El actor que triunfa en España llega hoy al Pasaje
22-10-2008 / Hoy a las 21 sube a escena en la sala A del Pasaje Dardo Rocha la obra "SONETO 155/ del ser y el no ser", con guión y dirección de Luis Masci, protagonizada por el argentino Mario Vedoya y el cubano Alejandro Frómeta, en una suerte de duelo entre palabra y música para indagar en el universo de la creación con centro en los textos mayores de Shakespeare sobre el amor.
Se trata de una coproducción auspiciada por el Ministerio de Cultura español y la Secretaría de Educación y Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Luego de un rutilante estreno en España, inicia su gira por la Argentina. El actor Mario Vedoya (nacido en Berisso y radicado en España) habló con Diagonales.
–¿Cuándo arranca su pasión por el teatro?
–En el secundario participé en una obra muy exitosa, y me recomendaron que me anotara en la escuela de teatro de 53 entre 3 y 4. Tenía 19 años y no largué más: el teatro fue mi destino. En 1982, inicié un camino de conocimiento de mí mismo por Latinoamérica. Fue maravilloso. El viaje, con un breve intervalo en el 83 de 10 meses en la Argentina después del triunfo de Alfonsín, siguió hasta el 88: Perú, Puerto Rico, Ecuador, Colombia, Venezuela, siempre actuando y haciendo talleres. Y en 1988 me trasladé a España. Primero, Barcelona; luego, Madrid donde pude dedicarme profesionalmente al teatro. En España gané cierto prestigio y cierta visibilidad porque estuve participando en una serie televisiva de la tarde muy exitosa donde me tocó un papel bastante central.
–¿Cambió el teatro por la televisión?
–Para nada. Mucho menos después de conocer en 2007 al uruguayo Luis Masci. Comenzamos a trabajar juntos, haciendo dos obras y desarrollando el proyecto de rescate de los teatros de las sociedades españolas de Socorros Mutuos. Hace un mes volví a la Argentina para hacer un relevamiento y crear la primer red de teatro español de Latinoamérica.
–Y, de paso, se da el gusto de hacer Shakespeare...
–El papel en la obra es muy demandante: requiere un uso extraordinario en calidad y cantidad de energía. Guarda cuatro momentos claves en la obra de Shakespeare, y cada momento vale por sí mismo una obra. Yo represento los cuatro, que a la vez son muy diferentes y no se puede jugar a medias, es un trabajo de una inmensa exigencia.
Fuente: http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=11753
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