REVISTA INSTITUCIONAL DE SAGAI.
Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes.
Nº 2. Agosto DE 2010
escribe BEATRIZ SEIBEL
fotos archivo audiovisual de la Asociación Argentina de Actores
ANTES
En el territorio que hoy llamamos República Argentina, los pueblos originarios desarrollan en sus rituales una rica teatralidad. Movimiento, voz, música, son los tres elementos básicos unidos en el drama o en lo cómico, además de pintura corporal, máscaras, trajes, objetos, muñecos, iluminación con la luz del sol o con fogatas, en un espacio consagrado. En todas las culturas, las teatralidades posteriores derivan de los primeros rituales.
En América esa línea se corta. El teatro occidental llega con los conquistadores europeos, pero se mezcla con las teatralidades existentes. Por ejemplo, en las misiones jesuíticas los cantos y danzas indígenas, los arcos de flores y los paisajes con plantas y animales, se usan para las representaciones evangelizadoras. En las ciudades en el siglo XVIII hay funciones teatrales en colegios y universidades y se representan obras en las fiestas para celebrar fechas religiosas, sucesos del lugar, acontecimientos de la familia real española.
¿Quiénes serían los actores? Los conjuntos de aficionados ya existen y también aparecen los “cómicos de la legua”, compañías que recorren los caminos. Mientras no hay salas, las funciones se hacen en diferentes espacios. En un tablado frente a la iglesia en Catamarca en 1733, en la fiesta en honor a la Virgen se presentan una comedia y un sainete local. En el sainete, el actor aficionado Juan del Castillo se burla del teniente gobernador y va a parar al cepo.
En Buenos Aires, hay grandes desfiles de teatro callejero y una primera sala en 1757 que no perdura. Y otra sala en 1783, el Teatro de la Ranchería, incendiada en 1792, donde el autor local Manuel de Lavardén estrena su tragedia Siripo. Allí existe una compañía de actores profesionales criollos y españoles, y en la orquesta del teatro hay “esclavos músicos”, negros o mulatos. También hay otras teatralidades como los “candombes”, danzas rituales de los negros, y para los carnavales, el espectáculo callejero tiene distintas características según las regiones. En el Río de la Plata, las comparsas unen la presencia española, criolla y africana; en el norte, los rituales aborígenes son llamados “carnavales” cuando coinciden las fechas de la celebración. Tenemos ya todos los elementos: el mestizaje, algún actor preso, la sala incendiada, el autor local, el públicoy la historia sigue en el ancho territorio nacional.
EL TEATRO DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO
Después del 25 de mayo de 1810, en Buenos Aires, la sala del Teatro Coliseo se reabre en noviembre y a partir de allí una compañía de actores trabaja en forma continuada, con autores locales y europeos. Desde 1813, las “fiestas mayas” celebran el 25 de mayo con teatralidades en plazas y calles, en el Coliseo y en el Cabildo. En provincias, también se representan tragedias o comedias por aficionados, en tablados o teatros improvisados. Los grandes actores de esta época son Trinidad Guevara y Luis Ambrosio Morante. Trinidad continúa trabajando hasta 1849 en Buenos Aires, cuando parte hacia Córdoba y Chile; vuelve en 1856, recibe un beneficio y se retira; muere a los 75 años en 1873. Morante ocupa varios roles: es actor, autor, director, traductor; en 1827 se va a trabajar a Chile, donde muere a los 54 años en 1835. Entre sus obras, se destaca el drama Tupac Amaru estrenado en 1821, donde también actúa y dirige.
Después de 1830, el gran actor romántico es Juan Casacuberta, consagrado en 1831 en Buenos Aires, que trabaja en Córdoba en 1840, se une al ejército unitario y en 1841 se refugia en Chile, donde muere en 1849, a los 50 años. En esta época, las pasiones políticas repercuten en el teatro, como en otros países de Latinoamérica; es un período de turbulencias, luchas civiles, invasiones extranjeras. Después de 1852, los actores locales se dispersan y algunos trabajan en provincias. En 1853, cuando se autoriza la entrada de inmigrantes, también llegan las compañías de teatro españolas, italianas y francesas.
JUAN MOREIRA: EL CIRCOTEATRO
El naturalismo de moda en Europa es practicado por actores circenses como los Podestá, que reproducen la vida cotidiana en escena por su entrenamiento en técnicas de acción teatral y acrobacia. Juan Moreira, la pantomima estrenada en el circo en 1884 que José Podestá escribe como drama criollo en 1886, tiene tanto éxito en Buenos Aires a partir de 1890, que lleva al florecimiento del teatro en el siglo XX. Porque los Podestá y otras compañías circenses presentan el circo criollo, espectáculo en dos partes: la primera de pruebas y la segunda con una obra de teatro, que llevan en gira por el país. Entonces se forman las compañías de actores criollos, que tienen gran suceso y convocan autores locales, cuando en la cartelera sólo hay compañías europeas.
SIGLO XX: LA ÉPOCA DE ORO
Los Podestá se cansan de las largas giras en las carpas y deciden hacer sólo la obra de teatro en salas. Se presentan en la calle Corrientes, donde José Podestá permanece casi 8 años en el Teatro Apolo (1901 - 1908), iniciando así la multiplicación de las compañías nacionales. Parravicini, Pablo Podestá, Muiño, Alippi, Angelina Pagano, Orfilia Rico, Olinda Bozán, son algunos de los actores más notables. Los autores aportan sus obras y se estrenan Sánchez, Laferrère y tantos otros, que hoy son nuestros clásicos. Continúan los grupos de aficionados y de las colectividades y el teatro político de anarquistas, socialistas, obreros católicos. En provincias, los circos criollos siguen de gira con teatro hasta la década de 1960, cuando comienzan a declinar.
