28 de Octubre de 1999
El pasado sábado los espejeantes pisos del nuevo Teatro Argentino reflejaron por primera vez a músicos, bailarines y cantantes de la casa en lo que podría llamarse una renovada etapa de "Música al Mediodía".
Una flamante dimensión, por cierto. Con un público renovado que superó ampliamente las previsiones de los organizadores del festejado ciclo se cumplió la primera sesión. Ahí estuvieron los integrantes del Ensamble Musical del Teatro Argentino, el Coral Rioplatense, sus respectivos directores: Jorge Cantirán y Maximiliano Mancuso y un cuarteto de bailarines del Ballet Estable.
El repertorio fue el conocido de todos ellos y quizá la premura por darle continuidad al ciclo ideado por el maestro Antonio Mancuso y sostenido con el esfuerzo de siempre por el Dr. José Melía, hizo que no se prepararan novedades, sobre todo para los que seguimos regularmente estas presentaciones -que conforman un ajustado y numeroso núcleo de fieles espectadores- pero que sí lo fue para todos aquellos que por primera vez, quizás, se acercaron a estos encuentros acostumbrados de los jueves al mediodía y que a partir de ahora y hasta fin de año serán los sábados a la misma hora, es decir, las 12.15, siempre como es habitual en estos casos con entrada libre y gratuita para todo el público.
Las flamantes instalaciones del Teatro Argentino le dan renovado realce a la convocatoria. La suntuosidad y la sobriedad del gran hall central resultó chica para espectadores entusiastas y ávidos de música.
Como se dijo, este encuentro del último sábado fue realizado con mucha premura, circunstancia que provocó algunos inconvenientes que seguramente serán solucionados en la segunda sesión prevista para la semana que corre. Las necesidades de la ciudad son cada vez mayores y ciento cincuenta sillas no alcanzan. Es imprescindible que haya más para evitar que se bajen de los pisos superiores en medio del concierto interrumpiendo con ruidos impropios el desarrollo del mismo.
Si bien el menú preparado fue agradable y se centró en un puñado de composiciones instrumentales, vocales y bailables populares (tango, folclore y pop) es necesario incorporar otro tipo de creaciones que es el sustento de la gran sala lírica del Argentino. Arias de ópera, conjuntos y fragmentos instrumentales de las mismas serán muy bienvenidas (Mario Basso puede reeditar sus conocidas interpretaciones del "Figaro" rossiniano y el coro con sus solistas los trozos de "La Traviata" que siempre se desean escuchar, por ejemplo).
Los bailarines adiestrados en un cuerpo de baile ecléctico como el que dirige Raquel Rossetti puede además de interpretar tangos, otro tipo de danza, ligera si se quiere en virtud de la hora soleada de los mediodías platenses y de lo heterogéneo del grupo de concurrentes y el coro que tan bien prepara Maximiliano Mancuso con cantantes del Coro Estable, así mismo sería interesante que preparara obras corales tradicionales y vanguardistas tanto como canciones del gran repertorio coral y operístico. En el aspecto "folk" el Coral Contemporáneo con el Ensamble y sus solistas tienen una versión de cámara de la muy bella "Misa Criolla" de Ariel Ramírez que mucha gente quiere volver a oír integralmente -de hecho esta vez se incluyó el "Gloria" pero no es suficiente- y extrañamos, por otro lado, aquellas encantadoras realizaciones de Cantirán con el Ensamble que integraba obras de distinta naturaleza en regocijantes arreglos (la Sinfonía de los juguetes, de Leopold Mozart, la Sinfonía Nº 40, de Wolfgang Amadeus Mozart, la suite de "Carmen", de Bizet, el poutpurrí de Gershwin las versiones de temas de comedias musicales, etc., que si bien poseen un clima "pop" adentran al público en la creatividad de los grandes genios de la música, aun en ediciones de ligera envoltura. No se desdeña ni el tango ni el jazz, tampoco lo "folk", sólo se insinúa que a la par de esos géneros se cultive al público en otro tipo de música, no tan habitual y que enriquecerá ostensiblemente los espíritus. Sabemos que la sagacidad y la inteligencia del maestro Mancuso sabrán oír estas sugerencias y revertirá rápidamente el contenido de estos festivales pensados para un público masivo, sí, pero además -en muchos casos - culto o por lo menos ansioso por conocer otras cosas que no sean (lo decimos con todo respeto) "La cumparsita" o "Kilómetro 11".
Creemos que así se cumplirá con una genuina orientación musical que el público platense merece. Además de esto, respetar el espacio de tan bello edificio, tratar de no hacer ruidos impropios, transformarnos en verdaderos custodios de su belleza y de su pulcritud (todos cuidamos lo que todos pagamos) es contribuir a que nuestra vida sea mucho mejor y más plena ¿O no?.
