En el Teatro Argentino se expone la muestra “Arte y provocación”, un recorrido por la obra del artista
Por LUIS PAZOS
Cantante, bailarín, actor, coreógrafo, diseñador, escenógrafo. Todo esto fue Miguel de Molina. Y algo más. Fue un artista que vivió y murió fiel a sí mismo. Actitud que en la España intolerante de Franco le costó la cárcel, la tortura y el exilio. La muestra "Arte y provocación", en el Teatro Argentino, se asoma a la obra de este artista popular, considerado el Rey de la Copla, que impuso en España, México y la Argentina canciones como "La bien pagá", "Ojos verdes", "El día que nací yo" o "Te lo juro".
En "Arte y provocación" el espectador tiene la oportunidad de conocer al artista. En realidad habría que decir al creador de una estética provocadora para su época. Aquí están, para asombro de los que no lo conocieron durante su exilio en Buenos Aires, las increíbles blusas con mangas abuchonadas y telas en las que se mezclan los colores del arcoíris, los trajes de chaquetillas ajustadas dignas de un "matador" y por supuesto, las botitas con taco y colores refulgentes propios de lo que sería, dos décadas después, el pop-art.
Y está él, Miguel de Molina de cuerpo entero, en fotos-murales. En estas imágenes y en el video que muestra fragmentos de sus películas, se lo ve arrogante, frágil, hermoso y fatalmente envejecido. Es en el video, precisamente, donde hay que detenerse si se lo quiere ver en las distintas etapas de su vida como artista.
La dimensión de la fama que alcanzó en la Argentina se puede comprobar en la colección de fotos dedicadas de artistas que lo trataron y lo admiraron. Para Susana Giménez, por ejemplo, Miguel de Molina fue "la máxima estrella". Para Joan Manuel Serrat es simplemente "inolvidable". Para Mariano Mores "un creador genial". Para Enrique Santos Discépolo y Niní Marshall, "un artista extraordinario". Pero la gran sorpresa no proviene del mundo de la música, o del arte en general, sino de la política. Juan Domingo Perón y Eva Duarte le agradecen "su apoyo a la celebración del día de los obreros".
EL HOMBRE
"Arte y provocación" es una muestra digna. Correctamente curada y con un título que se ajusta al personaje. Y sin embargo, la palabra "provocación", para definir a Miguel de Molina, es insuficiente. Una palabra más justa sería "libertad". Porque de eso se trata su vida. Lo mostrado, que es inobjetable, ignora lo más importante: su lucha por ser lo que quiso ser. Miguel de Molina era homosexual y republicano. Y nunca lo ocultó. El precio que pagó por defender su identidad sexual y política fue el más terrible que puede pagar un hombre.
En pleno Madrid, y siendo el artista más popular de España, tres desconocidos lo raptaron, lo arrojaron en un descampado, le rompieron los dientes, le arrancaron mechones de pelo y le desfiguraron la cara, mientras le gritaban "esto es por rojo y maricón". Dejaron de patearlo cuando lo dieron por muerto. Pero Miguel sobrevivió y en 1942 se exilió en la Argentina, donde su éxito fue inmediato. De hecho, filmó dos películas: "Esta es mi vida" y "Luces de candilejas".
Nada de esto le importó a la Embajada de España, que exigió al gobierno argentino que lo echara del país. Se exilió en Méjico donde fue perseguido y finalmente expulsado, por la acción de dos artistas que en ese momento ejercían el poder político desde el Sindicato que los nucleaba: el famoso cantante Jorge Negrete y el no menos famoso cómico Cantinflas. De este infierno que parecía no tener fin lo rescata Eva Perón, que lo trae nuevamente a la Argentina. Miguel de Molina había nacido en Málaga, España, el 10 de abril de 1908. Muere en su amada Buenos Aires el 4 de marzo de 1993. Tenía 84 años.
La muestra se puede visitar hasta el 12 de junio, de martes a domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita, en 51 entre 9 y 10.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20110522/al-rescate-miguel-molina-espectaculos9.htm
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