La obra de Beni Montresor se verá en el Teatro Argentino de La Plata desde hoy
Marzio, Miglioranza y Freyre, intérpretes de una intensa trama afectiva Foto: Gentileza Teatro Argentino
Viernes 6 de julio de 2001 | Publicado en edición impresa LA NACION
La música inmortal de Verdi se ha unido este año en un multitudinario coro de instrumentos y voces, concebido para homenajear a la figura del gran compositor italiano en el centenario de su fallecimiento.
¿De qué otra forma se puede celebrar el legado que dejó este gran artista?; por supuesto, con música. Pero no es la única manera, al menos así lo entendió Beni Montresor, director de teatro y de cine, escenógrafo y escritor, quien realizará hoy, en el Teatro Argentino de La Plata, el estreno mundial de "Villa Verdi", de su autoría.
"Nunca, durante todos mis años con la ópera, he sido tan cautivado y conmovido por el hombre que he encontrado detrás de la música", dice Montresor al referirse a Verdi.
La figura humana del compositor que Montresor rescató entre los pentagramas operísticos fue el motor que lo impulsó a indagar en su vida.
"La primera vez que hice la régie de "Falstaff" descubrí un montón de cartas de Verdi, Boito y Giuseppina, y me emocionó la historia que se desarrolló entre estos tres personajes. He escrito una comedia utilizando este material, que es verídico, y he organizado dramáticamente "Villa Verdi", que son los últimos 20 años de la vida de Verdi en su casa."
No se conformó con el contenido de las cartas. Realizó un peregrinaje por los lugares verdianos del Valle Padano, "sumergidos en una blanca y deslumbrante luz de agosto -explica-. Recorriendo lo que había sido la extensa propiedad de Verdi, hoy desfigurada por el asfalto, los cables de alta tensión, los supermercados, las fábricas y las estaciones de servicio". Pero este nuevo y desolador paisaje no empañó la visión original.
"Estuve muy afectado por esta historia, porque considero que es una historia amorosa entre dos hombres: uno viejo y otro joven. Amorosa, digo, lo que no quiere decir homosexual. Verdi se había alejado de la ópera porque estaba disgustado con ella, se había refugiado en el campo con su esposa y no quería saber nada de música. Pero su mujer, Giuseppina, sabía que él tenía la música adentro. Con la complicidad de Giulio Ricordi, el editor, deciden invitar a Boito a la casa, aunque Verdi estaba furioso con Boito, porque alguna vez había dicho que Verdi era la vieja música y Wagner, la nueva música."
Pecados de juventud que a la larga tuvieron sus consecuencias.
"Sucede -continúa Montresor- que Boito, un noble veneciano, había hecho toda su experiencia, buena y mala, en la bohemia de París, en la droga, en la poesía de Baudelaire, y eso se notó en su trabajo. En un cierto punto comprendió que la última esperanza de salvación era Verdi. Pero Verdi no quería que entrara en su casa. Con la complicidad de Giuseppina y Ricordi, la puerta de la casa se abrió para Boito."
A partir de este momento comienza "Villa Verdi", donde el autor fija su mirada sobre la relación entre estos dos hombres y la mujer.
"Después comienza una verdadera historia de amor, en la que la mujer se aleja ante este encuentro. Giuseppina era una mujer muy inteligente y sensible. Ella decía: "Lo que Boito está haciendo por Verdi yo no podría hacerlo". También es cierto que siente celos, pero sabe que, gracias a la intervención de Boito, Verdi es un hombre nuevo, y esta condición se nota en su trabajo, porque "Otello" y "Falstaff" tienen una estructura diferente del resto de su obra. No creo que Boito sea un gran poeta, pero les dio a estos libretos otra estructura completamente diferente, de modo que también la música ha cambiado notablemente."
La obra toma esta última etapa, que incluye la muerte de Giussepina, el duelo del gran compositor y su muerte, el 27 de enero de 1901. Ambos fueron enterrados en la misma tumba dentro de los muros del asilo para compositores que se estaba construyendo y al que el maestro había legado su fortuna.
"Cuando muere Verdi en Milán, Boito, que lo había acompañado en su viudez, le tenía la mano. Un final extraordinario que muestra a Verdi luchando contra la muerte, porque no quiere morir."
