miércoles, 5 de enero de 2011

Habla el padre del teatro independiente

"Cuando hay problemas de estética, para salvarnos, aparece la ética". Foto Archivo / Soledad Aznarez

Nuevo trabajo de un gran dramaturgo


Carlos Gorostiza, a los 90 años, estrenará mañana su obra Camino a Capistrano, dirigida por otro decano: Agustín Alezzo

Miércoles 5 de enero de 2011 | Publicado en edición impresa

Carlos Pacheco
LA NACION

Porta unos espléndidos 90 años y se siente tan joven que dice, por lo bajo y riéndose con ganas: "Odio a los jóvenes". Y no por envidia, eso queda muy claro, sino porque le preocupa sobremanera el destino de las nuevas generaciones. Le gustaría, tal vez, que todo lo que ha generado desde su propia juventud, y que ha sido mucho, hoy se conserve como una construcción más férrea. Pero, para Carlos Gorostiza, dramaturgo, director, novelista, ex secretario de Cultura del gobierno de Raúl Alfonsín, el mundo está pasando por un momento muy complejo y, para explicar ese marco de situación utiliza palabras como "peligro", "confusión", "revoluciones traicionadas". Solo parece creer que "el instinto de conservación del hombre" podrá lograr que las sociedades reencuentren el camino necesario para evitar males mayores.

Lúcido intelectual, le gusta estar informado acerca de lo que sucede cotidianamente. Y también le interesa confrontar este presente leyendo libros de historia general que tenía pendientes y alguna que otra joyita que mezcla la filosofía y la psicología, donde encuentra alguna que otra anécdota que moviliza su pensamiento.

Y así comenzó a escribir Camino a Capistrano , en la que ciertas costumbres de las aves -en este caso las golondrinas- lo llevan a reflexionar sobre la inspiración, el arte, las convicciones ideológicas, los afectos ó cómo convivir con una pareja que ya no es tal y reclama cierta responsabilidad sobre los hijos y otra que obliga a poner los pies en la tierra. Un artista plástico ansía pintar el vuelo de las golondrinas. Un artista quiere crear poesía en un mundo conflictivo, no sólo interior sino exterior.

El espectáculo se estrena hoy, en el Multiteatro. Sus protagonistas son Daniel Fanego, Emilia Mazer y María Ibarreta y la dirección es responsabilidad de Agustín Alezzo.

"Uno siempre trabaja a partir de imágenes -cuenta Carlos Gorostiza- . Siempre me impresionó esa migración de las golondrinas. Cuando comienza el frió en Capistrano, California, ellas salen de ahí y vienen al sur y se instalan, fundamentalmente en Goya (Corrientes) y en Caleta Olivia. También algunas recalan en Buenos Aires. Esta imagen me llevó a lograr una síntesis en tres personajes. Uno de ellos, un pintor, que necesita tomar contacto con su destino, que necesita volar".

-En un mundo tan conflictivo como el actual parece natural que un artista no encuentre su destino. Usted opta por leer historia.

-Leyendo historia he confirmado una sospecha que tenía hace tiempo: qué poco sabemos los hombres y qué poco acertamos. Cuantos errores hemos cometido. Por ejemplo, en la guerra del 39. Se equivocó Hitler, Stalin, Churchil. Se equivocaron todos. Se equivocaron fiero y el resto de la sociedad pagó el pato. Y nuestros gobernantes se siguen equivocando. El hombre es casi un error.

-Es poco habitual que no dirija sus propios textos. ¿Qué está pasando?

-Hubo un momento en el que decidí abandonar el atletismo teatral. La última obra que dirigí la sentí en las piernas y ahí me dije: "Ya está". Cuando terminé mis últimos dos textos El aire del río [que se estrenará en el Teatro San Martín] y Vuelo a Capistrano pensé en quién podría dirigirlas. La primera se la pasé a Manuel Iedvabni y esta se la ofrecí a Agustín Alezzo. Los dos tienen un contacto con el teatro independiente. Es un clima, una manera de ser, de actuar, que está de acuerdo conmigo.

-Hace pocas semanas se le reconoció su labor dentro del teatro independiente argentino. ¿Qué opina de esa manifestación escénica en estos tiempos?

