Espectáculos / ZONA DE IDEAS/ TEATRO. Al cumplirse 36 años del golpe militar, algunos recuerdos del movimiento que marcó al género y plasmó su huella hasta estos tiempos.
23.03.2012 | 20.34
Por Lucía Zapata
Una de las imágenes relacionadas con Teatro abierto: en el Teatro El Picadero comenzó la movida y el lugar terminó destrozado
Con la misma fuerza de ayer, pero hoy. Con la intención de siempre decir, nunca callar. Con su impronta característica, el teatro vuelve a encabezar una movida en una fecha que marcó al país para siempre. Las distintas ramas del arte supieron crear y mostrar (cuando les fue posible) lo que estaba ocurriendo en la época de dictadura. Al conmemorarse un aniversario más del golpe de Estado del ’76, nuevas ideas surgen pero –y aunque parezca contradictorio- con el fin de conservar esos hechos en nuestra memoria.
Mientras se desarrolla el segundo Festival Provincial de Teatro Independiente en San Pedro (que comenzó el 22 de este mes y se extenderá hasta el 25 y cuya organización corresponde al Consejo Provincial de Teatro Independiente que dirige Lito Cruz), se realizó una convocatoria a todos los artistas para continuar en la lucha por “la Memoria, la Verdad y la Justicia” y para decir “nunca más”. Esta es otra iniciativa que permite vislumbrar la permanente labor que tuvo y tiene el teatro frente a causas que requieren compromiso.
“Lo importante es que tenemos que tener memoria. Por eso hay que seguir el camino que han hecho las Abuelas y las Madres y estar de acuerdo en que no hay ni olvido ni perdón”, fueron las palabras del actor y director Lito Cruz, que cuenta como vive la gente del teatro en la actualidad esta fecha y recuerda qué sucedía por aquellos años. “Desde hace varios años hacemos la vigilia radial y teatral. El viernes 23 desde las 22 y hasta las 2 (por Radio Provincia AM1270 y Radio Nacional AM870) hablaremos con las madres, abuelas, hijos y nietos de desaparecidos, con el juez Garzón, con Pérez Esquivel, Sean Penn, Patricia Arquette, toda gente a favor de los derechos humanos. Y el 24 es el Contragolpe teatral, donde nos ponemos de pie en la calle y decimos Nunca más. Todo el mundo se suma, un país entero haciendo y viendo espectáculos escuchando discursos, hay de todo para decir Nunca más a la dictadura, nunca más al horror de esos asesinos y viva la democracia”.
Imposible no acordarse de Teatro abierto, donde “explotó” todo aquello que según revivió Lito Cruz se había estado gestando “en los subtes, en los undergrounds, en los sótanos, en donde se preparaba la democracia, que era una clandestinidad diferente a la de las armas, en las cuales no creíamos”. Con teatro abierto (la movida que a principios de los ’80 encabezó Osvaldo Dragún y reunió a cientos de artistas) el público “se volcó a la cale y al teatro” enfrentando a aquellos que estaban “perdidos en su propio estupidez”. Para este director no hay que recordar una obra en especial, pues “hay que hablar de un movimiento más poderoso que las individualidades” y relacionó esa época con nuestro tiempo actual explicando que “lo importante es decir y comunicar, que con todo esto se pueda despertar a la gente”.
Aquí y también allá. Cada 24 de marzo, las generaciones que no han vivido en la época de la dictadura se enfrentan a los relatos de lo que aconteció. No es lo mismo, no lo será, pero el hecho de saber y recordarlo año a año contribuirá a nunca olvidarlo. El director platense César Palumbo fue otro de los artistas vinculados al teatro que aportó con sus testimonios.
“Puedo contar una experiencia personal. Yo trabajaba en el Colegio de Arquitectos y dirigía un grupo de adolescentes. En el ’78 preparamos una versión de El principito, de Saint-Exupéry, yo hice la adaptación del cuento pasándolo a una acción dramática. Fui al diario a llevar la gacetilla y me dijo que no se podía publicar porque El principito está prohibido, empecé a averiguar y estaba entre los libros no recomendados, y me causó una conmoción hablar con los padres y decirles que la obra que iba a hacer con sus hijos está prohibida. La hicimos igual y vinieron los familiares y se fueron contentos, puedo contar este caso especial y personal”.
Pero también ocurrían cosas a nivel nacional, y Palumbo se remitió a la mencionada reacción de la comunidad teatral que arrancó recién iniciada la década del ’80: “Recuerdo a ese grupo de autores, con Osvaldo Dragún más al frente, que convocó a otros autores, que a su vez convocaron a directores y se armó esa movida. Había 5 o 6 espectáculos por día. Durante todo el período se hacía teatro como en catacumbas, donde tenía acceso la llamada colectividad cultural de esos lugares. Pero en el caso de Teatro Abierto fue distinto, tuvo repercusión muy importante. Cuando ellos vieron que había cuadras de gente esperando para ver las funciones, ya eso no les gustó ¿y qué hicieron? Pusieron una bomba en el teatro El Picadero, y eso les salió al revés, porque a partir de ese suceso se ofrecieron salas de la calle Corrientes y otros lugares, ya no lugares pequeños sino lugares grandes y el movimiento tuvo una repercusión mayor”.
Aquí en la ciudad “seguimos trabajando todos pero pensando mucho más hacia dónde iba una propuesta y quiénes la iban a ver. Fue una época muy dura y difícil y en alguna medida creo que día a día la estamos superando”, reconoció el director, quien, también desde el Festival de San Pedro, asegura que las épocas han cambiado y de hecho el evento que se está celebrando se está haciendo “con fondos de la provincia y está saliendo brillantemente bien, como el contragolpe”.
Más voces de seguro hubo, hay y habrá para contar como se expresó y reaccionó el teatro en esta época. Aquí, los recuerdos del ayer y del hoy de dos referentes del género que se sumaron a la propuesta de seguir contando para seguir recordando y nunca olvidar.
Fuente: http://diagonales.infonews.com/Content.aspx?Id=176722
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