miércoles, 21 de mayo de 2014

Una visita teatral a la casa de Almafuerte

TEATRO EN EL MUSEO

A 160 años del nacimiento del poeta, se pone en escena una obra en el que fue su último hogar platense 

EN EL MUSEO ALMAFUERTE, 66 ENTRE 5 Y 6, LOS SÁBADOS, A LAS 20, SE OFRECE “ECCE HOMO. CONSTRUCCIÓN ALMAFUERTE”

Por CECILIA FAMA

El Museo Almafuerte, esa pintoresca casona blanca ubicada en 66 entre 5 y 6, fue el último hogar de Pedro Bonifacio Palacios. Allí murió, en 1917, este escritor, periodista, dibujante y poeta que si bien había nacido en San Justo se afincó en La Plata, ciudad en la que vivió muchos años y desde donde produjo gran parte de su obra. Esa casa es Monumento Histórico Nacional. Y por estos días se convirtió en escenario de la obra “Ecce homo. Construcción Almafuerte”, que un grupo de artistas representa, a las 20, cada sábado de mayo.

La elección de este mes no es casual: el martes 13 se cumplieron 160 años del nacimiento de este multifacético hombre de la cultura argentina. En ese patio de ladrillos -hoy cerrado-, en esa galería de típica casa chorizo y con las puertas de todas las habitaciones abiertas -para que el público tenga oportunidad de apreciar el mobiliario y las pertenencias del poeta-, los actores María Ibarlín, Francisco Mendieta y Julio Salerno le ponen cuerpo y voz al texto de Nelson Mallach que repasa la biografía de “don Pedro”.

El guión está integrado en gran parte por poemas, y además se vale de herramientas audiovisuales para incluir imágenes de los lugares en los que vivió el escritor en nuestra ciudad. Esos espacios son “visitados” por su última biógrafa -María Laura Fernández- y el historiador Ramón Tarruella, quienes aportan un interesante material sobre su vida y su obra.

La dirección de la obra y las entrevistas que se proyectan están a cargo también de Mallach, quien eligió una puesta en escena despojada. Según explica el dramaturgo, “una mesa y seis sillas destartaladas eran todo el mobiliario de Palacios, y con ellos pasó de rancho en rancho hasta afincarse en la zona de plaza España. Su inquietud ante la vida se traduce en él como movimiento. Rastreamos los puntos residenciales del poeta durante su vida en la Ciudad y encontramos que antes de la compra de su última casa, ésta de la avenida 66, habitó al menos en cinco domicilios; en alguna ocasión, la mudanza tuvo que ver con el asedio de los curiosos y/o admiradores”.

“Justamente, ese movimiento inquietante definió la utilería de la obra ya que consideramos que la escenografía se constituyó a priori en el marco que el Museo aporta al espectáculo. Y siguiendo el criterio de síntesis poética, una estructura de hierro, un baúl, un banco y algunos libros viejos conformaron en nuestra puesta la metáfora de esa carencia definitoria del poeta”, resume el dramaturgo.

Esos “muebles” y objetos son trasladados de un rincón a otro por los actores: dos hombres y una mujer que cambian constantemente de personaje; en la hora y monedas que dura la obra son a la vez tía, madre, esposa del presidente Roque Sáenz Peña (Ibarlín). Y también cura, vecino, amigo, Almafuerte, colega y enemigo (Mendieta y Salerno). Entre penumbras, sus trabajos actorales logran conjurar la magia de representar muchos de los versos dentro de los muros en los que fueron concebidos.

Sobre el proceso creativo de la obra, Mallach agrega: “trabajar sobre el universo poético de un autor implica una decisión de registro y de abordaje. Ante esta cuestión decidimos alejarnos de los convencionalismos del género vinculados con el recitado o la declamación. Por el contrario, si bien aceptamos el material poético como basal de nuestra propia construcción, establecimos que la recitación tal como se entendía en el contexto de Almafuerte debía ser resignificada. Y en este camino, el poema nos dio la clave para dar cuenta de la poesía con los cuerpos”.

Los versos de “Trémolo”, “Vigilias amargas”, “Cantar de cantares”, “Vade retro” y “La hora trágica”, entre otros, nutren “Ecce Homo...” que según su autor “también intenta dar cuenta del abanico de voces que, paradójicamente, dieron vida a Almafuerte después de muerto. De ahí que acudimos al registro audiovisual e incluimos una proyección que incluye relatos diversos sobre la figura del poeta: su última biógrafa, un historiador analizando el vínculo de Almafuerte con Ramón L. Falcón y yo mismo leyendo ‘La sombra de la patria’, pieza fundamental de la poética almafuertiana, y encontrando también un cruce entre su familia y Palacios”.

Las prendas que llevan los actores también estimulan al convite poético. Mallach lo explica de esta forma: “el vestuario da cuenta de un aspecto basal de Almafuerte: su misticismo. Sólo la lectura de ‘El misionero’ vale el trabajo de la escenógrafa y vestuarista Cristina Pineda. Justamente este poema, que algunos consideran el mayúsculo del vate, sólo aparece en el espectáculo metaforizado en esa especie de túnicas”.

Teatro en espacios públicos 

El Proyecto “Ecce homo. Construcción Almafuerte” se incluye en otro más amplio que busca establecer los cruces posibles entre el lenguaje teatral y los edificios emblemáticos de la ciudad de La Plata. El mismo comenzó en el año 2013 con una intervención teatral de la Casa Curutchet que se denominó “El espacio indecible”, bajo la dramaturgia y dirección de Nelson Mallach y Roxana Aramburú. “En esa ocasión, a través del planteo dramático, se buscó establecer un diálogo con el campo de la Arquitectura a través de la única vivienda familiar que diseñó el maestro suizo Le Corbusier para América”, resume Mallach.

“La Literatura, y dentro de ella la poesía de Almafuerte, se consolida en este nuevo proyecto como nuestro eje de interés ante la posibilidad de intervenir la casa en donde el poeta murió en el año 1917” aclara el autor: “entendemos que en el cruce de lenguajes el poeta puede ser releído, reinterpretado. La teatralidad aporta la posibilidad de hacer ‘presente’ lo pasado, transformando lo histórico en actualidad. Nos permite abordar la multifacética personalidad de Palacios, recuperar su legado, dar cuenta de su valor poético y de su impronta en la vida social de los argentinos de entre siglos y en particular, en la de nuestra ciudad”.

“Este abordaje dramático de los espacios públicos se vincula con el deseo primario de colaborar en la conformación y consolidación de una identidad ciudadana. Si bien consideramos que la casa y la personalidad Palacios cuentan con un amplio reconocimiento, entendemos que el formato de un espectáculo teatral de estas características contribuirá a que el pasado sea revisitado desde la acción de los cuerpos latentes, infundiéndole nueva vitalidad de esta manera al ‘mito’”, concluye Mallach, uno de los hacedores del proyecto que durante dos sábados más -24 y 31 de mayo-, seguirá llenando de vida al Museo Almafuerte.

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