22° Fiesta Nacional del Chamamé. En Corrientes, el lunes, brilló Raúl Barboza. Además, hay “raves” del género y rock.
MAESTRO DEL ACORDEÓN LA MÚSICA DE BARBOZA EXCEDE LOS LÍMITES DEL CHAMAMÉ.
17.01.2012 | Por Diego Jemio Corrientes . Especial
Las escenas se repiten en todos los rincones. En el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola. En la Costanera Sur o en el Puente Pexoa, a 12 kilómetros de la ciudad de Corrientes. También se ve en la electropeña Chipacity o en la Rave Chamamecera. Cuando suena un acordeón, las parejas comienzan a entrelazarse para bailar de un modo tan sencillo y rítmico. La coreografía es libre y a la vez diferente al modo frenético que se cultiva en el imaginario.
Pero nada de eso pasó cuando el lunes a la noche Raúl Barboza salió al escenario de la 22° Fiesta Nacional del Chamamé y 8° Fiesta del Mercosur. A diferencia de muchos de los artistas que se presentaron, el músico mostró una formación instrumental y clásica. No recitó, no le pidió al público un sapucay ni dijo que “Corrientes tiene payé ” ( hechizo en guaraní). Salió a escena vestido con camisa y pantalón blancos; saludó con las manos juntas y con una inclinación de cabeza, como una especie de monje litoraleño.
Los buenos músicos Nardo González (guitarra) y Roy Valenzuela (bajo) sólo tuvieron que sostener el acordeón del hombre que vive en Francia hace varias décadas y que alguna vez se definió como “un guaraní que nació en Buenos Aires”. En su show, Barboza abrió un paisaje musical que excedió ampliamente al litoral. “Estoy muy feliz de tocar en la provincia donde nacieron mis abuelos, donde se habla guaraní y se toca chamamé y rasguido doble. Vamos a mostrarles nuevos temas que compongo pensando en mi tierra y en ustedes, que son mi sostén cuando estoy en otros continentes. Puedo estar solo, pero nunca en soledad”, dijo, luego de pronunciar unas palabras en guaraní.
Luz de amanecer , El aparecido , San Luis Gonzaga y Ferviente ilusión fueron algunos de los temas que hizo. Toda la capacidad expresiva del género y la creación de paisajes pasó sólo por ese acordeón de cinco hileras, desde la maquinaria que recrea en su clásico Tren expreso hasta los susurros en pianissimo de la bella Los músicos del metro . En media hora de temas nuevos y relecturas de viejas obras, Barboza convirtió al anfiteatro con cinco mil personas en una sala pequeña. El público pidió silencio, el baile quedó para otro momento y nadie se atrevió a levantar los carteles para mostrar de dónde venía.
En la tercera noche del festival, Marcelo Dellamea fue una de las grandes sorpresas. El músico chaqueño de 18 años es un virtuoso de la guitarra, que compartió escenario con el Chango Spasiuk y Luis Salinas, además de hacer giras por varias ciudades de Europa. Su versión del clásico Kilómetro 11 fue uno de los momentos más altos de la jornada, que también tuvo a Horacio Guarany, premiado por su aporte a la música del Litoral.
La noche terminó en la Chipacity, una peña con entrada gratuita, con Arbolito como banda invitada. La fiesta de chamamé y rock siguió hasta las seis de la mañana. A esa hora, el baile frenético apenas era una danza lenta y apocada. Y el sol comenzaba a pegar implacable en el agua turbia del Paraná.
Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/Baile-clasicos-sorpresas_0_629937011.html
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