20.07.2011 | El rock platense necesita que se discuta en torno a su tan mentada identidad
Desde los '90 por acá, después de la avanzada de Las Canoplas y la activa participación en el denominado "Nuevo rock argentino" de Peligrosos Gorriones, en los medios porteños comenzó a mirarse con otros ojos a la música que se generaba dentro del cuadrado perfecto concebido por Dardo Rocha y trazado por Pedro Benoit. El por entonces único diario de la ciudad ideó un suplemento "joven" y el rock comenzó a ganarse un lugar al punto de generar dos revistas como la Bongo y El Avispero. Era frecuente ver al cuarteto Gorrión en revistas como Rock & Pop, Pelo y el Musiquero la banda de Bochatón. Eran días (noches) en que la efervescencia iba en aumento y los bares se multiplicaban: Bukaro, Clap, El Boulevard del Sol, La Vieja Estación, Coronado, El Bar, Tingo a gogo (Tinto Bar). La oferta era mucha y buena. Y hasta hubo un disco (La Plata '99) que buscó capturar ese momento.
Es en ese contexto que comienza a hablarse de rock platense, porque hasta entonces Virus (en los '80) y Los Redondos (en franco ascenso) nunca fueron consideradas por la elite periodística porteña como grupos con ADN platense. Por todos estos elementos, la del noventa es una década mágica, porque además de ser vivida intensamente y en peligro, permitió comenzar a gestar cierta identidad. Ahí surge el primer interrogante, ¿es posible hablar de tal? Antes de esbozar una respuesta resulta prudente puntear en qué momento político y social de la Argentina. Tras la salida de Raúl Alfonsín, llegó a la presidencia Carlos Saúl Menem y con él la mentada "ley de convertibilidad", y un dólar pasó a valer un peso. El consumismo ganó espacio, buena parte de la clase media se acomodó, las clases altas comenzaron a despegarse del resto, la corrupción fue moneda corriente, las principales empresas de servicios se privatizaron, se cerraron ramales ferroviarios y cientos de miles de fábricas a lo largo del país. Los empleados que tuvieron más suerte fueron indemnizados y apareció una larga generación de "nuevos kioskeros" y "nuevos taxistas", porque esos fueron los rubros en los que invirtieron los obreros despedidos. También comenzó a hipotecarse la educación y a desprotegerse a las nuevas generaciones. Se sabe que en épocas de crisis (aunque esta esté sumergida cual témpano de hielo) el arte se multiplica y se expande, y en La Plata se hizo música. Cientos de jóvenes alejados de la política y con una economía congelada se colgaron una guitarra, un bajo o se sentaron detrás de una batería.
Una primera aproximación
Tal como suele ocurrir con todos los suplementos o revistas de música, cuando se acerca fin de año comienzan a aparecer distintas encuestas, que buscan dar cuenta de lo bueno y lo malo que se produjo en esos 365 días. No buscan ni ofrecen ninguna verdad, apenas marca una tendencia, que puede ser más o menos fiel a la realidad y que depende del recorte que se haga. El Demo no fue ajeno a tales compulsas y buscó abrir lo suficiente el espectro para no quedar acotado a determinada tribu o coto. Por eso se buscó y consultó a músicos, periodistas, productores, diseñadores, realizadores, fotógrafos y todo aquel que de una manera u otra estuviera relacionado con el rock en estas tierras. También decidimos que los votantes fueran 100 y a las tradicionales preguntas les sumamos otras, que de alguna manera sirvieran para comenzar a construir algún tipo de definición en torno a la mentada identidad platense. Creemos que es necesario un debate, que el rock de La Plata se lo merece.
En aquel ya lejano mes de enero cuando esbozamos una primera lectura de aquellas opiniones apareció al menos un perfil para hablar del rock del cuadrado: "arrogante, irónico, vital y metafórico". ¿Pero es posible hablar de una identidad como sí es posible hacerlo en Manchester o en Seattle?
Aquellas voces señalaron que "actualmente la escena platense" está "más profesional", "ganando espacios" o "en continuo crecimiento", a pesar de que la mayoría de los bares sigan cobrando para tocar, que los músicos paguen para tocar y que la Municipalidad no ofrezca alternativas sino que por el contrario "clausure o cierre" espacios. Las mismas voces fueron en sintonía de lo que muchas veces se les escucha decir a colegas porteños o extranjeros, eso de que en La Plata el ambiente universitario propicia otro espectador y también otro artista, si se quiere más intelectual, más sensible, más preparado. Por eso no resulta extraño descubrir en los recitales proyecciones audiovisuales, muestras de fotos, intervenciones o performances, la intertextualidad está a flor de piel y la Universidad sin dudas tiene mucho que ver al respecto.
