18.05.2014 | Entrevista a Celeste Cid
La actriz protagoniza junto a Leonardo Sbaraglia el film Aire libre, que estrena este jueves. Su manera de de abordar los personajes y su relación con la exposición.
Por:
Nicolás Peralta
Asomada en un balcón porteño se la ve a Celeste Cid, fumando, mientras charla con alguien. Un peatón atento la vislumbra al levantar la cabeza y se queda mirando, como petrificado por la belleza de la actriz y el vestido rojo que en un raro efecto hipnótico destaca sobre la fachada gris del edificio. Lo que no sabe ese peatón es que Celeste habla sobre la película de Anahí Berneri, Aire Libre, que protagoniza junto a Leo Sbaraglia y que se estrena este jueves. De pronto, Celeste se interrumpe: "Mirá, en el micro de turistas hay una persona igual a Almodóvar". Se ríe. El tipo es igual, tiene razón. El colectivo se aleja por avenida Córdoba.
–¿Te gustaría trabajar en una de sus películas?
–Sí, me encantaría. Pero aclará que vos me preguntaste, sino después lo mandan al título como que lo dije yo, re descolgada.
No da muchas notas. Pero hoy parece estar predispuesta. Le gusta hablar de su arte y no esquiva (quizá porque la película trata el tema) sobre su hijo André Horvilleur (hijo también de Emmanuel), y su nueva pareja (Chano Carpentier, el cantante de Tan Biónica).
–Aire libre tiene un perfil sutil, de película de autor, sin mucho diálogo pero con intensidad en la imágenes y situaciones ¿Cómo lo sentiste vos?
–En la vida, cuando uno no dice en palabras cosas que siente, las actúa. Mi profesora de canto de cuando era chica siempre me decía: "cuando no podés decir algo, te duele la garganta". Podés creer o no, pero en algún punto algo hay. Uno somatiza enfermedades cuando hay cosas no dichas. Estos personajes están actuando una crisis. Jamás se ponen a conversar. No se comunican, no se dicen qué les pasa. Es un personaje muy humano que empieza a descubrir cosas. No se quiere separar, pero sabe que es algo inevitable y que terminará sucediendo. Y tiene ese miedo a encontrarse de nuevo con la soltería y la libertad que implica
–A veces es difícil, la realidad gana. La rutina vence y no se puede decir lo que nos pasa ¿no?
–Eso creo que muchas veces es la excusa. ¿Quién no tiene cinco minutos para largar lo que te pasa? Si se quiere se puede parar la pelota. Salvo que quede cómodo vivir en esa crisis. Estos personajes a través de la crisis que viven, intentan renovarse. Cuando tenés un hijo quizá pensás más en función de cuidar lo construido y con algo más de miedo al cambio. Quizá de manera prejuiciosa. En lo personal la realidad me demostró que no pasa nada. Estoy separada del papá de mi hijo y me llevo bárbaro. Si estuviéramos juntos quizá nos mataríamos, no lo sé. Pero así, mi hijo es un nene muy feliz, igual, sin los padres juntos. A veces los cambios están buenos. Hoy en día, igual, se banca mucho menos. A veces es un extremo: "No me gustó eso que opinas, chau andá a dormir afuera". Y no es así.
–Esta es una película que genera más interrogantes que respuestas ¿no?
– Sí, totalmente. Me da mucha intriga cómo será recibida fuera del medio, en el espectador puro y duro. ¿Qué sentirá un tipo común al verla? Películas como esta son inquietantes, sinceras y sin dudas, reales. Si recibís un comentario que te haga pensar sobre lo que hiciste, te vas preguntando cosas que quizás en el momento de hacerlo no te surgen. Cuando hablás de laburo, de tu laburo, con alguien más, te das cuenta que en el momento vos le ponés el cuerpo, intentando entender dónde está parado tu personaje, pero lo que decanta de la película completa y desde el punto de vista del espectador, es otra cosa que la que vos tenías en la cabeza; eso está buenísimo.
–¿Cómo elegís tus proyectos?
–Mi carrera son sensaciones. No pienso fríamente qué va ser de mí como actriz. No pienso qué me conviene o que no, no especulo con eso. Trato de guiarme por lo que siento, si intuyo que me va a hacer feliz y veo que voy a poder transitar algo nuevo, lo hago. En los últimos años me fijo mucho más con quién voy a trabajar. Salen cosas buenas cuando tenés feeling con alguien, aunque no salga un éxito. No me importa que funcione, es importante para que se sostenga, pero no es algo que a mí me atañe. Priorizo estar bien acompañada, trato de divertirme, y siento que eso es doblemente valioso. Ahora, por ejemplo, estoy laburando en lo nuevo de Seba Ortega y tengo muchas escenas con Fernán Miras: lo quiero mucho, me divierte, es muy inteligente. Busco rodearme de actores que aprecio.
