martes, 20 de junio de 2006

Apasionante entrega en una gran versión de Giselle

BALLET / CRITICA

Una muy buena imagen dejaron las primeras funciones del ballet Giselle en el Teatro Argentino. Se destacaron el trabajo de la coreógrafa cubana Berthica Prieto y las performances de los bailarines Iñaki Urlezaga y Gabriela Alberti

Giselle, de Adolphe Charles Adam (1803-1856), obra emblemática del gran ballet romántico del siglo XIX, llegó a la escena del Teatro Argentino de La Plata, en apasionante entrega de los argentinos Iñaki Urlezaga y Gabriela Alberti.

Y se anuncian más funciones los próximos viernes, sábado y domingo. En lo visto el pasado fin de semana, se destacó el trabajo de la estadounidense nacida en La Habana, la coreógrafa Berthica Prieto, que llegó a la gran Sala Alberto Ginastera con esta magnífica y sintética versión de la impactante fantasía dramática de Jean Coralli y Jules Perrot, con el fascinante pentagrama de Adam.


Esta versión de Giselle prodiga un trabajo de gran imaginación que provoca sucesivos impactos


En esta Giselle prodiga un trabajo de gran imaginaciónque provoca sucesivos impactos tanto por el tratamiento de los protagónicos -la joven campesina y el joven Duque-, como por el maravilloso ballet en blanc del segundo acto: un lujo visual de incomparable belleza colectiva, que arrancó aplausos espontáneos.

Surgida del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y estrella protagónica en grandes ballets como Notre Dame de Roland Petit-Alfred Jarry, La Bayadera, versión Makárova en el Colón con Bocca, y La Sylphide de Bournonville- Gallizi, entre muchos otros, Gabriela Alberti brilló como la desdichada aldeana de la historia de Heine y Theophile Gautier.

El baile, la técnica atrapante y la hermosísima caracterización dramática que pone en juego Alberti para esta Giselle resultaron emocionantes y hacen de ella la estrella sublime del Romanticismo: una de sus mejores performances de los últimos tiempos.

Junto a ella, a la etérea ballerina del segundo acto, estuvo el espléndido Iñaki Urlezaga, con su entrega, llena de fuerza viril y perfil heroico, de ejecución admirable y técnica volátil. En síntesis, uno de los mejores bailarines argentinos de notoriedad internacional de su generación.

En este ballet, que combina los coloridos pas d’action a las más sutiles exigencias del ballet romántico de la segunda mitad del siglo XIX, llegan nuevamente las buenas figuras del Ballet Estable platense, dirigidas diestramente por esa gran maestra colonista que es Cristina Delmagro, ahora titular de la compañía.

Se destacan, sin altibajos, Selva Galli y Erik Erles muy aplaudidos en el pas de paysan; Aldana Bidegaray como la Reina de las Wilis, el Hilarión de Gustavo Marchioni, los coloridos y tan atractivos cuadros de las aldeanas, y el ballet femenino con tutú blanco, que se hace impactante como el hermoso pentagrama de Adam: otro de los mejores momentos de la noche.


Gabriela Alberti brilló como la desdichada aldeana; también se lució el platense Iñaki Urlezaga


El joven maestro oriundo de La Plata Roberto Regio aportó una versión aceptable y fiel del drama musical aunque la orquesta, de buen desempeño, mostró algunas imprecisiones, en especial en bronces y por momentos en cuerdas: algo que es obviamente subsanable, o, por lo menos, eso se espera.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2006/06/20/pdf/s05-sup.pdf

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