Sociedad / 31.12.2011 | Nacida hace más de medio siglo, esta costumbre reúne a las familias y vecinos de la Ciudad. Cómo surgió la idea. Cómo se fabrican los gigantes. El significado de la quema.
Pasado, presente y futuro, en 77 entre 13 y 14
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Por Carolina Sirio
csirio@gmail.com
La ciudad de La Plata tiene un modo particular de recibir cada Año Nuevo, una tradición que no sólo se mantiene sino que crece con el paso del tiempo: la construcción y quema de muñecos alegóricos.
Con el tiempo, esta costumbre se transformó en una tarea casi obligada de los distintos grupos de vecinos que, en algún momento, decidieron sumarse a esta actividad. Actualmente, hay lugares tradicionales para el armado de estas figuras, como la rambla de la calle 32 en toda su extensión, la rambla de la calle 31, la esquina de 53 y 22, el barrio Meridiano V, City Bell, Los Hornos, Gonnet y toda la franja de los boulevares. Pero cada año se van agregando zonas nuevas. Y la gente participa de este evento no sólo el 31 de diciembre a la noche con la quema. Ya desde la mañana del último día del año puede verse el itinerario y los vehículos desfilando por la ciudad, recorriendo el circuito de la gran muestra que conforman los muñecos, y tomando fotografías.
El fenómeno comenzó hace más de medio siglo por iniciativa de los vecinos que encontraron en él una excusa para reunirse y festejar. Los barrios de calles poco transitadas fueron el marco ideal para el inicio de lo que actualmente es un símbolo característico de la ciudad.
ARRANQUE. Aunque no se puede establecer con exactitud, se estima que la quema de muñecos para fin de año se inició en La Plata en la década del '50. Por aquellos años, vecinos de Los Hornos y Tolosa quemaban espantapájaros en señal de augurio para el año que llegaba. Otro antecedente es el relleno de mamelucos de mecánicos, cuyos musculosos y grandes cuerpos eran la funda ideal para lo que sería el momo, que se rellenaba con papel y pirotecnia. Luego se sumó la confección de ropas especiales para adornar el muñeco, que sería quemado después las doce de la noche del 31 de diciembre, en plena calle y frente a todos los vecinos.
El de 10 y 40 es considerado el primer muñeco tal y como se conoce la celebración hoy en día. El 31 de diciembre de 1956, un grupo de vecinos quemó en esa esquina el primer momo. Inicialmente quisieron hacer un homenaje a la consagración como campeón invicto del club Defensores de Cambaceres, pero la coincidencia con los festejos de Fin de Año habrían hecho que la quema tuviera otro motivo y que se repitiera cada año.
Sin embargo, a partir de la década del '90 este fenómeno se expande masivamente en la ciudad.
UNA TRADICIÓN PLATENSE. Los muñecos de fin de año son armados en diferentes lugares de la ciudad por la gente del barrio que se junta y trabaja día y noche para realizar el gigante, principalmente de madera, alambre, papel y miles de petardos. Entre 15 y 40 días antes de fin de año, los vecinos del barrio (incluidos familias, jóvenes y chicos) de La Plata y alrededores comienzan con el armado de las estructuras de cada muñeco. Los hay de todo tipo: pequeños, grandes, sencillos, complejos. Pero, con los años, el desafío es mayor, y esta costumbre se transformó en una tarea casi obligada, al mismo tiempo que un orgullo, de cada grupo que lo lleva adelante. Muchas de las figuras son de una calidad excelente, en las que incluso colaboran ingenieros, arquitectos y profesionales.
Luego del brindis de la medianoche del 31 de diciembre, la gente sale a la vereda y se reúne a presenciar la quema. En la previa se realizan shows de fuegos artificiales y batucadas. Luego, los mismos vecinos que se encargaron de la construcción, prenden fuego el muñeco.
La quema de muñecos es uno de los eventos más emblemáticos dentro de los festejos de inicio de año y se lleva a cabo cada 1º de enero entre la medianoche y las tres de la mañana.
Muchos de los lugares en donde explotarán muñecos en las primeras horas del año nuevo, se convertirán luego en centro de reunión tanto de los vecinos del barrio como para todos los que quieran participar de la fiesta al aire libre. Es que algunos de los momos ya implementaron en las calles de la ciudad la tradición de continuar la quema con música, baile y barras de bebidas hasta entrada la mañana del primero de año. Un ritual que se comparte entre todas las familias -grandes y chicos- de los que participan al menos con un mes de anticipación en idear y llevar a cabo los muñecos.
LOS MOTIVOS. Por lo general, los grupos de los diferentes barrios de la ciudad se reúnen entre 15 y 40 días antes del evento y planifican el diseño que tendrá el muñeco, aunque en muchos casos son elegidos meses antes. Casi siempre, la mayoría de los diseños son relacionados al espectáculo infantil, pero también hay referencias a alegorías o temas bíblicos y también a personalidades políticas. Lo que sí es prácticamente una norma no escrita es que cada grupo nunca repite, de un año a otro, el mismo motivo.
Además, los motivos de diseño de los muñecos variarán según los sucesos ocurridos o a personajes de películas estrenadas a lo largo del año que se despide. En 1995 por ejemplo, se observaron muchos muñecos representando el personaje central de la película The Mask y, en 2008, hubo muchos de Harry Potter y Monster Inc.
LA CONSTRUCCIÓN. Por lo general, se confecciona una primera estructura de madera, a posteriori se la reviste con alambre, con el propósito de darle la forma deseada. Luego de forrar esta estructura, se la recubre con papeles de diario mojados con engrudo (una mezcla elaborada de harina y agua) hasta lograr darle dos o tres capas. Algunos también hacen el relleno con telas.
Finalmente se cubre al muñeco completamente con papel blanco y se pinta. Una primera mano de pintura es lisa con blanco o el color base que se necesita y luego se utilizan sobre ésta colores que contrasten para darle brillo y sombras. Y, si hace falta, también se viste al muñeco. El muñeco en su interior suele estar lleno de pirotecnia, razón por la cual, en el momento de la quema, provoca el estruendo esperado.
FINANCIAMIENTO. Algunos de los muñecos se financian con donaciones de los negocios del barrio, otros organizan fiestas previas en clubes cercanos. Los que logran mayores contactos, consiguen que las empresas colaboren con pintura, pirotecnia, maderas y grúas. Pero la mayoría se autogestiona utilizando el "corte de calle": una soga a la altura del muñeco que corta la circulación vehicular y obliga a los sorprendidos automovilistas a dejar una moneda en las alcancías.
Los chicos que construyen el muñeco suelen recorrer el barrio pidiendo dinero, y también organizan rifas. De esta forma logran recolectar el dinero que necesitan para cubrir los gastos de los recursos utilizados, desde alambre hasta pintura y pirotecnia.
Según el grado de conocimiento del grupo de constructores, las terminaciones del muñeco estarán prolijas en mayor o en menor medida. De todas formas, el propósito de esta costumbre no es lograr el muñeco perfecto, sino lograr un buen trabajo en equipo y llegar a tener el muñeco terminado para el momento de la exhibición.
Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-170208-ESPECIAL-MUNECOS---Genesis-y-desarrollo-de-una-tradicion-platense.html