martes, 26 de junio de 2001

Destruyendo espejos de imágenes para olvidar

TEATRO-CRITICA / CUARTETO

La perturbadora obra de Müller, estrenada en Tandil, pasó por La Plata antes de instalarse en Buenos Aires. Personajes con experiencias que trascienden lo individual

por Ana M. Tótoro
Especial para Hoy

Heiner Müller (1929-1995) es un dramaturgo alemán que comenzó su producción teatral con duras críticas socio-políticas y Cuarteto (1981) es su obra más representada. Inspirada en la novela de Choderos de Laclos

Las Relaciones Peligrosas, transcurre en el siglo XVIII (época favorita del autor) pero con una enigmática ubicación del lugar como un salón antes de la Revolución Francesa o un búnker después de la tercera guerra mundial, abriéndose una senda entre el racionalismo de la Ilustración y su autodestrucción en la edad tecnocrática.

El título hace referencia al número de personajes, a pesar de que aparecen sólo dos hablantes, la Marquesa de Merteuil y el Conde de Valmont.

Ellos dos desempeñan diferentes roles en una serie de escenas, por ejemplo Merteuil encarna a Valmont seduciendo a Madame de Tourvel, encarnada por Valmont. La pieza resulta ser un cuarteto para dos actores.

La carga psico-sexual y las connotaciones políticas que aparecen en las largas tiradas fueron consideradas obscenas y peligrosas. Los personajes, además, adquieren proporciones que trascienden los límites del realismo psicológico y sus comentarios exceden las experiencias individuales.

Es de destacar el esfuerzo de la Comedia de la Provincia para llevar a escena una puesta de este texto que no resulta fácil para ningún director. El marco del espacio escénico representando afiladas guillotinas ubica al espectador en el clima exacto. Pequeños espejos realzan la necesidad del ser humano de romper al objeto que lo refleja en todas las facetas que prefiere olvidar.

Banegas no sale nunca de escena y es allí donde, con solvencia, realiza los cambios externos que implican pasajes espirituales. Su presencia escénica le da fuerza al personaje aunque no logra los contrastes suficientes entre las distintas caracterizaciones.

Laplace, por otra parte, supera los estereotipos y logra convencer en su caracterización femenina. Lo que se podría objetar es que desde la dirección no se consigue plasmar plenamente la fuerza y el dramatismo existencial que lleva implícito el texto.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2001/06/26/pdf/24.pdf

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