EDUARDO GIORELLO
Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/19991028/espectaculos5.html
El pasado sábado los espejeantes pisos del nuevo Teatro Argentino reflejaron por primera vez a músicos, bailarines y cantantes de la casa en lo que podría llamarse una renovada etapa de "Música al Mediodía".
Una flamante dimensión, por cierto. Con un público renovado que superó ampliamente las previsiones de los organizadores del festejado ciclo se cumplió la primera sesión. Ahí estuvieron los integrantes del Ensamble Musical del Teatro Argentino, el Coral Rioplatense, sus respectivos directores: Jorge Cantirán y Maximiliano Mancuso y un cuarteto de bailarines del Ballet Estable.
El repertorio fue el conocido de todos ellos y quizá la premura por darle continuidad al ciclo ideado por el maestro Antonio Mancuso y sostenido con el esfuerzo de siempre por el Dr. José Melía, hizo que no se prepararan novedades, sobre todo para los que seguimos regularmente estas presentaciones -que conforman un ajustado y numeroso núcleo de fieles espectadores- pero que sí lo fue para todos aquellos que por primera vez, quizás, se acercaron a estos encuentros acostumbrados de los jueves al mediodía y que a partir de ahora y hasta fin de año serán los sábados a la misma hora, es decir, las 12.15, siempre como es habitual en estos casos con entrada libre y gratuita para todo el público.
Las flamantes instalaciones del Teatro Argentino le dan renovado realce a la convocatoria. La suntuosidad y la sobriedad del gran hall central resultó chica para espectadores entusiastas y ávidos de música.
Como se dijo, este encuentro del último sábado fue realizado con mucha premura, circunstancia que provocó algunos inconvenientes que seguramente serán solucionados en la segunda sesión prevista para la semana que corre. Las necesidades de la ciudad son cada vez mayores y ciento cincuenta sillas no alcanzan. Es imprescindible que haya más para evitar que se bajen de los pisos superiores en medio del concierto interrumpiendo con ruidos impropios el desarrollo del mismo.
Si bien el menú preparado fue agradable y se centró en un puñado de composiciones instrumentales, vocales y bailables populares (tango, folclore y pop) es necesario incorporar otro tipo de creaciones que es el sustento de la gran sala lírica del Argentino. Arias de ópera, conjuntos y fragmentos instrumentales de las mismas serán muy bienvenidas (Mario Basso puede reeditar sus conocidas interpretaciones del "Figaro" rossiniano y el coro con sus solistas los trozos de "La Traviata" que siempre se desean escuchar, por ejemplo).
Los bailarines adiestrados en un cuerpo de baile ecléctico como el que dirige Raquel Rossetti puede además de interpretar tangos, otro tipo de danza, ligera si se quiere en virtud de la hora soleada de los mediodías platenses y de lo heterogéneo del grupo de concurrentes y el coro que tan bien prepara Maximiliano Mancuso con cantantes del Coro Estable, así mismo sería interesante que preparara obras corales tradicionales y vanguardistas tanto como canciones del gran repertorio coral y operístico. En el aspecto "folk" el Coral Contemporáneo con el Ensamble y sus solistas tienen una versión de cámara de la muy bella "Misa Criolla" de Ariel Ramírez que mucha gente quiere volver a oír integralmente -de hecho esta vez se incluyó el "Gloria" pero no es suficiente- y extrañamos, por otro lado, aquellas encantadoras realizaciones de Cantirán con el Ensamble que integraba obras de distinta naturaleza en regocijantes arreglos (la Sinfonía de los juguetes, de Leopold Mozart, la Sinfonía Nº 40, de Wolfgang Amadeus Mozart, la suite de "Carmen", de Bizet, el poutpurrí de Gershwin las versiones de temas de comedias musicales, etc., que si bien poseen un clima "pop" adentran al público en la creatividad de los grandes genios de la música, aun en ediciones de ligera envoltura. No se desdeña ni el tango ni el jazz, tampoco lo "folk", sólo se insinúa que a la par de esos géneros se cultive al público en otro tipo de música, no tan habitual y que enriquecerá ostensiblemente los espíritus. Sabemos que la sagacidad y la inteligencia del maestro Mancuso sabrán oír estas sugerencias y revertirá rápidamente el contenido de estos festivales pensados para un público masivo, sí, pero además -en muchos casos - culto o por lo menos ansioso por conocer otras cosas que no sean (lo decimos con todo respeto) "La cumparsita" o "Kilómetro 11".
Creemos que así se cumplirá con una genuina orientación musical que el público platense merece. Además de esto, respetar el espacio de tan bello edificio, tratar de no hacer ruidos impropios, transformarnos en verdaderos custodios de su belleza y de su pulcritud (todos cuidamos lo que todos pagamos) es contribuir a que nuestra vida sea mucho mejor y más plena ¿O no?.
EDUARDO GIORELLO
Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/19991028/espectaculos5.html
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