A los muchachos en escena. Entre nostalgias y risas tangueras Actores y gente del Hogar
Una jornada Emotiva
09.05.2011 | Para festejar el cumpleaños de La Pulseada y del Taller de Teatro de la UNLP, el sábado se presentó la obra A los muchachos
Y una noche el Hogar del cura Cajade fue un teatro. El teatro más lejos que haya tenido La Plata en toda su historia, en 643 entre 12 y 13. En un barrio que está entre el Aeropuerto y Sicardi y que –merecidamente– podría llamarse Carlos Cajade. Las luces del salón de usos múltiples del Hogar anunciaban que algo estaba por pasar. Las caritas de expectativa de los pibes eran de esas cuando se esperan visitas. Y no era para menos porque llegaba la gente del Taller de Teatro de la UNLP con la obra A los muchachos, para festejar los nueve años de la revista La Pulseada y el cuarto de siglo de vida del Taller que comanda el "Colorado" Barruti.
Los pibes del Hogar repartían los programas de la obra; Kristel y Graciela andaban con un changuito de hacer los mandados con el último número de La Pulseada y los pibes corrían entre las sillas del salón.
A eso de las 19 llegaron los micros línea Este que gentilmente puso la empresa de colectivos para llevar a todo el que quisiera ir desde el Taller de Teatro, de calle 10, hasta el Hogar.
¡Shhhh!, ahí empieza. El escenario estaba armado, grandes y chicos sentados, luces apagadas y comenzó la función. La obra es por sí sola un deleite. El Negro y El Ruso hacían sus yeites sobre el escenario que armó esa tarde la gente del Hogar y todos miraban desde abajo a esos dos muchachos vestidos de traje y engominados.
Marcelo Santillán, un histórico del Hogar, llenaba de carcajadas el salón y cuando un chiste le causaba gracia aplaudía riendo y contagiando al resto. Nadie se movió de la silla. El final se llenó de aplausos que delataban la emoción en la cara de los actores.
Gracias por venir. Por lo lejos que queda el Hogar pocos son los que se llegan hasta esa zona. Los pibes y los educadores estaban agradecidos de que alrededor de 100 personas se tomaran el tiempo para festejar juntos semejante acontecimiento.
"Nos gratifica y nos encanta la apertura del Hogar a la gente, que vengan a acompañarnos a un lugar donde hay 253 pibes que viven en la obra de Carlitos. Esto nos da fuerza y es positivo para nosotros", decía emocionado Mario Cajade, hermano del cura y hoy al frente de la Obra.
Para Pablo Pawlowicz, "el Ruso" en la obra de teatro, "es difícil poner en palabras lo emoción que significa para subir a hacer la obra en el Hogar de Cajade. Uno se da cuenta de lo rengo que está".
El "Colorado" Norberto Barruti, director del Taller de Teatro y de la obra A los muchachos se sentía abrazado por los recuerdos. "Me da felicidad y nostalgia a la vez. Antes era costumbre salir con las obras de teatro a los barrios, llevar el arte a la calle, militar con la actuación".
Con chicos que se acercaban a hacerle preguntas o saludarlo, el "Colo" Barrutti decía que "esto nos da fuerzas y nos llena de emoción".
La noche terminó con un brindis, una recorrida por las casas del Hogar, la capillita remodelada, el sitio donde descansan los restos de Carlitos Cajade y un "gracias por venir".
Fuente:http://www.elargentino.com/nota-138062-medios-122-El-dia-que-el-Hogar-de-Cajade-fue-un-teatro.html
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