miércoles, 1 de octubre de 2008

El bailarín habló de todo, incluso de Julio Bocca.

Iñaky Urlezaga

01-10-2008 / El bailarín se despega de su colega ahora retirado: “No tengo una mirada tan dura de la danza como él”. Instalado en Holanda, disfruta bailar para la princesa Máxima. Su experiencia con Paula Robles.

Por Lila Jara
redaccion@revista7dias.com

Bailó para Clinton, Bush y la Reina Isabel, aunque asegura que frente a Máxima es diferente: “Veo seguido a la princesa argentina. Es una mujer agradable y campechana que ama el teatro y el ballet. Los holandeses la quieren por su forma de ser tan especial”. Iñaki Urlezaga la conoció hace tres años, cuando pasó del Royal Ballet de Londres al Dutch National de Holanda. No es la única diferencia que señala con la capital de Inglaterra: “Londres es tan caótica como Buenos Aires. En cambio, el holandés tiene otra forma de vivir, es mucho más relajado. Paso mis días en un departamento amplio con terraza, cerca del teatro”. Es una de las ventajas que obtuvo a partir del cambio de compañía, pero no la más importante. Parece que al fin el bailarín logró la libertad que tanto necesitaba: “Tengo un contrato que me permite manejar mis tiempos. Voy y vuelvo cuando mis compromisos lo requieren. Era lo que quería, un espacio para crear, hacer otras cosas”.

–¿Cómo bailar con Paula Robles, como hizo el año pasado?

–A Paula la conozco hace mucho tiempo atrás. Cuando ella formaba parte del Descueve, un grupo que admiro muchísimo. No lo hicimos antes porque ella había renunciado a su parte artística, ya que el motor principal siempre fue su familia. Su participación en “Bailando...” le devolvió el deseo de hacerlo. Queríamos volver a hacer algo también este año, pero no pudo ser. Lo haremos en el 2009.

–¿Fue una estrategia comercial?

–No hubo nada especulativo, sólo ganas de trabajar. Sé que sorprendió desde un comienzo que la incluyera en Giselle. Pero en el escenario no hice nada diferente. El prejuicio fue al principio, después se dieron cuenta de que hice lo de siempre.

–¿Cómo fue su experiencia de trabajar con la mujer de Tinelli?

–Es una mujer con una humildad que no conocía. Una gran profesional que no está aprovechada. Sé que es por decisión propia. No debe ser fácil ser la esposa de Tinelli. No tengo a nadie famoso cerca, una sombra tan poderosa como la que ella tiene.

–¿A quién más le gustaría llevar al escenario?

–Siempre quise trabajar con el grupo El Descueve. Otro tipo de trabajo y público.

–¿Bailaría en un teatro under?

–No tengo por qué hacerlo en un teatro under, los puedo llevar a la calle Corrientes. Obviamente sería muy diferente a lo que hago habitualmente. Aunque en Europa están acostumbrados a que baile contemporáneo, pero acá no. Por eso me gusta la idea de poner en escena a Carmina Burana, una obra minimalista, ultramoderna, de vanguardia, pero con ópera y orquesta en vivo. Estoy feliz de homenajear al Colón el 22 y el 23 de octubre en el Ópera. No podría bailar siempre lo mismo.

–¿Le aburren los ballets clásicos?

–Son hermosos para bailar, pero son solamente cinco. Se vuelve monótono. Después de tantos años no los aguantás más. Si siempre bailara El Quijote y Giselle me moriría de angustia, hasta el público se aburriría. Uno tiene que renovar lo que ofrece, como lo hizo hasta hace poco Julio Bocca.

–¿Se imagina retirado como Julio Bocca?

–Todavía no lo pienso. No entiendo por qué Julio vivía atormentado con su retiro. No tengo una mirada tan dura de la danza. Él vivió estresado por el trabajo, mucho más enloquecido que yo. Yo nunca lo vi gordo, él vivió atormentado con la comida.

–¿Usted vive más relajado su trabajo?

–Entendí que uno tiene que disfrutar de lo que hace. No podría esperar hasta los 40 para vivir. Trato de hacerme un tiempo para los amigos, para cocinar, ir al teatro y leer. Por supuesto que hago mi trabajo de forma obsesiva, porque lo soy.

–¿Se reconoce un obsesivo?

–No voy a decir que no, pero cambiaría obsesivo por apasionado. No sé si la obsesión te hace mejor artista. La pasión, en cambio, es más emocional, más humana, como somos los artistas.

–Ahora que Julio se retiró, ¿usted pasa a ser más popular?

–No me interesa ocupar otro lugar que el que tengo ahora. El hecho de haber estado en Europa definió un poco mi carrera. Se conoce menos de las compañías europeas que las de Estados Unidos. En ese sentido, a mí no me cambió nada. No influye su retiro en mi carrera. No esperé que se jubilara para ocupar su lugar.

Fotos: Roberto Castro.
Fuente: http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=8762

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