martes, 3 de abril de 2012

El Parque Saavedra desbordó de un entusiasmo sin igual por la biblioteca

Interés General | martes 03 de abril de 2012

La biblioteca Del Otro Lado del Arbol cumplió dos años: personajes, obras de teatro, cuentos, juegos, burbujas... Mil almas compartieron el primer aniversario del lugar inspirado por Pilar.

¿Dónde está Paula? No la veo, ya sé que los de camiseta verde son los locales: “Del Otro Lado del Arbol”, como se denomina el encantador espacio infantil dentro del parque cerrado, en las gloriosas cuatro manzanas del Saavedra.

Paula, la madre de la nena, ¿me pueden decir dónde está? Díganle que mi sobrina (Serena López) y yo fuimos los primeros en entrar en esa biblioteca llena de cuentitos, hojas, crayones, en aquel galpón sobre calle 14 donde solía tirar el colchón un hombre de la calle.

A las 14.30 de un lunes feriado empezó a llegar la gente, atraída cual flautista de Hamelin por esa música, el decorado atípico de algunos árboles y los personajes que salían de la nada: de pronto encontré a Geppetto (con delantal y todo) que buscaba a Pinocho; Peter Pan se subió a los juegos de madera que tallaron “artistas de la vida” porque la Abuelita (del cuento de Caperucita) se estaba por caer, y los chicos -en serio- cómo gritaban.

Pintaba para llover, pero la fuerza del amor despreció todo lo malo. Quizá si hubiera caído agua y luego salido el sol, un arco iris podría haber sido una señal del alma de Pilar.

Un mundillo de cuatrocientos niños (si contamos a los adultos, rondaríamos las mil personas) desbordó el parque, de donde me brota la reflexión: ¿por qué las mujeres son partidarias de venir a estas citas sensibles mucho más que los hombres?

¿Y Paula? No hay caso. Busco por donde está el cocodrilo y el cerdito hecho con un viejo tronco, pero hay niños y más niños. Sin esfuerzo encontré en un ratito a mi madre, a la familia de mi hermana, a una amiga de mi hermana, pero a la del “cumpleaños” no. Incluso está Nati, la “seño” más simpática del jardín municipal Pestalozzi, que está a dos cuadras de este increíble espacio inventado por Paula y por Pilar.

En todas partes

Un amigo que sabe meditar con Dios, cada día, me dijo una vez que “El nos ve como a dulces”, que todos somos para el director de esta obra algo así como un bocadito de chocolate, nuestra alma sabe a eso, por más que la mente diga otra cosa. Lo recordé cuando pasé frente al puesto de pasteles, tortas y creo que hasta chipás que montó Del Otro Lado del Arbol.

Verdaderamente, si usted por casualidad está leyendo esta nota, de lunes a viernes hágase el regalo de llegar al parque cerrado, de 9.30 a 17.30 hay gente (con Paula, por supuesto, ayudada por Pilar) y siéntese en un puff (de esos que adentro tienen pelotitas de telgopor) para leer una versión de El Principito, de Los tres chanchitos, o del que quiera, porque esta es una flor de biblioteca, de las más tiernas que se hayan visto y en medio de un paraíso.

Un disfrazado de rey asombra a un niño albino, de lentes, que junto a su amiguito gritan a dúo: “¡Qué piola!”. Por allá quieren atrapar al Zorro, que me hace señas de la franja al pecho (sí, es de Gimnasia). La música me transporta a la bella época en que mis padres trataban de que no me pasara lo que yo hoy intento con mis sobrinos. “Ahí viene Pipo, mi amigo el gusanito, parece un duende, va de aquí para allá”, como va Joaquín Block, que rumbo a los 3 añitos me regala la mejor cara de sustito cuando se pierde en la fuente de los angelitos.

María José Mentol, estudiante de Bibliotecología, esta vez no quiere ni ordenar, se deja llevar por la energía. Por esa que no somos capaces de observar, pero que está en todo y forma el universo. La que hace que, cuando usted o yo no estemos más, me haga acordar lo que ayer me pasaba con Paula y su hijita, que estaba en todos lados y en ningún lugar.

Gabriel López

Todo lo que pasa en un lugar con magia

A Paula Kriscautzky le gusta decir que acá “hay una onda buena”, “mágica”, palabras que pronuncia dulcemente desde que empezó una nueva vida. Y la biblioteca ya dejó de ser para poquitos curiosos, siendo parte del circuito cultural platense.

Entre las principales actividades, implementaron un sistema de colaboradores y cuentacuentos para recibir a los chicos y empezaron a llevarse a cabo talleres artísticos plásticos, literarios, musicales y fotográficos.

Sus estanterías albergan alrededor de 1.500 libros, cifra que se incrementa día a día, a partir de donaciones y compras de nuevos libros.

Están en enlace con el Hospital de Niños, con el objetivo de recorrer las distintas salas.
A la lista de libros para donar existente en la librería “Rayuela” se agregó otra en la librería “El Ateneo”.

Las cuentas de Facebook (principal canal de difusión del proyecto), que ya son dos porque la primera llegó al límite disponible, cuentan en total con 7.500 amigos.

Muchas escuelas y jardines de la ciudad ya reservaron su turno para visitar la biblioteca.

El club Estudiantes de La Plata, a través de su jardín de infantes, niveles primario y secundario, organizó una macrocolecta de libros y fondos que incluyen actividades en el estadio Unico, donaciones y participación activa de sus alumnos con talleres en la biblioteca.

Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-184198

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