sábado, 2 de julio de 2011

“No soporto estar tres días sin actuar”

Entrevista a la platense Victoria Almeida

Publicado el 2 de Julio de 2011

Por Analia Rivas

Auténtica revelación en Espejos circulares, donde comparte escenario con Soledad Silveyra y Boy Olmi, está convencida de que el teatro tiene el poder de transformar a la gente. Y habla de Pakapaka, el cine y la autogestión.

Escrito con marcador indeleble siguiendo el borde curvo de un pequeño espejo circular que ocupa un lugar central de su camarín se lee: “Así te vas a convertir en una buena actriz.” La letra es de Boy Olmi, la frase pertenece al guión escrito por Annie Baker. El deseo de perfeccionarse es de Laura, el personaje más joven de la obra, pero también le pertenece a quien la encarna: Victoria Almeida. La actriz de 27 años, trabaja por primera vez bajo la dirección de Javier Daulte en Espejos circulares, “Él no me había visto actuar en ninguna obra. No me conocía para nada. Me convocaron porque alguien de la producción me vio en El amante del amor. Hice casting. Me citaron a las 11 de la mañana y como fui la primera, pensé ‘si las pruebas empiezan conmigo, no voy a quedar, ni ahí’”, recuerda.

Minutos antes de salir a escena, en el subsuelo del Paseo La Plaza, donde se destaca como la adolescente que asiste a las clases de actuación de Susi (Soledad Silveyra), Almeida repasa el camino que la condujo hasta este escenario. Hace nueve años dejó la casa de sus padres en La Plata para estudiar en el IUNA, y completar su formación con Helena Tritek y George Lewis. Desde que lo decidió, se dedicó a construir su carrera. “Siempre laburé de actriz. En teatro independiente, algo en tele y en cine, cantaba en shows o recurrí a la autogestión para que fuera posible vivir de esto.”

Aunque asistió a su primera clase de teatro a los 13 años, reafirmó su convicción por la interpretación cuando vio Les Éphéméres de Ariane Mnouchkine en el VI Festival Internacional de Buenos Aires de 2007. “El espectáculo duraba ocho horas y yo la vi dos días seguidos: me había vuelto temblando a mi casa y tenía que averiguar por qué me había provocado tanto”. La comprobación llegó sin dudas: “El teatro tiene el poder de transformar a la gente”, enuncia como la razón de aquella experiencia que luego la impulsó a intentar (y lograr) estudiar con Mnouchkine. “Me impactó. Escribí a Francia en busca de una beca. Sentí la necesidad de conocer su trabajo, me fui para allá, me aceptó y estuve ahí durante tres meses”.

De pie frente a su pequeño altar budista –armado con campana, gong y evangelio alusivo–, agrega: “No por casualidad, Mnouchkine es una directora que considera que el teatro tiene una misión. Ella se fue a Afganistán en medio de la guerra para que los afganos conozcan al teatro como un arma de paz, como una herramienta de defensa.” También fue por el teatro que Almeida llegó al budismo. “En El trompo metálico, mi personaje y la dramaturga eran budistas. Hice de una chica castigada por sus padres. Y en esta adolescente había una sabiduría que yo no podía alcanzar a comprender del todo, no podía estar atravesada por la cabeza de esa chica, entonces empecé a investigar, a leer sobre filosofía budista y cuando la conocí dije: ‘Quiero vivir así’”.

–¿Qué te provoca ahora estar atravesada por Laura?

–Laura me hizo ahondar en mis recuerdos. En qué tuve de ella, qué se me jugaba en mis primeras clases de teatro, cómo trabajé el ego y mi deseo de querer pertenecer o ser de tal manera. Hoy, y ciertamente gracias al budismo, tengo un vínculo con mi trabajo de mucha más profundidad que cuando empecé. Como Laura, yo también arranqué a actuar en la adolescencia: tenía 15 años y todos los demás 48. Tomé mi primera clase de clown y me sentí un fracaso. ¡Y esa edad es de una vulnerabilidad! Es una instancia fatal para la exposición porque uno quiere ser canchero y la exposición es puro vértigo.

–Ya que compartís esta revisión, ¿para qué sos actriz?

–Creo que esa respuesta la tendré más adelante. El teatro tiene un poder y yo vivo como una misión ser un instrumento de ese poder. Confío mucho en el camino que estoy transitando, en que todo lo que ocurre es para bien y cuando me he quedado en el abismo, autogestioné. No me quedo sin trabajar, no me lo banco, no soporto estar tres días sin actuar porque hay algo que se me opaca si no tengo ese espacio de juego.

–¿Cómo recibís la buena crítica que recibe tu actuación en Espejos Circulares?

–Ahora estoy en un circuito al que viene un público que no me conocía, entonces sorprende porque soy de la que menos esperan. Está bastante bueno, pero en cada función me los tengo que ganar, no es que aparezco y me aplauden porque no saben quién soy, entonces siento que me tengo que ganar su cariño. Esta es una obra donde si la gente no se encariña con los personajes, no pasa nada.

Fuente: http://tiempo.elargentino.com/notas/no-soporto-estar-tres-dias-sin-actuar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Una celebración de teatro: un ciclo mostrará obras gratis durante toda la semana

  ESPECTÁCULOS | LA CARTELERA LOCAL “El teatro argentino celebra su público” realizará más de 650 funciones en todo el país. En La Plata, ob...