miércoles, 27 de agosto de 2008

Reabren la Sala Discépolo: La comedia vuelve a las tablas


EL TEATRO PROVINCIAL DE FESTEJO

Tuvieron que cerrar su espacio después de la tragedia de Cromañón “para garantizar la seguridad de los
espectadores”. Ahora levantan los telones con la obra Babilonia, del dramaturgo que da nombre al lugar

En 2005, después de un trágico despertar de la inconsciencia colectiva a raíz de una tragedia como la de Cromañón, muchos espacios culturales dedicados a los espectáculos en nuestra ciudad debieron cerrar por no cumplir con los requisitos básicos de seguridad.

Entre ellos figuraba la Sala Armando Discépolo, el escenario que luego de la pérdida de su espacio (la sala Pablo Podestá), había logrado adquirir la Comedia de la Provincia en 1998. Pero a partir de la semana que viene la Comedia provincial recuperará un lugar propio reinaugurando la Sala ubicada en 12 entre 62 y 63. “Esto tiene para nosotros una importancia central, si bien estuvimos funcionando en la Sala Piazzolla del Teatro Argentino, tener una sede, acondicionada específicamente para las actividades teatrales es lo ideal”, dice Siro Colli, director de la Comedia.

El renovado espacio cuenta con lugar para aproximadamente 200 butacas un escenario bien amplio y, de acuerdo a los objetivos de Colli, cumplirá con un rol fundamental en la difusión de las actividades teatrales de la Provincia.

“La Comedia se diferencia de las múltiples salas de teatro independiente que se van inaugurando en la Provincia. Si bien el crecimiento del teatro siempre es positivo, nosotros contamos con la ventaja de llegar a todos los públicos, ya que tenemos programas para las escuelas, para la tercera edad, descuentos para los trabajadores, cumplimos una función muy importante”, señala el director.

La cita será este martes 2 de septiembre a partir de las 19 con espectáculos callejeros y murgas. A las 20 se volverán a abrir las puertas y los telones de la sala, presentando Babilonia, una pieza del dramaturgo que da nombre al lugar.

La obra se enmarca en la segunda década del siglo XX, cuando miles de inmigrantes llegan a Buenos Aires en busca de progreso. “Babilonia tiene actualidad, sobre todo en torno a la mezcla y conjunción de culturas, y en este contexto, sobre todo en Latinoamérica, creemos que está bueno poder desarrollar una mirada sobre este tema”, explica Colli respecto de la elección de la obra.

El director agrega que otra gran satisfacción es poder contar con el elenco suficiente para poner en escena “un clásico rioplatense. Es un gusto que no todos los grupos teatrales se pueden dar”, comenta orgulloso.

Comedia rodante: la búsqueda de un escenario

Desde 1993 que los empleados y autoridades de la Comedia de la Provincia reclamaron una sede y comenzaron a darle forma a un proyecto prometedor. En ese momento, se consiguió un local de la calle 12 entre 62 y 63 que poseía la dirección general de Escuelas. Pero el lugar estaba en desuso y mostraba claros signos de abandono, “era cuestión de poner manos a la obra y empezar a concretar el sueño”, comentan desde la Comedia. En ese momento todas las voluntades se sumaron en pos de un objetivo en común: levantar el telón de un escenario propio. Finalmente, el 10 de julio de 1998, los comediantes provinciales lograron su objetivo y presentaron “El Organito” de Armando Discépolo, en la sala que ahora se reinaugura y lleva ese nombre. En 2005, a raíz de la tragedia de Cromañón, la sala cerró y el Teatro de la Comedia pasó a funcionar en la Sala Astor Piazzolla del Teatro Argentino. Sin embargo, la Comedia nunca perdió su carácter itinerante debido al que recorre con sus obras distintos lugares de la provincia de Buenos Aires.

Armando Discépolo: un trabajador grotesco

Proveniente de una familia de artistas, Armando Discépolo es considerado como creador del “grotesco criollo” teatral. Desde sus primeros años Armando manifestó pasión por el teatro, y después de la muerte de su padre decidió dedicarse de lleno a la profesión. Tuvo, además, la buena fortuna de que Pablo Podestá, el actor más importante de aquellos tiempos, interpretó su primera obra teatral, Entre el hierro. La pieza fue un éxito y a partir de entonces, Discépolo escribió a razón de una o dos piezas por año, entre las que se destacan La torcaza, El novio de mamá, El vodevil, La espada de Damocles y El movimiento continuo. Todas ellas comparten atmósferas depresivas y la exaltación de las contradicciones de sus protagonistas. Armando Discépolo murió en enero de 1971, a sus 83 años, en plena actividad.

Fuente: http://pdf.diariohoy.net/2008/08/27/pdf/cuerpo.pdf

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