martes, 8 de mayo de 2012

Murió Carlos Loiseau, "Caloi"

Espectáculos / El artista salteño, creador de Clemente, tenía 63 años y falleció durante la madrugada, tras una larga enfermedad. Sus comienzos habían sido en la revista Tía Vicenta, en 1966. Su obra llegó al cine la semana pasada.

08.05.2012 | 17.14

La sonrisa de Caloi, en su mesa de trabajo

Carlos Alberto Loiseau, más conocido como Caloi, falleció este martes por la madrugada a los 63 años. Estaba en grave estado desde hace unos días y luchaba hace años contra el cáncer.

La noticia la confirmó su amigo Marcelo Simón: "perdió la batalla contra la enfemedad, pero deja un legado de obras inolvidables para todos".


El dibujante fue el creador de Clemente, el popular personaje que apareció por primera vez en 1973, y de otros tantos personajes que se publicaron en diferentes revistas y diarios.

Fue reconocido en todo el mundo por su talento y recibió importantes premios también en la Argentina.

Nacido en Salta el 9 de noviembre de 1948, vivía en Adrogué, provincia de Buenos Aires.

Su carrera.

- Publicó ininterrumpidamente desde sus comienzos en la revista "Tía Vicenta" en 1966, hasta el presente.
- En 1967 publicó en "María Belén" su serie "Artista, flor, ejecutivo".
- Sus dibujos aparecieron luego en "Adán", "La hipotenusa", "Panorama", "Tío Landrú", "Siete Días", "La bella gente", "Cronopios", "Atlántida", "Satiricón", "Mengano", "La Jeringa", "Primera Plana", "Semana Gráfica".

Fue dibujante de las secciones Humorística y Política de la revista "ANÁLISIS" de 1968 a 1971.

Realizó "Las invasiones inglesas", cortometraje cinematográfico de dibujos (1970).
Desde 1968 es dibujante de distintas secciones del diario "Clarín".

Desde 1973 aparecen en ese medio una tira diaria "Clement" y una página de humor en la revista dominical Viva.

Entre 1976 y 1982 publicó una página semanal de humor sobre temas deportivos en la revista "El Gráfico".

Algunos de sus dibujos son reproducidos además en Uruguay, Brasil, Venezuela, Colombia, México, España, Francia, Italia, EE.UU., Cuba, Bélgica, Alemania, Bolivia, Puerto Rico, etc.

Varios museos (Argentina, EE.UU., Suiza, Francia, Italia, etc.) exhiben sus originales y reproducciones en forma permanente.

Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas, charlas y conferencias en Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Mar del Plata, Rosario, Salta, Jujuy, Río Negro, Chaco y en el exterior.

Realizó entre otras una muestra retrospectiva de su obra, denominada "20 no es nada" en el Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires (Recoleta) en 1987, visitada por 110.000 personas. En el mismo centro también realizó en 1999 una "Muestra de originales a color", publicados en la Revista Viva desde 1994 a 1999.

Realizó también una muestra integral de su personaje denominada "Clemente 30 pirulos" en el Palais de Glace en Septiembre/Octubre de 2004. Otra importante exposición con motivo del lanzamiento de Edición especial del libro Humoris Causa en Espacio de Arte Pasaje 17 organizada por APOC en Diciembre de 2007. En Septiembre de 2009 junto a TUTE exhibieron sus dibujos en la muestra "En el nombre del hijo" en Alcalá de Henares, Madrid.

El legado de Clemente

Su personaje "Clemente" fue utilizado por el Correo Argentino como motivo en una de sus Estampillas (1998).

En el año 2000, La Escuela Nº3 - Juan María Gutierrez, de Barracas bautizó a su biblioteca con el nombre de Caloi. La escuela está ubicada en la calle Dardo Rocha 1226.

En noviembre de 2006 se inauguró el Monumento a Clemente, en una plazoleta que lleva su nombre ubicada en la localidad de Adrogué, Provincia de Buenos Aires.

El personaje de su creación, Clemente, fué nombrado en 2004 "Patrimonio Cultural de la Ciudad" y Caloi "Personalidad destacada de la cultura", por la Legislatura de la Ciudad de Bs. As, posteriormente en Marzo de 2009 fue declarado "Ciudadano Ilustre" de la Capital.

Entre el 11 de agosto y el 7 de septiembre de 2000, realizó una importante muestra en el Centro Cultural de Alte. Brown, en Adrogué, en la que se exhibieron originales a color, en blanco y negro, tiras de Clemente y los dibujos de la colección Parliament, y se realizaron proyecciones de las péliculas de "Caloi en su tinta".


