar con sentimiento. Así Arias se convirtió en una verdadera celebridad en su provincia y comenzó a rondarle en la cabeza firmemente la idea de que para trascender las fronteras debía mudarse a Buenos Aires. El músico se enfrentó a la más dura de las encrucijadas: abandonar su pueblo natal, su familia, su novia; un duelo que convirtió en el bailecito Tristecito grabado en el primer disco del músico Changuito Volador (2005) A los 26 años, Bruno ya había tocado con León Gieco, Mercedes Sosa, Jaime Torres, Ángela Irene, Peteco Carabajal y hasta Charly García. No hacía falta mucho más para que prendiera como reguero de pólvora la historia de la revelación.

Sin embargo, Bruno entendió a tiempo que si bien su tarea como cantor era trasmitir la voz del pueblo, si quería seguir creciendo debía encontrar en el legado de los grandes la posibilidad de un sonido propio que le fuera auténtico. Así su segundo disco, con el más que sugerente título de Aterrizaje (2007) refleja la innovación creativa del músico y una fuerza arrolladora sin dejar de lado un minucioso estudio del legado traducidos en rescates necesarios como los temas inéditos de autores jujeños de Pachi Alderete, Bichi López Curia, Alejandro Carrizo, Ricardo Vilca, compositores tucumanos como Quique Yance, Rubén Cruz; santiagueños como Pablo Mema, Marcelo Mitre que incluyó en el disco junto a sus composiciones Esperando el Carnaval, Tilcareñita y Ciudacita.

A cuatro años de su último disco (sin contar la edición del proyecto Bondi Cultural) y a diez de su desembarco en Buenos Aires, su nuevo trabajo Kolla en la ciudad termina de afirmar algunas intuiciones con las que Bruno comenzó su carrera. Cuenta el músico que “la gente comenzó a preguntar qué pasa, cuándo sale el próximo disco y la verdad es que hace más de un año que venía trabajando en él. Fue un proceso difícil porque en el medio edité de forma paralela el disco del proyecto El Bondi cultural que reúne nueve músicos y compositores jóvenes argentinos, ese sólo demandó como dos años. Pero también fue una decisión darle tiempo a las canciones para que dieran todo lo que tenían para dar, además de terminar de encontrar el sonido que caracteriza a la banda en vivo dentro del estudio."

Por otro lado, Bruno también se permitió cierto balance personal de su carrera que como expresa en el título tiene mucho que ver con la distancia. Al respecto Bruno afirma que “es cierto lo que dice Atahualpa Yupanqui, cuando uno se va lejos empieza a conocer su tierra. Buenos Aires me permitió crecer, me dio una apertura musical distinta porque tenés más acceso a escuchar bandas de distintos estilos o grandes que vienen de afuera. Acá tenés a mano un montón de grandes en vivo y en directo que no es lo mismo que escucharlos en cd. Pero lo importante también está que estando acá todo lo que uno viene desarrollando como artista, se va descubriendo a nivel nacional. Buenos Aires te da llegada a los medios televisivos, radiales y diarios que hacen que mi música suene en todo el país. Ha hecho que yo esté ahora tocando de Ushuaia a La Quiaca.”

En la grabación Bruno contó con la banda con la que viene tocando a lo largo y lo ancho del país: Juanjo Bravo en la batería, Ramón Córdoba en el charango y guitarra, Juan Pablo Álvarez en vientos y Agustín Flores Muñoz en el bajo. En la conversación se le nota a Bruno que está más que entusiasmado con el material que presentará en La Plata “para mí es un disco muy importante porque tiene mucha personalidad y refleja muy bien lo que veníamos mostrando en vivo. Por supuesto que la búsqueda va transitando etapas y la banda va cambiando su audio pero hay un sonido que nos es propio y suena en el disco. Realmente logramos este disco con mucho esfuerzo y estamos conformes con lo que hemos logrado a nivel técnico pero sobre todo por el mensaje. Hay canciones que retoman las reivindicaciones de los pueblos originarios como Caminante o Nuestro Mensaje donde ponemos de manifiesto nuestro compromiso.”

A cuestas. Si la de la de ser una revelación era una mochila pesada, la de ser un músico comprometido podría haberse convertido en una carga para Bruno. Pero con naturalidad él explica que es mucho más sencillo de lo que parece “en realidad la gente te compromete. El público escucha tu música y se identifica con lo que decís o trasmitís, entonces uno va conociendo gente y se va formando una cadena donde te enteras de cosas que después mencionás en el escenario. No sé, quizás tocas en una villa o en un barrio de La Matanza y conocés su realidad que luego llevás a otro lado porque uno tiene la suerte de recorrer todo el país. Desde este lugar uno puede hacer una colaboración, tenés más oportunidades de dar a conocer temas y hacerlos ver. Por ejemplo, ahora me enteré que en La Plata hay una escuela que se llama Escuela de Danzas Tradicionales Argentinas José Hernández que según me han dicho se quedó sin espacio o me han contado que varios músicos independientes se han quedaron fuera de este festival, entonces me parece que está a mi alcance nombrarlos o invitarlos a participar. Conocer toda esa gente que lucha es lo que te lleva a tener un compromiso.” De algún modo fiel a lo que aprendió en las rondas de guitarreadas: subir al escenario siempre con el corazón adelante.

“Creo que no hay escenarios chicos o grandes. Trato de no subestimar al público y sé que muchas veces aunque haya una persona hay que estar agradecido porque si le llega y escucha algo en tu música, esa persona lo va a trasmitir a muchas otras y la música va llegando a lugares inimaginables. Es muy importante la entrega al público, eso es algo en lo que hemos creído siempre y nos caracteriza como banda.” Una peculiaridad que si bien se atribuía a su juventud no se borra con el paso de los años y hace honer a un legado ancestral.

Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-178273-seccion-114&Redirect=false-Kolla-en-la-ciudad.html

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