Federico D’ Elia junto a Noticias
Edición 1658 | 31 de octubre de 2008
Personajes | Federico D’ Elia (41)
Una vez terminada la secundaria en su originaria La Plata, quiso probar suerte en las marquesinas porteñas.
Por Vicky Guazzone di Passalacqua
Alcanzan unos minutos a su lado para comprender que lo único que tiene en común con su actual rol televisivo es el nombre. Desde principio de año, Federico D’Elía encarna a otro Federico, el marido de Mía (Andrea Pietra) en “Socias”. Vanidoso y egoísta en la tira, al verdadero D’Elía le basta esbozar una sonrisa para dar por tierra con cualquier semejanza. “Perdoná la demora, vengo de buscar al enano del colegio”, explica este padre modelo.
Noticias: Su personaje en “Socias” es un metrosexual asumido. ¿Se identifica en algo?
Federico D’Elía: No. Aprendí a cuidarme, porque la profesión lo necesita, pero soy un desastre. Ni siquiera uso reloj. Eso es lo lindo del laburo: te permite hacer cosas que nunca hacés. Yo soy muy de perfil bajo, trato de preservarme de este medio que es todo lo contrario y exige un “vivir para afuera” muy grande. Me gustaría ser actor y que nadie me conozca, aunque eso sea una contradicción.
Noticias: Su personaje y el de Andrea Pietra lidian con el desgaste de la pareja buscando distintos modos de reavivar la pasión. ¿Le ha pasado en la vida real?
D’Elía: Le pasa a cualquier pareja. Si bien es verdad que acá se pone el problema bajo la lupa y se lo ve agrandado, en la vida real creo que uno tiene que redescubrirse todo el tiempo. Hay que ser imaginativo, sí, pero también hay que entender que no se puede hacer todos los días una pirueta nueva. El programa exagera las situaciones, y en la realidad estos temas se tratan desde otra óptica. Por eso me gusta tanto este personaje; es un tipo que arrancó persiguiendo a todas las minas y ahora está con dudas, sin saber si le gustan los tipos… Me permite divertirme mucho.
Federico tiene un padre actor, Jorge D’Elía, pero asegura que aquello no fue determinante al momento de definir su futuro. “Papá se empezó a dedicar de verdad a la actuación recién a los 40 años”, explica. Muy por el contrario, existía en la familia un cierto prejuicio, debido a los momentos difíciles que el padre había pasado para labrarse un nombre en la profesión. Pero Federico, una vez terminada la secundaria en su originaria La Plata, quiso probar suerte en las marquesinas porteñas. “Fueron años difíciles. Tenía la guita para pagarme unos meses en una pensión por Congreso. Cada tanto aparecía algún laburo y trabajaba de cadete para sobrevivir, pero iba a castings y no quedaba. Y como era orgulloso y no quería que mis viejos me den guita, me alimentaba a alfajores Guaymallén. Me compraba los de 10 por 1 peso, me sentaba en la plaza del Congreso y me leía todo el diario, no sólo para buscar laburo sino porque tenía que matar el tiempo”.
Noticias: ¿Qué se llevó de esa experiencia?
D’Elía: Me gustaba lo que yo creía que era la vida del actor, pero no tenía idea de lo que era el laburo en sí. Veía lo divertido, pero resulta que en el teatro es distinto. Está bueno pero también es doloroso, porque te exponés, te da vergüenza; hay veces en las que te sentís el mejor y en otras el peor. Es un laburo en el que podés ver las luces inmediatamente, pero a menos que seas un tocado, tenés rachas.
Noticias: ¿Nunca se planteó ser otra cosa?
D’Elía: Mil veces, incluso hoy me lo planteo cuando me aburre lo que hago. En los primeros años pensaba en la vida de mis amigos de La Plata, con las mamás que les hacían el desayuno…Yo de la pensión de Congreso me fui a compartir un departamento con 6 chicos, a San Telmo. Hoy sería re bacán, pero en ese momento era el fin del mundo.
Noticias: Pero la suerte cambió y llegó a hacer un programa tan exitoso como “Los Simuladores”. ¿Hay vida después de algo así?
D’Elía: La hay. Si fuera como quiere la gente no, porque todos quisieran que volviéramos. Hoy dos chicos me preguntaron “¿Y? ¿Para cuándo Simuladores de nuevo?”. Pero me parece inteligente buscar otras vías, a pesar de lo cómodo que era quedarse con eso.
Noticias: ¿Es cierto que económicamente significó más gasto que rédito?
D’Elía: La verdad es que no fue bueno como negocio. Fue un laburo contra la corriente todo el tiempo, porque era muy cinematográfico para lo que es la televisión. Y una vez que tuvo éxito, también sobrevino la autoexigencia. Lo hicimos por dos años y fue un desgaste grande, incluso entre nosotros.
Noticias: Sin embargo, hoy hace radio con Martín Seefeld. ¿Cómo es esa experiencia?
D’Elía: Sí, con Martín nos conocíamos desde hace casi 10 años. La radio es algo que yo busqué para dejar un poco la locura de la tele. Esto es mucho más relajado, uno puede ir como quiere, decir lo que quiere, no hay exigencia.
Noticias: Recientemente condujo un programa de box, ¿le cambió la mirada sobre el deporte?
D’Elía: El boxeo tiene muchos prejuicios, como el no considerarlo deporte. Es un poco como la prostitución: acá dicen que no hay industria porno, porque al haber tanta necesidad las prostitutas se dedicarían a eso. Yo hice un piloto de la industria porno con unos amigos en EE.UU, donde hay actrices en serio. Bueno, ahora perdí el hilo de la comparación que quería hacer…
Noticias: No se preocupe, ¡prefiero que me cuente esta nueva historia!
D’Elía: El piloto buscaba mostrar lo que los países no quieren que se vea. Viajamos a Los Ángeles a hacer el piloto, y fui a una filmación porno con 5 minas, vi las fucking machines, entrevisté al dueño mientras yo tenía que manejarlas, terrible… Si bien nunca salió, fue una experiencia muy particular y mi primera como conductor.
Noticias: ¿Sus hijos aprecian su trabajo?
D’Elía: Teo, el mayor, empezó a entenderlo, entonces lo usa. El otro día estaba en los juegos, con una chiquita, y escuché que le decía: “¿Vos viste “Simuladores” alguna vez? Porque mi papá…” (ríe) Terrible guacho.
Noticias: Tuvo épocas en las que no se lo vio en pantalla. ¿Qué hizo en el ínterin?
D’Elía: Si tengo guita como para que todo esté bien, soy feliz. El año pasado fue cuando más tiempo estuve sin trabajar, y tuve que retomar porque no podía seguir dándome el lujo. Además, ¡mi mujer me mataba si seguía en casa! (ríe)
Fuente: http://www.revista-noticias.com.ar/comun/nota.php?art=1629&ed=1658
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