La revolución tecnicolor

Desde que se metió en la tele en 1990, Caloi se encargó de demostrar que –en uno de los terrenos menos proclives para la creatividad– era posible hacer de cada programa un verdadero objeto artístico.

Por Daniela Camezzana.


Al cierre de la inconfundible presentación del programa de televisión que llevaba en el título su nombre, Caloi ponía su firma de puño y letra. Para un artista plástico que sabe lo que cuesta hacerse un nombre, este es el trazo menos inconciente de toda su carrera y el que más lo vincula con el reconocimiento del mundo exterior. Justamente por eso no es un detalle menor que cuando Caloi decidió meterse en el mundo de la televisión lo hizo con el mismo respeto que le merecían otros medios de expresión y le puso a lo que hacía su firma. Y como contrapartida se comprometió a que cada emisión se acerque cada vez más a ser una obra de arte.

“En realidad soy el mascarón de proa del programa”, declaró Caloi con mucha humildad en una entrevista. Sin embargo, su esposa y animadora María Verónica Ramírez en el acto se encargó de aclarar que fue a él a quien se le ocurrió la idea durante un viaje familiar. “Nos encontramos en una ciudad italiana con un festival muy importante de humor gráfico e historieta que por primera vez agregaba con carácter competitivo la categoría de películas de animación. Un día embolados de recorrer el lugar nos metimos en el cine a ver un programa.” Ese fue el momento en el que Caloi se dio cuenta que la animación de autor era un lenguaje muy emparentado con humor gráfico y supo que debía traerlo a la Argentina.

Para entonces Caloi ya era el padre de la criatura pero lejos de querer congraciarse con los circuitos consagrados de las Bellas Artes, él –que había hechos sus primeras armas en revistas y medios gráficos– supo ver en la televisión la posibilidad de difundir este material en un amplio radio de influencia de punta a punta del país. Previamente había tenido un acercamiento al medio en 1982 como guionista de Clemente, un programa de televisión que se trasmitía por Canal 13. Pero con Caloi en su tinta inventa un formato en el que mezcla elementos de la plástica, el diseño gráfico en los separadores junto con la historia y los detalles técnicos de la obra más la animación de autor en un combo verdaderamente explosivo.

A tal punto Caloi tenía claro de qué iba ese nuevo formato que luchó durante todos los años de existencia del programa para que "que no metieran ningún tipo de corte en la media hora que dura el programa, que está ordenado temáticamente, ya que asociamos la presentación por el tema o por el tratamiento plástico de las películas.” Pensando no sólo en la divulgación del material sino de popularizar los mecanismos por los cuales acercarse a las artes plásticas que requerían cierta tensión. Pero que sin embargo la televisión de eso tiempos (menos aún la de ahora) se podía permitir.

El programa reunió animadores e ilustradores extraordinarios de la talla de Jan Svankmajer, Michaela Pavlatova, Aardman Animation, Michaela Pavlatova, Bruno Bozzetto, Marv Newland, John Laseter, Oscar Grillo, entre otros con autores inéditos como el pre seleccionado para el Oscar, Juan Pablo Zaramella o Pablo Rodríguez Jáuregui. Según Caloi “lo que pasa con los programas culturales es que son generalmente bombardeados por la TV comercial y también que ha habido algunos bastante aburridos. Entonces se generaliza diciendo que no se puede hacer un programa cultural entretenido, cosa que no es cierto. Este es un material que tiene explotación comercial y con el cual se puede armar una audiovisual muy interesante que sea formativo. Es muy probable que no deje un gran negocio para el canal, pero si un gran negocio, en todo caso, para el país porque colabora con la parte educativa. Además ha cumplido la función a lo largo de estos doce o trece años, de ir formando también a los nuevos realizadores. Hay toda una riqueza que no es medible en el rédito económico.” Sin embargo, no conformes con el impulso que dio el programa, Caloi y su mujer desarrollaron otras tareas para estimular la producción del cine de animación argentino a través de concursos, emisiones públicas y la participación continua en festivales como el Festival Internacional de Annecy (Francia) y el de Mar del Plata.

Sólo durante los diez años que estuvo en ATC y aún a pesar de la gestión de Sofovich que se encargaba de mandarlo al muere en la programación, Caloi en su tinta formó a toda una generación que es la que explota hoy en los festivales internacionales y que forman parte de las escuelas que luego se fueron abriendo en el país. Todos y cada uno lo nombran a él como un referente, como alguien que supo hacer obra pero también escuela.

Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-180215-seccion-114&Redirect=false-Adios-maestro.html

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