18.03.2012 | diálogo con la directora beatriz catani
El próximo domingo vuelve a escena, en La Plata, Si es amor de verdad, me dirás cuánto entonces, imperdible versión de Antonio y Cleopatra de William Shakespeare, resultado de una valiosa experimentación.
Por:Tiempo Argentino
En el Teatro Princesa (Diagonal 74 Nº 817, entre 3 y 4), La Plata, se repondrá el próximo fin de semana una de las versiones más singulares que se han hecho en la Argentina del teatro de Shakespeare. Se trata de Si es amor de verdad, me dirás cuánto entonces, original puesta en escena de Antonio y Cleopatra, dirigida por Beatriz Catani, en codirección con Quico García. Se estrenó el año pasado en el ciclo Proyecto Clásico del Centro Cultural Rojas de la UBA, y ahora se presenta en la ciudad de las diagonales para una nueva temporada, con el mismo elenco: María Amelia Pena, Julieta Ranno, Germán Rétola, Paula Salomón, Juan Manuel Unzaga.
Beatriz Catani es uno de los referentes más valiosos y originales del teatro argentino en las últimas décadas. Multipremiada como dramaturga y directora, traducida a varios idiomas, Catani estrenó espectáculos fundamentales en la historia del nuevo teatro argentino: Insomnio, Cuerpos abanderados, Ojos de ciervo rumanos, Los 8 de julio, Los muertos, Todo crinado. Montó además espectáculos en España y Bélgica. Su centro de trabajo es La Plata, donde es profesora en la Universidad Nacional. Si es amor de verdad... es una experiencia imperdible, para la que Catani convocó a Quico García, creador teatral y cineasta (Severino Di Giovanni, Los Velázquez, El astillero). Resulta revelador acceder a algunas claves de la obra desde la mirada de la directora.
–¿Por qué Antonio y Cleopatra?
–La invitación del Proyecto Clásico del Rojas a una reescritura contemporánea de un texto de Shakespeare, abrió, para mí, una doble posibilidad. Por un lado, invitar a trabajar a Quico García, con quien teníamos hace un tiempo este deseo, y pensamos ideal intentarlo por fuera de un texto propio, suyo o mío. Por otro, partir de un texto ajeno, algo no habitual en mi trabajo, y más aun si ese texto es un clásico, y un texto no muy frecuentado de Shakespeare. De todos modos no fue mi elección Antonio y Cleopatra. Hace tiempo daba vueltas en mí la idea de trabajar con Shakespeare. En mi obra Insomnio, un capítulo refiere al Tito Andrónico, por lo que me parecía de algún modo, una obra más cercana, más transitada por mí; o tal vez pensaba en El Rey Lear o en La Tempestad, no sé si hubiese elegido Antonio y Cleopatra, pero a partir de la invitación, releímos con Quico la obra.
–¿Qué terminó de convencerte?
–Ya en el inicio, la primera frase, arrasó toda resistencia: “Ah, pero esa chochez del general rebasa la medida…” Una frase maravillosa, cada palabra parece producto de una elección minuciosa, y sea así o una pura espontaneidad, es seguro de una eficacia absoluta. Genera una multiplicidad de imágenes y sentidos en la brevedad casi instantánea, casi inmediata de su formulación: el hombre, el río Nilo, la anticipación del derrumbe de un coloso, de un personaje gigantesco como es Marco Antonio, referente, además, de un mundo, de una organización heroica del mundo, que también se derrumba. La legitimidad, desde el inicio, de ese lenguaje de burla, de sarcasmo hacia uno de los personajes principales de la obra. No hubo que pensar mucho más.
–¿Cuáles fueron los lineamientos de la reescritura?
–Entre los acuerdos de trabajo que tenemos con Quico es central el interés por la experimentación. Plantearnos un modo de trabajo para cada material y no universalizar los procedimientos. Experimentación no es lo mismo que improvisación, sino partir de ideas que en su expansión, en el desarrollo de los ensayos, vayan encontrando su forma, la forma justa. Esta es resultado de una derivación, no aparece por improvisación sino por expansión, por devenires, de un trabajo que siempre está puesto en la búsqueda de esa forma. Lo primero entonces que apareció fueron preguntas en relación al material: qué significan para cada uno, cuál es el interés que tienen, qué vínculos subjetivos y lo más concretos posibles se puedan hallar, hasta que empiezan a articularse algunas ideas. En ese sentido, de Shakespeare nos fascinaba, en primer lugar su funcionamiento como una máquina textual. Es en la sonoridad de sus textos, en particular en su propia lengua, su ritmo, su fluencia, la singularidad vital de toda su organización textual, lo que va construyendo la exuberancia de sus mundos y lo que produce, para nosotros, un verdadero efecto hipnótico.
–¿Cómo se tradujo esa fascinación?
–En el trabajo sobre el decir, la forma de la palabra, la búsqueda en nuestro idioma de sonoridades de la lengua inglesa, las distorsiones de las voces al modo de la ópera contemporánea. Y, siguiendo la indagación subjetiva de la que hablaba, Shakespeare está ligado a nosotros por su lectura y por las innumerables puestas que se han hecho y hacen de sus obras. Como un continuo, por eso decíamos que Shakespeare siempre se está haciendo, es sólo cuestión de escucharlo. Todo esto, yuxtapuesto a nuestra idea de que el cuerpo trágico no es un cuerpo contemporáneo, que hay una imposibilidad de pensar o abordar un cuerpo trágico desde la actuación contemporánea. Nos llevó a pensar en dos direcciones: por un lado, el diseño de un dispositivo espacio-sonoro, que de alguna manera territorializara la tragedia; por otro, la experimentación con fragmentos de otras puestas en lengua inglesa. Es decir, la construcción, en la fragmentación, de un mecanismo por el cual, los actores, con hegemonía de las voces, entran y salen de la obra de Shakespeare. La tragedia entonces no sucede en los cuerpos sino en la lengua.
–En la puesta hay diferentes planos o zonas, ¿podrías caracterizar brevemente cada uno?
–Nuestra idea primera fue crear un dispositivo espacial. Tempranamente sabíamos que queríamos trabajar con cinco espacios, a la manera de los característicos cinco actos de las obras de Shakespeare. Y que en el montaje de los mismos se articulara la obra. Esas zonas son: una zona de lectura, con especial interés en conservar lecturas en su idioma original, y plantear algo de la problemática, en sí inmensa, de las traducciones; una zona de actuación, interferida por audios de otras puestas; una zona de militancia, en función de presentar discursos políticos actuales por medio de proyecciones; una zona de no actuación o de mujeres reales, con la intención de que irrumpa lo real a partir de cuerpos y voces, proyectados en este caso también, de mujeres de barrios de la periferia de nuestra ciudad, que han memorizado textos seleccionados a propósito; y una zona de poesía, un pequeño texto nuestro, de tono íntimo y personal, dicho a dos voces por dos actrices, con un lenguaje y un cuerpo sin estridencias, más bien próximo a un cuerpo arado por la tragedia, sin esperanza ya.
Fuente: http://tiempo.infonews.com/2012/03/18/suplemento-cultura-70577-versos-de-shakespeare-una-maquina-hipnotica.php
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