-Tengo una teoría muy discutible. Digo que cuando hay problemas de estética, para salvarnos, aparece la ética. Creo que es lo que está pasando en nuestro país y no solo en el teatro, en la música, en la cultura en general. Pasó con el teatro independiente, después con Teatro Abierto. Esta muchedumbre de obras que hay hoy, en lugares inapropiados, a veces, no es teatro independiente. Hay jóvenes que necesitan hacer teatro y lo hacen y está muy bien. Nosotros nacimos a la vida, a la cultura, con el teatro independiente. Barletta, cuando creó el Teatro del Pueblo, usaba una expresión que me resulta muy interesante. El hablaba de "salvar el envilecido arte teatral". Así vimos autores impensados y crecimos notablemente. Además, aquel teatro independiente, tenía una base ideológica. Barletta tenía su base en el comunismo, el grupo Juan B. Justo era socialista, La Máscara venía del teatro proletario. Después apareció el Instituto de Arte Moderno, al que consideramos una expresión del teatro burgués. Hoy esa base ideológica no existe.

-¿Y en esta continuidad, cómo ve a los jóvenes?

-Yo los veo? [el creador se detiene a pensar la exacta palabra que quiere utilizar en la definición] A ver? uno tiene hijos, nietos; lo jóvenes se están acercando a un lugar de peligro y uno quiere detenerlos. ¡Arreglemos esto para que ellos no caigan en el peligro! No los veo conscientes de lo que está pasando. Este mundo en el que estamos viviendo es muy peligroso ¿A dónde puede llegar esto? Yo solo creo en una cosa: en el instinto de conservación del hombre. Eso lo salvará de la muerte general, pero con mucho sufrimiento. Porque estamos yendo a regiones realmente cenagosas.

El autor se detiene aquí en ciertos modelos políticos latinoamericanos. "Hay una condición especial -dice- que tiene nuestro país y que no tienen otros: el peronismo. De pronto está el chavismo en Venezuela; el castrismo en Cuba. Y son totalmente distintos. En general hay una necesidad de replanteo de cosas en todo el mundo. Cómo se entiende el enfrentamiento entre las dos Corea. Si uno no penetra un poco en la economía del mundo, no entiende como puede ser eso".

-Cómo puede resultar difícil entender cierta debilidad del gobierno de Obama, Berlusconi en Italia, Sarkozy en Francia, la situación actual de Grecia o, seguramente que el PP tome el poder de España en las próximas elecciones en ese país.

-Circunstancias bastantes circunstanciales (risas) La tormenta que nos espera es muy fuerte. Pienso que se tiene que hacer un cambio en las economías y en las relaciones de los hombres. Hubo una revolución que fue la francesa que fue traicionada por los hechos. Después vino la revolución soviética que fue inspirada por los mejores principios y fue traicionada en la realidad y la práctica. La pregunta que me hago es: "¿todo eso que se soñó, se secó?" No creo que se haya secado. La sociedad necesita cambios profundos. No es aquello, es otra cosa. Las revoluciones no nacen por que sí. Nacen por mandato, son como un fruto. Las cosas que hoy aparecen nos sorprenden. Creo que, en este momento, la sociedad está en un lugar de incomprensión y desconocimiento de los que nos puede pasar. Ahí parecería estar involucionando el instinto de conservación del hombre. En cierto momento, él dirá: hay que cambiar.


Alezzo: la obra trata un mundo bien argentino

Como Carlos Gorostiza, Agustín Alezzo también nació en el teatro independiente y desde entonces ha construido un sin número de mundos escénicos ricos, sensibles. Confiesa hoy que no es un director de grandes espectáculos. "Me encanta verlos y gozo mucho como espectador frente a ellos, pero siento que no me van." Lo dice con mucha franqueza y de inmediato uno recuerda dos de sus últimas, intensas y exitosas producciones: Yo soy mi propia mujer , interpretada por Julio Chávez, y Rose , con la actuación de Beatriz Spelzini.

Cuando leyó Camino a Capistrano se sintió muy conmovido por el texto de Gorostiza. "Me atrajo mucho el mundo que proponía -explica-. Me interesan muchos las estructuras de Gorostiza y el lenguaje que utiliza. Tiene un gran oído para escuchar nuestro habla cotidiano. De inmediato notás que sus obras son argentinas. No dicen cosas de la literatura, dice cosas nuestras, usa nuestro lenguaje y de forma muy depurada. Por otro lado, sabe crear situaciones, tiene conciencia de los tiempos. Por algo es director también."

Respecto de dos de los protagonistas de la pieza, Pablo (Daniel Fanego) y Emilia (Emilia Mazer) destaca un elemento interesante. En verdad, "él lleva la línea de la acción pero es ella que, con su sentido más terrenal, modifica el punto de vista del espectador. En realidad, la protagonista ideológica es ella", comenta Alezzo y este también es un tema que mucho ha analizado con el propio autor.

Desde un lugar sensible, el director dice sentir "más empatía con Pablo". "Me siento -afirma- más cerca del personaje de él". En definitiva, el de Gorostiza es un campo que uno ha transitado muchas veces. Ya lo conoce. Pero siempre encuentra una nueva revelación.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1338800

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