viernes, 29 de junio de 2001

Capushka (una historia de repollo)



Con el corazón partido

Recordar lo que uno no vivió./ Las guardas, los colores primarios,/los rombos, las gallinas. Me despido de mí/, te recibo para contar la historia que invento./ Tres hermanas, tres mujeres, tres niñas;/ un hombre, sobre todo padre./ Dos Marías, un océano;/ Eva, Ana y Dara;/tantas vocales redondas como lunas./ recordar. Si. Los paraguas rotos.../El pecho encendido después de 62 años/ y siempre un mismo cielo. Los años como gotas de lluvia. Me invento./ Una puerta y detrás de una puerta/ un paisaje conocido que viene de lejos.../ Me despido de mí, te recibo/ para contar la historia que /invento.

El texto escrito por Soledad Aparicio, sirve de introducción a la historia que la misma actriz, junto a Anahí Carnavale, recrean a través de Capushka (una historia de repollo), dirigidas por Carolina Donnantuoni.

Es una pista. Como las tantas que hay antes de entrar a la sala de la Hermandad del Princesa, donde cada sábado se monta la obra que a través de cartas habla de encuentros y desencuentros; guerra, separaciones y la esperanza de volver a encontrarse. Cartas en las que las protagonistas de la historia real se preguntan por qué. Fotos, máscaras, mapas, tierra. La artista plástica Natalia Vello fue la encargada de esta presentación.

Aparicio y Carnavale son dos actrices que cuentan una historia real. Una historia de inmigrantes: la de un hombre que nació en Ucrania en 1900 y que escapando de la guerra llegó a Berisso con la intención de buscar un futuro mejor para María, su mujer, y sus hijas Dara y Ana. El reencuentro nunca se produjo pero se mantuvo la relación epistolar, a pesar de que después de diez años de estadía en la Argentina, el inmigrante formó otra familia, con otra María y dos hijos más.

Las actrices, una de ellas nieta de este señor al que no llegó a conocer, eligió contar la historia desde el imaginario de las hijas que quedaron en Ucrania y luego fueron deportadas a Siberia, y no desde el lugar de su propia madre, Eva, también hija de Pedro, quien siguiendo quizás la voluntad de su padre, hizo lo imposible hasta encontrar a sus hermanas. Todo, a través de la correspondencia.

A pesar de que tuvieron finalmente la oportunidad de encontrarse en Ucrania primero, y después en la Argentina con Dara y Ana, las actrices hacen una composición de las hermanas en su etapa abandónica. Cuando todavía no sabían por qué papá se había ido y cuando no tenían modo de entrarse de que papá las seguía buscando. Cuando recibían una carta cada tanto porque, la María de allá, de vez en cuando las interceptaba para que no llegaran a manos de sus hijas.

No es "Sorpresa y media". "Tampoco gente que busca gente". Es una historia más de las tantas que las mismas actrices fueron descubriendo a medida que avanzaban en su investigación y composición de los personajes. Una historia de inmigrantes. Como la Pedro, la del "nonno" o tantos otros que por elección o falta de alternativas poblaron este suelo en el que dejaron descendencia, su cultura de repollo, pizza o fainá y seguramente, además, la otra mitad de su corazón.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20010629/espectaculos9.asp

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