sábado, 17 de mayo de 2014

El teatro “La Hermandad del Princesa” sigue en venta y se viene abajo

EL DESTINO DEL PALACIO DE DIAGONAL 74

Tras los pedidos de “salvataje”, el histórico escenario aún está a la espera de un comprador y avanza el deterioro 

EN EL HISTÓRICO PALACIO DEL TEATRO PRINCESA, EN DIAGONAL 74 ENTRE 3 Y 4 AVANZA EL DETERIORO. CUANDO SE ANUNCIÓ SU OFERTA DE VENTA, HUBO UNA MOVIDA PARA “SALVARLO”, PERO NO HAY AVANCES

Después de una sonada oferta de venta, que hace un año generó movilizaciones vecinales y proyectos de expropiación “en defensa del patrimonio arquitectónico y cultural”, el emblemático teatro Princesa volvió a un discreto segundo plano. Aún a la espera de un comprador millonario que quiera rescatar su osamenta cargada de historia, la mole de diagonal 74 entre 3 y 4 retomó su ciclo de silencio, interrumpido únicamente por la presentación ocasional de obras de teatro independiente y vagabundos que buscan cobijo nocturno bajo su imponente acceso. Y en esa quietud, sólo avanza el deterioro.

De acuerdo con los propietarios del inmueble, “no se recibieron propuestas oficiales desde ningún ámbito, más allá de las iniciativas que tomaron estado público; todo sigue igual que el año pasado, es decir que el mantenimiento lo estamos solventando nosotros en su totalidad, sin exenciones ni beneficios de ninguna clase”.

“De los proyectos de expropiación, sólo sabemos lo que publican los diarios” admitió Gerardo García, uno de los dueños. “El edificio sigue en venta, pero no es una operación fácil, dado su valor y sus circunstancias. Conservarlo demanda un esfuerzo considerable, por lo que la decisión de desprendernos de él está tomada, pero en ese contexto no descartamos ninguna posibilidad”.

En mayo del año pasado, la aparición en el frente del Princesa de un enorme cartel de venta de una inmobiliaria porteña, que lo ofrecía como “lote de 1.300 metros cuadrados” tasado en una suma de ocho cifras, provocó revuelo en las redes sociales y una inmediata reacción de diferentes actores de la comunidad, ante la posibilidad cierta de que la vieja catedral cultural cayera bajo la piqueta de los brokers.

Los pedidos de “salvataje” se transformaron en asambleas públicas y en un pedido legislativo de expropiación presentado por el senador provincial Emilio López Muntaner. Ese proyecto de ley promovía la compra por parte del Estado provincial y entrega a la Ciudad del teatro nacido a fines del siglo XIX como sede de la sociedad italiana “Unione e Fratellanza”, para convertirlo en centro cultural.

Según especifica el texto de la norma impulsada por el legislador oficialista, el municipio “procederá a su inmediata restauración, reparación, remodelación y puesta en valor con el objetivo de ser destinado a un centro cultural, teatral, de memoria e historia de la región, conjuntamente con la instalación de una biblioteca, archivo y bar temático”.

En la Comuna advierten que “hace varios meses no hay avances en el tratamiento de lo del Princesa, que es un tema que tenemos presente y periódicamente actualizamos. Lo más reciente fue persuadir a un hombre, que se quería instalar con un colchón y algunas pertenencias en la entrada de diagonal 74, de aceptar nuestra asistencia.

Lamentablemente, una estructura de esa antigüedad y dimensiones entra muy fácil en una espiral de deterioro que pasado cierto tiempo es complicada de revertir”.

Hace diez años, a fines de 2004, los concejales platenses sancionaron una ordenanza declarando el teatro “de interés histórico” por su “valor testimonial”. Esa norma prevé que “toda intervención a realizar en el edificio, cualquiera sea su magnitud y/o destino, deberá ser evaluada previamente por la Comisión del Sitio” y atenerse a “conservar sus características y preservación, así como a la puesta en valor de sus particularidades arquitectónicas”.

Esto lo convertiría en “intocable”. Un informe del Colegio de Arquitectos local (Capba1), expresó “preocupación” por la suerte del inmueble, y recordó que “está contemplado dentro del Catálogo del Patrimonio Arquitectónico según Decreto Municipal N° 1579 del año 2006, en la categoría Estructural”. 

Segun el documento, esa tipificación se traduce en que las eventuales intervenciones “deben orientarse a poner en evidencia y salvaguardar los valores del edificio, y al respeto y la puesta en valor de su autenticidad de diseño, materiales y ejecución, permitiendo modificaciones que no alteren su sustancia tipológica”.

UNA HISTORIA EN TRES SIGLOS

La Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “Unione e Fratellanza” fue la primera entidad que nucleó a inmigrantes peninsulares en nuestra ciudad. Se fundó el 3 de junio de 1883, pero la construcción de su ambiciosa sede -una mole neoclásica cuyo vestíbulo estaba ornamentado con esculturas barrocas de ángeles y princesas- demoró seis años más.

Además de los objetivos solidarios y sociales de unión y fraternidad entre los oriundos de la nación de Giuseppe Garibaldi, el lugar fue centro gravitatorio para la masonería platense; varias logias operaron allí hasta entrado el siglo XX. Con el paso del tiempo, fue alquilado por dirigente conservadores para sus mítines contra Hipólito Yrigoyen. En la década de 1920, la irrupción de los filmes mudos marcó su destino; la sala de reuniones se adaptó como cine-teatro con orquesta, y durante tres décadas, el Princesa ofreció multitudinarias funciones martes, jueves y domingos que aún recuerdan los vecinos más memoriosos.

TREINTA AÑOS COMO DEPOSITO

A inicios de los ‘50, sucesivas inspecciones municipales revocaron la habilitación del coliseo, que en 1952 fue adquirido por un particular por 300 mil pesos. Desde entonces, por treinta años, funcionó como depósito de autos de colección y taller de reparación de veleros y pequeños cruceros; las dimensiones de las embarcaciones determinaron que se abriera un gran portón, modificando el muro lateral izquierdo de la fachada.

El camino del dramaturgo y director platense Francisco Mario García Alvarez, “Quico”, se cruzó con el del Princesa en los primeros ’90. “Tuvo un problema cardíaco, y se planteó un cambio de vida” recuerdan los suyos: “alguien le dijo que el teatro estaba en venta, y lo adquirió para crear lo que definió como ‘un lugar con identidad estética’”. Lo logró, con una serie de obras entre las que “Maluco” es la más recordada.

Hacia 1910, en La Plata vivía uno de cada cuatro masones del país. Logias como “La Plata 80”, “Triunfo y Justicia”, “Luz y Verdad”, “Stretta Ugna-glianza”, “1º de Mayo” o “Hijos del Universo” alimentaban una escena en ebullición. Se cree que el Princesa fue sede de 16 de estas sociedades, y que su ubicación y rasgos arquitectónicos encierran simbología inequívocamente ligada con la masonería.

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