Paula Almerares, Nidia Palacios (Foto de Daniel Forneri ©Teatro Argentino)TEATRO ARGENTINO
Por MARIO F. VIVINO
Giulio Cesare in Egitto. Música de Georg Friedrich Haendel. Libreto de Nicola Haym. Principales intérpretes: Nadia Palacios (Giulio), Paula Almerares (Cleopatra), Flavio Oliver (Ptolomeo), Cecilia Díaz (Cornelia), Adriana Mastrángelo (Sexto), Sebastián Sorarrain (Aquilas) y Damián Ramírez (Nireno). Orquesta y Coro Teatro Argentino. Dirección musical: Facundo Agudín. Dirección escénica: Gustavo Tambascio. 25 y 29 de julio y 1º de agosto de 2010
En el marco de una fastuosa producción escénica en la que el perfil barroco toma debida y magnificente dimensión, el Teatro Argentino estrenó la monumental obra de Haendel cuya estructura se apoyó en la sugerente puesta de Daniel Blanco, en la regie sencillamente soberbia de Gustavo Tambascio y el adecuado y "extravagante" vestuario de Jesús Ruiz. (En trazos gruesos, la acción dramática atiende el proceso histórico: César llega a Egipto para terminar con los amores de Pompeyo y Cleopatra. Ptolomeo se le adelanta, mata a Pompeyo y envía su cabeza a Cesar que queda horrorizado. Mientras, Cornelia y Sexto -esposa e hijo de Pompeyo- traman y logran vengarse. César termina subyugado por Cleopatra).
A través de una sobresaliente creatividad, la nota sin duda más destacable, el director escénico alcanza un mayúsculo grado de excelencia. Bajo ese prisma pueden entenderse diversas demostraciones e interpretaciones, tales como la aparición de monumentos funerarios del cementerio de la Recoleta, la presencia de granaderos y matones años 1950, la violación en escena de Sexto, por parte de Ptolomeo, la trasfiguración de Julio César y Cleopatra en diferentes versiones de Eva Perón, el bacanal en el que Ptolomeo proyecta su venganza contra los romanos y similares.
Paula Almerares (Foto de Daniel Forneri ©Teatro Argentino)
La reducida y adaptada orquesta dirigida por Facundo Agudín, se ajustó perfectamente a la composición y las limitadas intervenciones del coro -a quien se ubicó en el foso orquestal- fueron correctas. La coreografía de Yolanda Granado mostró a un excelente grupo de bailarines de la Escuela del teatro que supieron adaptarse a las exigencias de la obra.
Notable actuación vocal y escénica de los intérpretes. La argentina Nidia Palacios de amplia y fructífera carrera en el exterior en diversos roles de su cuerda, fue un enérgico Julio César, logrando una perfecta comunión en sus dúos con Cleopatra y manejando con vigor y precisión la coloratura típica del barroco. Paula Almerares hizo de Cleopatra un papel a su medida. Su gran aria final "Piangeró la sorte mía", fue de una belleza y expresividad cautivante. Cecilia Díaz representó a la sufriente Cornelia con temperamento y convicción y Adriana Mastrángelo compuso un impecable Sexto. Histriónico y seguro el Ptolomeo de Flavio Oliver, también debutante en La Plata, con brillante trayectoria previa en otros teatros del mundo. Correctos Sebastián Sorarrain y Damián Ramírez.
Por MARIO F. VIVINO
Giulio Cesare in Egitto. Música de Georg Friedrich Haendel. Libreto de Nicola Haym. Principales intérpretes: Nadia Palacios (Giulio), Paula Almerares (Cleopatra), Flavio Oliver (Ptolomeo), Cecilia Díaz (Cornelia), Adriana Mastrángelo (Sexto), Sebastián Sorarrain (Aquilas) y Damián Ramírez (Nireno). Orquesta y Coro Teatro Argentino. Dirección musical: Facundo Agudín. Dirección escénica: Gustavo Tambascio. 25 y 29 de julio y 1º de agosto de 2010
En el marco de una fastuosa producción escénica en la que el perfil barroco toma debida y magnificente dimensión, el Teatro Argentino estrenó la monumental obra de Haendel cuya estructura se apoyó en la sugerente puesta de Daniel Blanco, en la regie sencillamente soberbia de Gustavo Tambascio y el adecuado y "extravagante" vestuario de Jesús Ruiz. (En trazos gruesos, la acción dramática atiende el proceso histórico: César llega a Egipto para terminar con los amores de Pompeyo y Cleopatra. Ptolomeo se le adelanta, mata a Pompeyo y envía su cabeza a Cesar que queda horrorizado. Mientras, Cornelia y Sexto -esposa e hijo de Pompeyo- traman y logran vengarse. César termina subyugado por Cleopatra).
A través de una sobresaliente creatividad, la nota sin duda más destacable, el director escénico alcanza un mayúsculo grado de excelencia. Bajo ese prisma pueden entenderse diversas demostraciones e interpretaciones, tales como la aparición de monumentos funerarios del cementerio de la Recoleta, la presencia de granaderos y matones años 1950, la violación en escena de Sexto, por parte de Ptolomeo, la trasfiguración de Julio César y Cleopatra en diferentes versiones de Eva Perón, el bacanal en el que Ptolomeo proyecta su venganza contra los romanos y similares.
Paula Almerares (Foto de Daniel Forneri ©Teatro Argentino)La reducida y adaptada orquesta dirigida por Facundo Agudín, se ajustó perfectamente a la composición y las limitadas intervenciones del coro -a quien se ubicó en el foso orquestal- fueron correctas. La coreografía de Yolanda Granado mostró a un excelente grupo de bailarines de la Escuela del teatro que supieron adaptarse a las exigencias de la obra.
Notable actuación vocal y escénica de los intérpretes. La argentina Nidia Palacios de amplia y fructífera carrera en el exterior en diversos roles de su cuerda, fue un enérgico Julio César, logrando una perfecta comunión en sus dúos con Cleopatra y manejando con vigor y precisión la coloratura típica del barroco. Paula Almerares hizo de Cleopatra un papel a su medida. Su gran aria final "Piangeró la sorte mía", fue de una belleza y expresividad cautivante. Cecilia Díaz representó a la sufriente Cornelia con temperamento y convicción y Adriana Mastrángelo compuso un impecable Sexto. Histriónico y seguro el Ptolomeo de Flavio Oliver, también debutante en La Plata, con brillante trayectoria previa en otros teatros del mundo. Correctos Sebastián Sorarrain y Damián Ramírez.
Como espectáculo integral la obra alcanza niveles superlativos, y es indudable la seducción que ejerce sobre el espectador, aunque cabe preguntarse si el esfuerzo de todo orden que significó su presentación, el estilo de "avanzada" propuesto y la relación con el número de funciones, constituyen un aporte de similar magnitud a la cultura en sus diferentes expresiones o queda un tanto limitado a sectores "modernistas", a través de situaciones ex profeso estrafalarias, que sólo los entendidos logran conciliar con la obra escenificada.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20100805/espectaculos15.htm
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