24/6/2000
Luisa es una frustrada que espera al hombre de su vida; la mujer sola es el ama de casa prototípica y María, la sirvienta. Las tres son diferentes, a cada una de ellas las preocupan y las ocupan temas diferentes. Pero son la misma mujer a la hora de cargar con esa condición, con las pautas y normas que dicta el mandato impuesto por la sociedad y por la madre y las tres, o la única, se sienten encerradas.
Cerrojos es el espectáculo protagonizado por María Inés Portillo y dirigido por Hebel Sacomani que justamente aborda la lucha cotidiana que la mujer sigue entablando por la recuperación de su dignidad. "Está sintetizada con lucidez e ironía a lo largo de esta galería de tipos: el ama de casa, la sirvienta, la hija obediente. El arma de la risa, mediante situaciones grotescas, descubre y golpea en los puntos más frágiles, y la ironía rescata, mediante la comprensión, la necesidad de una visión crítica y solidaria", adelantaron actriz y directora, que hoy a las 21 concretarán la cuarta función de "Cerrojos" en el Espacio teatral Del Juglar, en la calle 59 entre 12 y 13.
Sobre la base de tres monólogos, "Luisa", de Daniel Veronese, "La mujer sola", de Franca Rame y Darío Fo y "El nombre", de Griselda Gambaro, el grupo que conforman además Ana María Sciommarella en asistencia de dirección y Analía Seghezza en escenografía y vestuario, destacaron asimismo que "son personajes a los que uno mira con mucha ternura y que la actriz interpreta con mucha piedad. Y si bien la perspectiva es femenina, no es una obra feminista por cuanto traza una crítica a los patrones culturales, a la sociedad y plantea una búsqueda de la identidad de la mujer en estos tiempos".
Con tres o cuatro objetos y elementos transformables, Seghezza concibió la escenografía de la obra, tratando de crear un ambiente despojado, por un lado, y que de de la sensación de encierro, por otro. Del mismo modo, el vestuario de la actriz -que se cambia en escena- es simple, a tono con los colores de la magra escenografía. Canciones infantiles de otras épocas sirven para cambiar de un monólogo a otro, y fueron a propósito seleccionadas por su directora quien recordándolas y prestándole atención especialmente descubrió que en ellas también había mandatos y exigencias para las niñas de ayer, mujeres de hoy.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20000624/espectaculos2.html
Luisa es una frustrada que espera al hombre de su vida; la mujer sola es el ama de casa prototípica y María, la sirvienta. Las tres son diferentes, a cada una de ellas las preocupan y las ocupan temas diferentes. Pero son la misma mujer a la hora de cargar con esa condición, con las pautas y normas que dicta el mandato impuesto por la sociedad y por la madre y las tres, o la única, se sienten encerradas.
Cerrojos es el espectáculo protagonizado por María Inés Portillo y dirigido por Hebel Sacomani que justamente aborda la lucha cotidiana que la mujer sigue entablando por la recuperación de su dignidad. "Está sintetizada con lucidez e ironía a lo largo de esta galería de tipos: el ama de casa, la sirvienta, la hija obediente. El arma de la risa, mediante situaciones grotescas, descubre y golpea en los puntos más frágiles, y la ironía rescata, mediante la comprensión, la necesidad de una visión crítica y solidaria", adelantaron actriz y directora, que hoy a las 21 concretarán la cuarta función de "Cerrojos" en el Espacio teatral Del Juglar, en la calle 59 entre 12 y 13.
Sobre la base de tres monólogos, "Luisa", de Daniel Veronese, "La mujer sola", de Franca Rame y Darío Fo y "El nombre", de Griselda Gambaro, el grupo que conforman además Ana María Sciommarella en asistencia de dirección y Analía Seghezza en escenografía y vestuario, destacaron asimismo que "son personajes a los que uno mira con mucha ternura y que la actriz interpreta con mucha piedad. Y si bien la perspectiva es femenina, no es una obra feminista por cuanto traza una crítica a los patrones culturales, a la sociedad y plantea una búsqueda de la identidad de la mujer en estos tiempos".
Con tres o cuatro objetos y elementos transformables, Seghezza concibió la escenografía de la obra, tratando de crear un ambiente despojado, por un lado, y que de de la sensación de encierro, por otro. Del mismo modo, el vestuario de la actriz -que se cambia en escena- es simple, a tono con los colores de la magra escenografía. Canciones infantiles de otras épocas sirven para cambiar de un monólogo a otro, y fueron a propósito seleccionadas por su directora quien recordándolas y prestándole atención especialmente descubrió que en ellas también había mandatos y exigencias para las niñas de ayer, mujeres de hoy.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20000624/espectaculos2.html
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