–En 2008 hiciste Limbo, cortometraje en el que te encargaste del guión y la dirección ¿Te gustaría hacer algo más que un corto?
–Algún día me gustaría dirigir algo. Pero tampoco es mi suelo seguro, así que como que lo voy pateando, pero cuando decante ese momento se va dar, me tengo paciencia. Estoy en una etapa donde me siento más cercana a lo que siento, sin tanto prejuicio. Quizá cuando era más chica era más prejuiciosa o daba más vueltas ante algunas cosas. Me siento más accesible.
–¿No te gusta dar entrevistas? ¿Es eso lo que menos te gusta de tu profesión?
–Me gusta que si se estrena una peli, poder hablar de eso, y si esa charla o una pregunta te dispara cosas que quizá no la habías pensado, ahí me engancho; me gusta cuando me generan una inquietud y se me plantea una charla interesante. Vos venís bien (risas). La verdad que no me siento cómoda hablando de cómo te cuidás, o eso de hacer terapia con el periodista
–¿Te molesta que te pregunten de tu vida de pareja?
–Si te digo que sí ¿no me preguntás?…
– ¿Te preguntaría porque te molesta?
–(Risas) No, no me molesta. Nada me molesta, no quieras saber qué me molesta… ¿Ahora qué me preguntas? (Carcajadas)
–¿Cómo sigue el amor con Chano?
– Está todo muy bien. Tenemos proyectos juntos y nos divertimos.
–Tuviste relaciones bastante públicas antes, ¿Cómo te llevás con la exposición? Qué te saquen fotos saliendo de tu casa. No voy a indagar por si te molesta o no pero ¿cómo vivís esa situación?
–Me molesta (risas). No, en serio, no pasa nada. Es raro. Siempre me sacaron en la calle, no suelo mostrarme, suelo evitar situaciones donde sé que hay cámaras, trato de reservarme, de preservarme; pero si salgo de mi casa y hay un tipo sacando fotos de un auto, ya está, no me puedo resistir a eso. No puedo escapar. O te peleás con eso o decís "chau suerte, que te vaya bien". Hay gente a la que le gusta la exposición. A mí no. No juzgo al que le gusta. Hay gente que nace su bebé y sale a mostrarlo saliendo de la clínica. Yo no lo hago. Pero todo bien
–Volvamos a la profesión ¿Te considerás buena actriz?
–Intento serlo. (risas) Es difícil verse y juzgarse. Yo me doy con un palo. Mal.
–¿Por? ¿Qué ves cuando te ves?
–No sé, tengo una automirada impiadosa
–¿Qué cosas, que puedas o quieras comentar, no te gustan o te gustan de vos?
–(Risas) No, no sé. Trato de ser lo más honesta y entregada posible con lo que tengo que hacer. Estudio y le pongo todas las ganas, pero si me veo, sólo veo lo malo. En vez de decir "ah, esto estuvo bueno", veo lo que no me gustó o lo que podría cambiar.
–Pero te puede servir para mejorar, ¿no creés?
–Sí, igual lo mío es a un grado elevado de disconformidad, medio neurótico. Me ha pasado de preguntarme ¿por qué hice eso? ¿Por qué lo hice así? El otro día iba en un taxi y me di cuenta que estaba hablando sola, al borde de la esquizofrenia.
–¿Pero qué hacías?
–Iba como practicando cómo lo diría, o cómo lo tendría que haber dicho.
–¿Y el taxista? ¿Te miró raro?
–No, el señor estaba escuchando la radio, en otra. Pero me di cuenta y me dije: "¿Qué estoy haciendo? Ya está, Celeste, relajate, ya lo hiciste". «
En acción
No hay nada mejor para una actriz que tener meses ocupados. Es el caso de Celeste Cid: será parte de Viudas e hijas del rock and roll, la próxima tira de Underground, productora de su ex cuñado, Sebastián Ortega. Esto será hasta noviembre en principio, pero con un impasse de septiembre a octubre, cuando filmará Sin hijos, con Diego Peretti, un film de Ariel Winograd. Pronto, pero sin fecha confirmada se estrenará La parte ausente, opera prima de ficción de Galel Maidana, donde comparte elenco con Guillermo Pfening y Luis Ziembrowski, entre otros. En marzo va a filmar una comedia romántica de Santiago Giralt que se llamará Primavera.
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