miércoles, 18 de abril de 2012

El festival de las tendencias

Miércoles 18 de abril de 2012 | Publicado en edición impresa

Música / Tres días de Fifba

El último fin de semana se realizó el multitudinario encuentro musical platense

Por Mauro Apicella | LA NACION

Horacio Guarany protagonizó el homenaje que le organizó el festival, para cerrar la última noche. Foto: Santiago Hafford

La cuarta edición del Festival Internacional de Buenos Aires (Fifba) que se realizó el último fin de semana fue muchos festivales en uno. Este año resultó una muestra que excedió ampliamente a lo que se considera folklore. Y si bien en las largas jornadas que comenzaban antes del mate y terminaban pasada la medianoche hubo música para todos los gustos, era evidente que la apuesta a las nuevas tendencias fue en lo que los programadores habían hecho buen foco. Es cierto que fue posible escuchar a un par de payadores en un pequeño escenario del Bosque, la música de Los Visconti o un gran homenaje a Horacio Guarany, para el cierre de esta edición. Sin embargo, ha sido la cumbia de varios países, y en sus versiones "tradicional" y "electro" (son las que están más de moda para la clase media culturosa y universitaria que en gran medida asiste al festival), la que se llevó el gran protagonismo en esta edición. Fue materia prima de los grupos tradicionales, de los que la mixturan con otras músicas, y de los artistas que simplemente tocan una o dos. Cada vez que hicieron sonar una cumbia con fuerza, especialmente el último sábado, lograron que el público se pusiera de pie para mover las caderas. Durante el fin de semana se escucharon algunas (o varias) en los sets de la Orkesta Popular San Bomba, La Delio Valdez, Los Mirlos, Celso Piña y Totó La Momposina.

Y si de tendencia se habla, las actuaciones de La Bomba de Tiempo, Mariana Baraj, Liliana Herrero, La Yegros, Los Guauchos, Tremor y Sofía Viola fueron claros ejemplos de este perfil marcado por el festival, que está en las antípodas del tradicional cuarteto de guitarras y bombo legüero. No importa si el escenario se llama Panorama, Zambódromo, Alternativo o Anfiteatro; por cualquiera de ellos fluyen sonidos que se apartan de lo intrínseco de las tradiciones y se ponen a tono con las descripciones más actuales del folklore (aunque esto, desde su definición, sea una contradicción). Lo más destacable es que la programación artística es de gran calidad. De ahí que se diferencie tanto de otros festivales en los que suelen subir al escenario más de un cantor trasnochado. El Fifba es una reunión colectiva que busca equilibrarse entre esa propuesta intimista y la que sirve para pachanguear. De ese modo, la convocatoria es amplia y permite que cohabiten la familia y ese público joven y universitario local (que en realidad está compuesto por estudiantes de todas las provincias argentinas y del exterior), más algunos que se acercan de otros lugares. La convocatoria de público de este festival supera en cada edición la del año anterior. Y quizá sea por esto que el Fifba suma cada año nuevas propuestas, como la Aldea Ecológica que tuvo un escenario propio.

El sábado por la tarde hubo lluvia y barro pero el bosque platense no se convirtió en el Woodstock del folklore (porque si la comparación es siempre con lo que está a miles de kilómetros de distancia no se llega a tener una noción real de los hechos). Era el Fifba, había parejas bailando gatos y chacareras en el zambódromo, a pesar de lo pegajoso del suelo; había gente con termos y mates y sillitas plegables, había otros vendiendo pan relleno, pastelitos, empanadas y, por la noche, cerveza o fernet. Y aunque sea difícil darle hoy a la palabra folklore una definición clara, sí es posible afirmar que eso es el "folklore" que se produce en torno a espectáculos de música popular. Lo mismo que algunas escenas del homenaje a Horacio Guarany. Don Horacio cerró el festival con invitados como Enrique Llopis, Marian Farías Gómez, Luciano Pereyra y el Chaqueño Palavecino. En un tramo de ese tributo, cuando invitó a la Camerata Académica del Teatro Argentino de La Plata para interpretar una pieza instrumental, dijo: "Y ahora yo me voy a tomar un traguito". No hizo otra cosa que correrse a un costado del escenario para tomar un sorbo de agua mineral. Pero su frase pícara sugería una copita de tinto, para que no decaiga la fama que mal o bien se ha ganado este músico que ostenta 86 mayos. ¿Mito, leyenda, tradición? Quizá sea un colorido toque folklórico para un festival de música popular. Ni más ni menos que eso.

POSTALES

Contrastes
En un pequeño escenario, los payadores Nicolás Membriani y Cristian Méndez improvisaban vistiendo sus pilchas gauchas. En el escenario alternativo, Sofía Viola (corte de pelo ochentoso, máscara de luchadora mexicana de catch, blusa floreada, medias negras) ofrecía sus originales canciones.

Extremos
La fiesta, en el escenario principal con las canciones de Totó La Momposina (el sábado) y Celso Piña (el domingo) para que la gente bailara. En el otro extremo, lo intimista de Liliana Herrero, al cantar a capella la "Canción del jangadero".

Citas y reversiones
Las citas musicales, o las versiones inesperadas siempre son un guiño para la audiencia. La Orkesta San Bomba cantó una caribeña "Salando las heridas", de los Redondos. Los Guauchos, especialistas en este tipo de desafíos, unieron el hit de Guarany "Pescador y guitarrero" con el de Cerati "Corazón delator".

Reclamo
Con fuerte presencia estudiantil durante todo el festival, muchos alumnos denunciaron el cierre de la Escuela de Danzas Tradicionales de La Plata. Fue porque el edificio sufría problemas de derrumbe. Hasta el último fin de semana no habían sido reubicados.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1465838-el-festival-de-las-tendencias

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