Pero, según anticipa Montresor, en la obra no sólo se rescata esta relación entre los artistas, sino que también entran a jugar otros conflictos personales del matrimonio Verdi.
"Es el drama de Giuseppina, que no ha podido tener hijos y que, siendo creyente, tiene que vivir con un hombre que no lo es, aunque Verdi escribió una música deliciosa que puede considerarse un monumento a la religiosidad, como el "Réquiem". En la obra están estos dramas: la creencia, la paternidad y los celos."
Conocido por su labor en la dirección, en la escenografía y en la puesta en escena de óperas, se suele desconocer la labor literaria de Montresor, que se muestra inquieto frente a las distintas formas de expresión estética.
"Comencé a escribir a los 18 años y he continuado siempre escribiendo; mi trabajo como escenógrafo y regista aparece como mi actividad más conocida."
Para la representación de "Villa Verdi", Montresor cuenta con tres intérpretes: Duilio Marzio, como Verdi; Susana Freyre, como Giuseppina, y Daniel Miglioranza, como Arrigo Boito.
"Son tres personajes muy nobles -expresa el director-, y me siento afortunado de contar con tres grandísimos actores. Tenía mucho miedo porque no los conocía, pero ahora, después de haber trabajado con ellos, estoy contento porque uno es más grande que el otro y uno es más humilde que el otro. No son estrellas como las de Broadway o las de Italia. En conclusión, mi trabajo con ellos ha sido un largo romance."
Las funciones se realizarán los viernes y sábados, a las 20.30, y los domingos, a las 17.30, siendo la última representación el 22 de este mes.
Susana Freire
Arrigo Boito (1842-1918), casi 30 años menor que Giuseppe Verdi, integró en su juventud las filas de los jóvenes revolucionarios, conocidos como "los desgreñados", que no respetaban ninguna tradición artística, incluido Verdi, que por aquel entonces era un compositor muy popular.
Tempranamente se dedicó a la composición, debutando con la ópera "Mefistofele", cuya primera versión fracasó y sólo conoció el éxito con la segunda, presentada siete años más tarde. A partir de ese momento, su actividad estuvo destinada a escribir libretos para otros compositores. Sólo "La Gioconda", versión musical de Ponchielli, obtuvo un éxito rotundo.
Una época nueva, de verdadero esplendor, comenzó para él cuando, en 1875, el editor Ricordi le presentó a Verdi. El encuentro fue positivo porque al compositor lo impresionaron la inteligencia de Boito y su amor por la obra de Shakespeare. Boito creó con Verdi una nueva versión de "Simon Boccanegra", pero fueron mucho más importantes los libretos de las dos últimas óperas verdianas: "Otello" (1887) y "Falstaff" (1893), consideradas ejemplares.
A pesar de este logro, Boito nunca pudo crear una obra propia de relieve. Su muerte, ocurrida en Milán, en 1918, le impidió terminar su segunda ópera, "Nerone", que se estrenó en 1924, con poca resonancia.
Beni Montresor es un hombre dedicado a los escenarios teatrales y operísticos. Trabajó en el Metropolitan de Nueva York, el Covent Garden de Londres, La Scala de Milan, la Opera de París y la de Montecarlo.
Algunas de sus creaciones han sido ofrecidas en el New York City Ballet y en Broadway. Fue galardonado por el Ministerio de Cultura de Francia por su versión de "Salomé", recibió la distinción Massine por su contribución al arte del ballet y obtuvo cuatro nominaciones a los premios Tony, de Broadway.
En 1995, "Las brujas de Venecia", escrita, dirigida y producida por Montresor y con música de Philip Glass, se estrenó en La Scala. Su obra "Amorous deceptions" fue premiada en el Rushmore Festival. Además, participó como invitado en el Festival de Cannes con su film "Pilgrimage".
En 1998 presentó, en el Festival Shakespeariano de Verona, el musical "La duodécima noche", basado en la obra del autor inglés. Tuvo a su cargo las puestas de "Otello", en el Teatro Colón de Buenos Aires; "Sansón y Dalila", en el Teatro Real de Madrid; "La viuda alegre", en la Arena de Verona; "Amorous deceptions", en París; "Werther", en el Teatro Massimo de Palermo; "Fausto", en el Teatro Carlo Felice de Génova, y "Tosca", en Torre del Lago y en el Centro de las Artes del Teatro Argentino.
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