“Tratamos de mostrar que con lo simple se pueden hacer muchas cosas”, advierte, de movida, el Mago Gustavo Raley, una de las patas de “Raley de Clay”, el espectáculo que comparte con Larry de Clay y que, combinando magia y humor blanco, desembarcará esta noche, a las 21,30, en La Nonna.
Junto a una bailarina y una cantante (Valeria Centineo y Yanina Schettino) y bajo la dirección de Fernando Ramírez, mago y humorista son parte de una historia en la que, por un mandato divino, se deben fusionar en un dúo y entender cómo funcionan sus actividades, en medio de situaciones de enredo muy divertidas.
“La magia siempre estuvo ligada al humor. Por lo general muchos magos siempre usamos técnicas humorísticas para hacer trucos. En este caso, hay mucho humor dentro de los efectos de magia. Pero no son los típicos juegos donde el público participa sino que están metidos dentro de una trama”, aseguró este joven mago que se define como “mitad platense, mitad quilmeño” por ser hijo de Daniel Raley, reconocido mago local que acaba de cumplir 55 años sorprendiendo a la gente con sus ilusiones.
Tras una exitosa temporada en Mar del Plata y su posterior paso por la cartelera porteña, “Raley de Clay” está de gira en la Ciudad con una propuesta minimalista que apuesta a demostrar que con poco se puede lograr mucho. “Intentamos cautivar al público con una propuesta de humor blanco, que no recurre a lo vulgar para hacer reír. La gente se divierte con algo tan sencillo como un guante, cuando Larry saca su clásico personaje Peto Lanza, y también disfruta cuando yo hago sombras chinezcas”, destacó el Mago.
¿Por qué la gente sigue creyendo en la magia?
“Creo que hoy en día hay tanta evolución de la informática y la tecnología que se está perdiendo la esencia de lo mágico. Entonces cuando a alguien le hacés un efecto de magia, aunque sea mínimo, se sorprende. La gente necesita dejarse sorprender y dejar de pensar en las cosas que superan la imaginación”, agregó Raley.
Por último, el mago hurgó en su corazón para responder con emoción cuando se lo consultó sobre el significado que la magia tiene para él. “Yo tenía cuatro años cuando empecé y ahora tengo cuarenta. Toda mi vida me dediqué a esto y no sé hacer otra cosa más que magia. Disfruto mucho de poder sorprender a la gente, soy dichoso de ir por la calle y que la gente me pare para que les haga un truco. Es lindo hacer sentir a un adulto como un niño, aunque sea por un rato”, concluyó.
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