Jueves 26 de Mayo de 2011
La «Butterfly» platense viaja con buena voz a la Segunda Guerra
Por: Margarita Pollini
«Madama Butterfly», Tragedia japonesa en dos actos de G. Puccini. Libreto: L. Illica y G. Giacosa. Orquesta y Coro del Teatro Argentino. Puesta en escena: R. Cosentino. Dirección musical: T. Gagliardo Varas (22 de mayo) Teatro Argentino de La Plata.
«Madama Butterfly», la ópera de Giacomo Puccini con la que el Teatro Argentino de La Plata prosigue su temporada, implica grandes desafíos para los directores de escena, y el mayor de ellos es recrear la tragedia en toda su dimensión eludiendo el cliché de la estampa japonesa. Absolutamente conciente de eso y con una gran sensibilidad, Rita Cosentino buscó una salida y la encontró llevando la acción al período de la ocupación norteamericana en la isla (fines de la década del 40), lo que le permitió plasmar vívidamente la fusión de ambas culturas.
Algunas instancias de la puesta, como la boda que se realiza dentro del teatro donde Butterfly canta y baila en tanto que geisha, o la acción del segundo acto, que se desarrolla totalmente en el exterior, pueden no convencer a todos, pero es innegable que Cosentino es fiel a su concepción, a la que la escenografía e iluminación de Juan Carlos Greco y el vestuario de Stella Maris Müller dan el marco visual apropiado.
Pilar fundamental del éxito de esta «Butterfly» es Daniela Tabernig: en la plenitud de sus medios vocales, la soprano santafesina, una de las artistas más destacadas de la nueva generación lírica, compone a una Cio-Cio San inolvidable teatral y musicalmente. Dotado de una voz importante, Pedro Espinoza (el tenor chileno que viene de encarnar a Lensky en ese mismo escenario) apela a pocos matices en su canto, que en consecuencia resulta monótono.
Víctor Torres vuelve a asumir el papel de Sharpless con su probada excelencia, dotándolo de una sensibilidad pocas veces vista. Como Suzuki, Alejandra Malvino realiza otra gran tarea y el ensamble de su voz con la de Tabernig es perfecto. Dentro del resto del elenco cabe destacar a Sergio Spina (Goro), Sebastián Sorarrain (Yamadori) y Emiliano Bulacios (Bonzo).
En la monumental partitura de Puccini, Tulio Gagliardo Varas llevó a cabo una interesante labor al frente de la Orquesta Estable, y el Coro preparado por Miguel Martínez cumplió sobradamente. Todos los factores mencionados se conjugan para hacer de esta «Butterfly» un acontecimiento dentro del ambicioso ciclo lírico platense y del año musical.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=584417
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