Para 1927 hay 20 compañías nacionales y 4 europeas. Es el auge de los elencos y autores locales en todos los géneros: sainete, comedia, drama, revista, y comedia musical -desde 1926. Las giras al exterior de las compañías argentinas comienzan a partir de 1920 y Camila Quiroga es la primera que sale a España y Francia; después Camila y otros artistas actúan en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Se fundan las instituciones: en 1910, la Sociedad Argentina de Autores Dramáticos y Líricos -hoy Argentores-; en 1918 la de Autores y Compositores de Música -hoy Sadaic- y la de Empresarios Teatrales; en 1919 la Sociedad Argentina de Actores.
1930: CRISIS Y CAMBIOS
Después de la crisis económica y el golpe militar de 1930, el teatro debe adaptarse a los cambios y competir con nuevas tecnologías como el cine y la radio. Sin embargo, aunque las salas de cine pasan de 50 en 1930 a 160 en 1955, los teatros se mantienen, pasando de 20 compañías en 1927 a 24 en 1955, y se anuncian, además, 10 teatros independientes, los que se desarrollan a partir de 1930. El espectáculo sufre cambios: la función por secciones y los sainetes que se imponen hasta los ’30, se reducen hasta casi desaparecer después de 1940. Se presentan obras en tres actos para competir mejor con el cine.
Pero los artistas circulan por los medios y trabajan en teatro, cine y radio. Muchas obras teatrales tienen versiones fílmicas. En la radio, el teatro se extiende; se transmiten obras desde las salas y lascompañías de radioteatro se presentan en teatros de la capital y provincias, con gran producción entre 1930 y 1967.
La presencia de los exiliados se percibe: el avance del nazismo, la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial traen muchos artistas españoles, franceses y de otros países europeos, que aportan su talento al teatro argentino.
Se desarrollan las instituciones oficiales: en 1924 se funda el Conservatorio Nacional de Música y Declamación; en 1936 la Comedia Nacional en el Teatro Cervantes; en 1944 el Teatro Municipal de Buenos Aires, que desde 1961 funciona en su nuevo edificio. Desde mediados de 1940 crece la temporada de verano en Mar del Plata con los elencos de Buenos Aires.
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
Desde el inicio de la televisión en 1951, se hacen ciclos de teatro en la TV y se transmiten obras desde las salas, pero la competencia le resta público al teatro, como después lo hará otra nueva tecnología, los videos, que también le quitan espectadores al cine. Aunque los artistas ahora hacen teatro, radio, cine y televisión.
A partir de 1950, los teatros independientes extienden sus escuelas de actuación, donde se forman importantes intérpretes. En los ’60, prácticamente desaparecen los grupos estables y los fines educativos y militantes; las salas y directores trabajan con grupos variables, ya que los actores de teatro independiente circulan sin prejuicios por el teatro profesional y el oficial, el cine y la TV. Algunos actores son también directores y autores, y las novedades europeas y norteamericanas inciden en las técnicas de actuación y dirección. Se suman otras salas estatales: el Teatro Presidente Alvear, el Teatro de la Ribera, el Sarmiento y el Regio. En 1965 se crea la Escuela Municipal de Arte Dramático.
Durante la dictadura militar de 1976, muchos artistas argentinos deben emigrar a Latinoamérica y Europa, donde continúan trabajando. Y en Buenos Aires se produce Teatro Abierto, un remarcable movimiento de resistencia con notable repercusión.
Mientras diversas instituciones privadas otorgan premios, crecen los apoyos estatales. Además de los premios nacionales y municipales, el cine recibe ayudas desde la creación del Instituto Nacional de Cinematografía en 1957; y el teatro recibe subsidios desde 1958 del Fondo Nacional de las Artes, desde 1997 del Instituto Nacional del Teatro y desde 1999 de Proteatro. Esto ha producido, entre otros factores, un gran desarrollo de los espectáculos teatrales en pequeñas salas, donde surgen nuevos actores, directores y autores que logran prestigio en el país y en el exterior. Muchos son contratados, becados o subsidiados en países europeos o en Estados Unidos, donde sus producciones son muy apreciadas.
En el campo profesional, las compañías de teatro en general no viajan al exterior, pero algunos artistas trabajan con éxito en Latinoamérica y Europa. En cambio, las producciones argentinas de televisión y de cine son exhibidas y vendidas con suceso en el exterior; los actores son reconocidos y actúan en muchos países.
SIGLO XXI
Se ha acelerado la aparición de nuevas tecnologías y los artistas hacen ficción para Internet o para teléfonos celulares, además de cine, televisión y teatro. Hoy, en la temporada teatral de Buenos Aires hay unas 20 compañías profesionales en salas grandes, oficiales y privadas, y más de 120 pequeñas salas donde se presentan cerca de 400 espectáculos por semana para adultos y niños, en todos los géneros; los grupos actúan con frecuencia una vez por semana. Además, hay llamadas de candombe en San Telmo, circo, varieté y teatro callejero.
Mientras los antiguos rituales laten en el mundo subterráneo de la escena, los actores siguen recorriendo el largo camino de la comunicación en el teatro, encuentro vivo o intermediados por las tecnologías que los acercan a impensados confines. Siempre el antiguo arte de fingir para crear nuevos mundos más reales que la realidad.
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