domingo, 17 de octubre de 2010

“Todos tenemos grandes ideas y prácticas chatas”

Entrevista a Raúl Serrano

Publicado el 16 de Octubre de 2010

Por Mercedes Méndez

El director teatral, quien encabeza hasta fin de mes la muestra 150 años con Antón Chéjov, dedicada al genial dramaturgo, celebra que aún existan propuestas gratuitas de este tipo. Talleres, obras y exhibiciones temáticas.

Todo en el Teatro del Artefacto está ambientado para pensar en Antón Chéjov. Las obras teatrales, el ciclo de cine, las clases abiertas, las comidas típicas que se sirven a seis pesos y las charlas que se organizan en este espacio cultural, ubicado en Sarandí 760, remiten a las ideas del autor ruso. Hasta el mismo Raúl Serrano –director, maestro e intelectual del teatro– camina por los pasillos de la sala hablando del sistema neoliberal, de la incapacidad que tienen los individuos para organizarse de manera colectiva y de la alienación. Sucede que, con la intención de recordar los 150 años del nacimiento de Chéjov, se organizó un ciclo de homenaje al dramaturgo con entradas gratuitas, para que nadie se quede afuera.

“Vengo de la tradición del teatro independiente argentino y siempre pretendí atender a las grandes masas, a los sectores populares y satisfacer sus necesidades de expresión”, cuenta Serrano y, por eso, hace hincapié en el objetivo de este ciclo, que es difundir y hacer lo más pública posible la figura de Chéjov. Para lograrlo, la propuesta cuenta con actividades los viernes, sábados y domingos de octubre, desde las 18 hasta la medianoche, que incluyen análisis de maestros, críticos, dramaturgos, investigadores y directores, proyección de películas y una fotogalería con material cedido por la Casa de Rusia en Buenos Aires. Además, para ambientar el lugar con aires rusos, en el bar del Teatro del Artefacto se sirven platos típicos, como sopas, chucrut y degustaciones, a precios económicos (ver programación).

Para Serrano, no es una cuestión menor que el acceso a estos espectáculos sea gratuito. “Vivimos en una sociedad absolutamente comercializada. Las entradas que se cobran ahora en el teatro independiente son un despropósito. Y nosotros, aún perdiendo dinero, consideramos que no hay que cobrar entradas. Queremos devolverle nuestra capacidad a la sociedad. Además, todos los que trabajan en esta iniciativa cobran su salario, porque hemos logrado reunir fondos”, explica el director y destaca el momento político actual. “Celebro que se le haya devuelto al pueblo su protagonismo y que ahora esté en la calle. Desde mi lugar, quiero construir y colaborar con eso”, agrega.
La actitud militante de Serrano está a tono con el autor que decidió homenajear. Chéjov se animó a retratar la Rusia de la segunda mitad del siglo XIX y resaltó el problema del hombre moderno que, según el autor, es incapaz de poner en acto sus deseos. Los personajes de Chéjov están sometidos a la monotonía y al aburrimiento de una aristocracia que ya no tiene motivaciones. “Chéjov tiene una mirada muy particular del hombre: descubrió esta contradicción que tenemos los seres humanos, de tener grandes ideas, grandes aspiraciones y deseos, y prácticas chatas y poco interesantes. Él describió de forma artística ese fenómeno descubierto por Marx, la alienación humana: seres que aspiran a tanto y hacen tan poco”, explica Serrano y esboza el gran desafío del siglo XXI: “El sistema neoliberal nos convirtió en enemigos de otros individuos. La gran tarea de este siglo es encontrar la relación del individuo con los grupos, con lo colectivo. Este ciclo hubiese sido imposible de organizar de un modo particular. Es un equipo que trabajó durante seis meses en la producción de las obras. Estoy orgulloso de esta gente que luchó por tareas colectivas.”

No es un festival más en la vida del reconocido director y maestro de actores. Una de las obras que dirige Serrano es Sobre el daño que hace el tabaco, una pieza que tiene como codirectora a Manuela Serrano Bruzzo, la hija del director y de la recordada actriz Alicia Bruzzo. “Desde que su madre murió, mi hija vino a vivir conmigo y descubrió que tenía un padre que sabía sobre ciertas cuestiones, que era respetado, que sus amigos querían venir a mi escuela y que tenía una metodología de trabajo. Se dio cuenta que no soy simplemente la persona que la retaba y le daba dinero los domingos. Hubo un reencuentro en nuestra relación. Se preocupó por entender nuestro modo de pensar y trabajar. Estoy orgulloso. Es una verdadera codirectora.”

Fuente: http://tiempo.elargentino.com/notas/todos-tenemos-grandes-ideas-y-practicas-chatas

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