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El Ballet del Teatro Argentino de La Plata, dirigido ahora por Cristina Delmagro, afrontó una prueba de fuego con la muestra de romanticismo puro: "Giselle" de Adam, en la nueva presentación coreográfica de Berthica Prieto, quien fue bailarina del American Ballet Theater. Su concepción no difiere de la original de Perrot y Coralli, y se encamina a robustecer las características románticas de la aldeana-heroína y la presencia masculina en las personas de Albrecht-Loys e Hilarión.
Lo que posibilitó el brillante protagonismo del invitado Iñaki Urlezaga, el público se deleitó con la original interpretación plena de matices del noble enamorado, aunque confundido y huidizo ante el descubrimiento de su identidad y del engaño. Tanto con su distinción, su "noblesse" y su convincente arrepentimiento y desesperación en el segundo acto que conmueven, como el virtuosismo técnico y la destacada labor de partenaire. Gabriela Alberti también completa las tristes vivencias de su amado, aunque gradualmente. Su fuerte no está en el inicio, sólo se aviva el fuego artístico en la famosa escena de la locura, donde la vimos profundizar sentimientos en un marco estético de belleza excepcional, en el que juega la atracción de sus brazos y sus altas posiciones que favorecen la etereidad.
Y llega así al acto final, el de la irrealidad de las wili y del desenlace lento -pero irresistible- al que los somete la fatalista y vengativa Myrtha, reina de las novias engañadas, muertas por amor. Alberti logra entonces la perfecta interpretación, con rasgos de hieratismo y de ser imaginario invisible. Sola y unida a Urlezaga en vibrante y tierno pas de deux conmueven hasta al más descreído. Forma parte de este éxito la actuación de Gustavo Marchioni-Hilarión, quien logra una de las mejores interpretaciones del irritante y antipático guardacotos, a través de una modalidad a la manera de la pantomima italiana de fines del siglo XIX: grandilocuente y directa.
El digno marco que ofreció el elenco femenino del Argentino forma parte integral del triunfo, con Aldana Bidegaray encabezándolo. Muy apto el diseño escenográfico de Juan Carlos Greco, aunque escatime importancia a la luz de luna; y en la línea romántica el vestuario de Caldirola. La orquesta tuvo un correcto desempeño con Roberto Regio en la conducción acentuando los momentos dramáticos de la historia, pero un instrumento de viento fue la desventura del cuerpo y de nuestros oídos, quebrando la emoción de toda la sala que lucía repleta. l
Por: Enrique Destaville | Foto: Gentileza Teatro Argentino de La Plata.
NOTICIAS Publicación semanal de Editorial Perfil
Año XXII Nº 1539 del 24-06-2006
Fuente: http://www.noticias.uol.com.ar/edicion_1539/seccion_danza.htm
El Ballet del Teatro Argentino de La Plata, dirigido ahora por Cristina Delmagro, afrontó una prueba de fuego con la muestra de romanticismo puro: "Giselle" de Adam, en la nueva presentación coreográfica de Berthica Prieto, quien fue bailarina del American Ballet Theater. Su concepción no difiere de la original de Perrot y Coralli, y se encamina a robustecer las características románticas de la aldeana-heroína y la presencia masculina en las personas de Albrecht-Loys e Hilarión.
Lo que posibilitó el brillante protagonismo del invitado Iñaki Urlezaga, el público se deleitó con la original interpretación plena de matices del noble enamorado, aunque confundido y huidizo ante el descubrimiento de su identidad y del engaño. Tanto con su distinción, su "noblesse" y su convincente arrepentimiento y desesperación en el segundo acto que conmueven, como el virtuosismo técnico y la destacada labor de partenaire. Gabriela Alberti también completa las tristes vivencias de su amado, aunque gradualmente. Su fuerte no está en el inicio, sólo se aviva el fuego artístico en la famosa escena de la locura, donde la vimos profundizar sentimientos en un marco estético de belleza excepcional, en el que juega la atracción de sus brazos y sus altas posiciones que favorecen la etereidad.
Y llega así al acto final, el de la irrealidad de las wili y del desenlace lento -pero irresistible- al que los somete la fatalista y vengativa Myrtha, reina de las novias engañadas, muertas por amor. Alberti logra entonces la perfecta interpretación, con rasgos de hieratismo y de ser imaginario invisible. Sola y unida a Urlezaga en vibrante y tierno pas de deux conmueven hasta al más descreído. Forma parte de este éxito la actuación de Gustavo Marchioni-Hilarión, quien logra una de las mejores interpretaciones del irritante y antipático guardacotos, a través de una modalidad a la manera de la pantomima italiana de fines del siglo XIX: grandilocuente y directa.
El digno marco que ofreció el elenco femenino del Argentino forma parte integral del triunfo, con Aldana Bidegaray encabezándolo. Muy apto el diseño escenográfico de Juan Carlos Greco, aunque escatime importancia a la luz de luna; y en la línea romántica el vestuario de Caldirola. La orquesta tuvo un correcto desempeño con Roberto Regio en la conducción acentuando los momentos dramáticos de la historia, pero un instrumento de viento fue la desventura del cuerpo y de nuestros oídos, quebrando la emoción de toda la sala que lucía repleta. l
Por: Enrique Destaville | Foto: Gentileza Teatro Argentino de La Plata.
NOTICIAS Publicación semanal de Editorial Perfil
Año XXII Nº 1539 del 24-06-2006
Fuente: http://www.noticias.uol.com.ar/edicion_1539/seccion_danza.htm
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