El colega Francisco Lagomarsino señaló con muy buen criterio que "sin dudas existen particularidades bastante difundidas –el influjo de la vida universitaria, el localismo, la intención "arty" o multidisciplinaria, la autosuficiencia–, y alguna que otra referencia sonora o estética al canon de artistas consagrados que surgieron de la ciudad, pero ningún ingrediente de origen, estilo, método o forma de vida es común a todos los grupos; ni siquiera el más obvio, porque hay decenas de bandas platenses con músicos que no lo son. Creo que todos los proyectos se enlazan con otros, pero como eslabones de una cadena más que como celdas de un panal. Igual, me reservo cierto agnosticismo: no se puede demostrar que existe la identidad platense… pero concedamos que tampoco refutarlo taxativamente.
Por lo que está bueno que se siga hablando y escribiendo acerca del tema"; mientras que la fotógrafa Ana Clara Bormida es más definitoria a la hora de construir una respuesta negativa: "No lo creo. La identidad puede darse en algunas costumbres y modos de grabar, pero no considero que estilísticamente la música de esta ciudad tenga características diferentes a las del resto del país. Como bien dice la pregunta de arriba, hay una escena de rock platense, no un rock platense"; del mismo modo que el músico Javi Punga construye por el "sí, lo único que es difícil de definir y recortar. Es un campo muy amplio y cada mirada hace su propio recorrido. Ante todo la variedad es aquello que se destaca".
Un segundo intento
Desde que en marzo de 2010, el Demo apareció y decidió armar sus tapas con bandas platenses (entrevistas, letras, producciones de fotos propias), acompañó esas notas con un test que fue el mismo para los 62 grupos que ilustraron/musicalizaron sus páginas. Ese test contenía seis ítems (Banda Favorita; una canción debe tener…; Rock…; Década favorita; Banda platense favorita; escritor favorito) y lo interesante del asunto es que el espectro musical consultado es muchísimo: rock de todos los tipos (con tintes barriales, británicos, rioplatense, más clásico, más pesado); reggaeton, rap, pop, reggae, ska, punk, Indie; y con músicos sub20 y otros que pasaron los 40 años de edad. Por eso los resultados obtenidos (y que acompañan este informe) pueden servir para comenzar a delinear cierta identidad platense, y cuyo ADN quedaría conformado por una raíz beatlera, británica, sesentosa y con un especial cuidado en las melodías, que no puede escaparle al influjo ricotero ni a la prosa de Julio Cortázar.
Sobre un total de 62 bandas, 31 se volcaron por el cuarteto de Liverpool (cabe aclarar que hubo ítems en los que algunos eligieron más de una opción y otros ninguna); mientras que los Stones y Nirvana compartieron el segundo escalón con 17 votos. Hubo sólo uno que decidió romper las reglas y elegir a aquel mágico grupo comandado por Lou Reed y que fue la Velvet Underground.
Más claro parecen tener los músicos que pretenden que tengan sus canciones o al menos que no puede faltarle: 42 no dudaron en marcar "bellas melodías"; 14, "distorsión"; 6, "guitarras acústicas" y otros 6, "una buena canción" (vaya paradoja). Otros marcaron con criterio: "sangre", "todo eso y más" o "todo eso y humanos".
Si algo no reconoce en su sangre el rock platense es alguna predilección por sus colegas americanos. Apenas uno se acordó de él en contraposición de otros 30 que marcaron su favoritismo por el "británico". 14 fueron con la vertiente rioplatense y 5 con el denominado rock barrial.
Bastante más complicado resultó elegir una década. En ese contexto 22 bandas y/o solistas no dudaron en marcar los '60; 20 se dejaron seducir por el sonido de los '90; 12 con los '80; 4 con los '70 y apenas 2 marcaron aquella que les toca transitar.
"A brillar mi amor", cantaba Solari & Beilinson al frente de los Redondos y esa es la banda que más marcó a los músicos por estas tierras ya que 31 se adscribieron a la causa ricotera; mientras que Virus y Peligrosos Gorriones compartieron el segundo escalón con 14 votantes cada uno. También hubo menciones (más que merecidas) para Las Canoplas y Mister América.
Por último y buscando salir de lo netamente musical, y por esta conexión con otras ramas artísticas que se mencionó antes, se consultó el escritor favorito de los músicos platenses, y fue el autor de Rayuela el escogido por un campo de diferencia: 34 lo votaron. Borges lo siguió en las preferencias con 11 y el último lugar en el podio se lo llevó el geselino por adopción Guillermo Saccomanno.
Como se dijo exactamente hace seis meses, el rock platense necesita que se discuta en torno a su tan mentada identidad. Desde el Demo aportamos otros elementos para una futura discusión que sería prudente que no se siga postergando.
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-149383-medios-122-Cuestion-de-identidad.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario