sábado, 21 de mayo de 2011

Saber de teatro

Reflejos de una mirada

El unipersonal del actor Omar Musa, con dirección de Analía Aristegui, sube a escena hoy a las 23, en El Núcleo

Cuando pienso en Shakespeare pienso en el drama humano, en su condición de animal conciente de su finitud y en la sensación de angustia, vértigo y vacío que eso le genera. En la voluntad de poder y ambición que le es propia y natural. Pienso en un autor adelantado a su época, rozando las ideas que mucho después, filósofos como Nietzsche o Camus desplegaron, fue lo que primero le vino a la mente a Omar Musa cuando se le pidió que haga referencia al dramaturgo inglés, a quien también calificó de "clásico" pero "no por su 'verdad revelada' sino porque nos permite indagar acerca de nosotros mismos de un modo siempre nuevo, con sentido contemporáneo. Alguien que no ha parado de crecer y desplegarse, como una mariposa, fugaz y eterna a la vez".

Toda la introducción a ese personaje emblemático, cuyo nombre no puede separarse de ninguna manera de la palabra teatro, es para presentar una obra que justamente está basada en sus textos, y que tiene como único protagonista al actor platense Omar Musa, quien contó como se originó la pieza, que se titula Reflejos de una mirada y subirá a escena hoy a las 23, en el Centro Cultural El Núcleo (6 Nº 420 entre 40 y 41).

 "La idea nace de Analía Aristegui, una joven "vieja" compañera, ya que nos conocemos haciendo teatro desde que ella era una estudiante. Hemos hecho diversos trabajos en conjunto con nuestros respectivos grupos, La Llave y Barataria y siempre hemos tenido buena onda para llevar adelante los mismos, ya que cultivamos, ante todo, respeto por nuestra profesión y una fuerte voluntad de investigación y hemos aprendido a transpirar la camiseta", inició su relato Musa, quien agregó: "en cuanto me comunicó la idea, me sentí el actor nás feliz del mundo, ya que la aspiración de acercarme al material de Shakespeare es común a todos nosotros. Ojo, no es que reniegue de lo que hago, todo lo contrario, sólo que es como un gustito aparte. Obviamente, un gusto que, estando mal encarado puede hacerte sufrir.

- ¿Qué es lo que no se puede dejar de lado cuando se toma  como referencia la obra de Shakespeare y, al mismo tiempo, cómo se hace para buscarle la "vuelta" y crear una pieza original?

- Creo que al encarar una obra con textos de Shakespeare, se está buceando produnda y modernamente en la condición humana, como sucede con todos los grandes dramaturgos. Es más, su obra atraviesa con ligereza y soltura el postmodernismo y se ríe de los filósofos que inauguraron "el fin de la historia". Nada queda afuera de este genial y polémico autor. La vida, la muerte, el poder, el destino, el sexo. Su obra permite una relectura constante del eterno drama de la condición humana. Pero, a su vez, encarado el trabajo con el suficiente desenfado y riéndose de la condición de "clásico" que le asignan los falsos intelectuales y los perezosos de siempre, investigando con dureza y espíritu de sacrificio, se puede lograr (el público lo dirá) un resultado que le dé carácter y originalidad. La condición esencial para ello es despojarse de toda clase de prejuicios y laburar, laburar y laburar, tratando de reinventar cada palabra, cada frase, buscándole un nuevo sentido como si fueran expresadas por primera vez. Se hace necesario perderle el respeto a esos textos monumentales, quitarles solemnidad, bajarlos a tierra, volver a escucharlos y decirlos hoy, ahora, aquí.

De nuevo

Durante el 2010 la pieza se presentó el mismo día y en el mismo espacio y, desde su estreno (el pasado 2 de abril), la idea de los que forman parte de este espectáculo fue "recuperar las vivencias del año pasado y profundizar en la relación con el espectador, que en esta obra, es clave y elemental. Nunca hemos dejado de ensayar, desde la primera función, y por lo tanto, probamos y desechamos continuamente, un material que es inagotable" precisó Omar Musa, que reconoció la "voluntad inquebrantable de la directora" quien "armó y desarmó innumerables veces, escenas, textos, intenciones, modos de actuación, personajes, e indagó junto a las escenógrafas: Soledad Machado y Liliana Cáceres en el espacio, el color, la luz, el vestuario". Esto, y muchas cosas más, permitieron que todos los que forman parte de Reflejos... obtengan "un resultado que nos llena de orgullo y felicidad, ya que podemos afirmar que hemos dado todo lo que concientemente teníamos para ofrecer, artísticamente hablando, y no nos hemos quedado con nada en el tintero. Hemos tratado de investigar y probar todas las posibilidades que nos ofrecía el material. Para ello trabajamos esforzadamente durante más de un año desechando resultados una y otra vez, hasta encontrar, según nuestra perspectiva, aquello que nos conmovía y nos parecía original, si es que se puede ser original en el hecho artístico". Los nombres que también colaboraron para que pueda materializarse esta obra son los de Osvaldo Tanzola, encargado de las máscaras, Rita Pisani (maquillajes). Nina Rapp (música original) y Gabi Monje (diseño de Comunicación Visual).

Los textos elegidos para Reflejos de una mirada son "de las obras y los personajes menos transitados de este genial autor, a tal punto que la mayoría de las veces, la gente no acierta descubrirlos ni asociarlos a su origen", explicó Musa, quien destacó que han trabajado" sobre la base de tres personajes, tres veces: el actor, el autor y el riente bululú que, en contradicción constante, luchan cruelmente por su espacio y sus ideas".

- ¿Qué siente a la hora de pararse solo arriba del escenario?

- La sensación de pararse solo en el escenario frente a un público siempre diverso y con distintas necesidades y gustos, es por demás excitante. Produce una altísima adrenalina que es el combustible necesario e implacable para nuestra actividad. Genera pasión, miedo, coraje, voluntad. No imagino un actor despojado de esos condimentos. Con el control necesario para llevar adelante la coreografía que ha creado junto a la directora, pero con la pasión y el desborde que lo habla creíble y conmovedor.

Lucía Zapata

Fuente: CONTRATAPA, Diario Diagonales

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