lunes, 28 de mayo de 2012

Edipo: según la Fura dels Baus en el Teatro Colón

Domingo 27 de mayo de 2012 | Publicado en edición impresa

La audaz puesta del grupo catalán de la ópera de Enescu sube a escena pasado mañana, en el Colón

Por Jorge Aráoz Badí | Para LA NACION

La impactante escenografía que traerá el drama griego al siglo XX. Foto: Diego Spivacow / AFV

Hace casi dos años, el 4 de octubre de 2010, cerca de Budapest, Hungría, estallaron las paredes de un enorme depósito de residuos de soda cáustica liberando más de un millón de metros cúbicos de un lodo rojizo y contaminante que se extendió sobre varias ciudades, inundó casas, mató o dejó heridas con graves quemaduras en la piel a más de un centenar de personas, terminó con la vida de cuanto animal encontró en su trayecto y produjo un quebranto ecológico cuyas consecuencias se proyectarán a través de mucho tiempo.

Para su creación escénica de Edipo (versión de la ópera que el rumano George Enescu terminó de escribir en 1931 sobre libreto de Edmond Fleg y que pasado mañana se estrenará en el Teatro Colón) Alex Ollé, director de La Fura dels Baus, descifró esa catástrofe como la peste que asoló Tebas, según la tragedia de Sófocles sobre el mito.

El barro color ladrillo cubre a los personajes de esta versión de la Fura impregnando todo lo que se mueve en escena de un perturbador aspecto. Cuando comienza la puesta, la inquietud que produce el enorme fresco escultórico con figuras de terracota, aparentemente tan distanciado de las visiones escénicas habituales, puede hacer pensar en una cierta deformación de la obra para adecuarla a un esquema predeterminado.

Pero a poco de comenzar el despliegue operístico se advierte que en este Edipo de Enescu-Ollé nada está más lejos de trabajar con impresiones calculadas sólo para inquietar, turbar o sorprender mediante mecánicas teatrales. El barro es un símbolo, como otros que pueblan la obra, pero tal vez el más contundente, porque el espectador no deja de observar que se trata de una fuerte propuesta de convertir las experiencias sociales en estéticas y una buena manera de no despegarse de la naturaleza y de la tierra para dar vida a Edipo.
Lo que se ve y escucha

A principios de esta semana, en uno de los ensayos en el Colón, Alex Ollé explicó a LA NACION: "Las doscientas figuras de terracota que pueblan el pórtico y las galerías de nuestro Edipo son testimonio de la vida del héroe y aluden al marcado carácter coral de la ópera y al coro de los ciudadanos tebanos, los mismos que celebran el triunfo del héroe tras vencer a la Esfinge, celebran las bodas del joven con su reina viuda, Yocasta, y los que más tarde sufren por la peste que se abatirá como un castigo sobre Tebas".

-¿Con algo tan fuerte y poco habitual como la uniformidad de color, no se corre el riesgo de que el efecto visual se apodere de la atención y se otorgue importancia sólo a lo que se ve?

-El efecto visual está muy buscado pero con la mejor intención, sin olvidarnos de nada. El diseñador de las ropas, Luc Castells, también utiliza el barro para el vestuario, un vestuario que unifica las figuras en un monocromatismo, el del color cálido de la tierra. También de tintes ocres son las luces diseñadas por Peter van Praet, que ofrecen una pátina de misterio, a veces casi de film noir , como en la escena del asesinato, la del fatal encuentro entre Edipo y Layo, que transcurre tras una espesa capa de humo, elemento antagónico del barro. Claro que lo que se ve es muy trascendente, pero sale de la música. Y de la narración que está en el libreto y del dramatismo del mito y de lo que el mito produce en la gente. Y ya que hablamos de "riesgo" le diré que ése es el principal condimento de cada trabajo de la Fura.

El público argentino no ha dejado de evocar con entusiasmo la puesta de El gran Macabro , estrenada por la Fura el año pasado, en la inauguración de temporada del Colón. Públicos de Bruselas, Salzburgo, Barcelona, Madrid, Milán, Moscú, París, entre otros, celebraron ya la aparición de esta nueva imaginería en obras como La flauta mágica , La condenación de Fausto , Mahagonny , La Atlántida , El castillo de Barba Azul , Boris Godunov o Las troyanas , con su extraña dinámica y una asombrosa producción de ideas que rechazan la rutina y permiten dejar de mirar a la gran música y el gran teatro a través de un espejo retroscópico.

En todas esas creaciones está la mano de Alex Ollé, nacido en Barcelona en 1960. "Como adictos a un teatro libre de prejuicios y convencionalismos, siempre soñamos con la obra de arte total. Por supuesto ésa era también la obsesión de Wagner con la ópera como uno de los caminos más aptos para acercarse a tal posibilidad. Esa sigue siendo nuestra principal preocupación", confiesa.

El gran salto de la Fura y Ollé hacia la ópera contó con el empuje decisivo del gran agitador del espectáculo musical que es Gérard Mortier, cuando en 1999, después de haber visto el montaje de La Atlántida , de Manuel de Falla, les propuso hacer para el Festival de Salzburgo una versión de La condenación de Fausto , de Berlioz.

A partir de allí, y siempre con la colaboración de la talentosa argentina Valentina Carrasco, la mirada de Ollé empezó a detenerse en todo aquello que en el mundo existe para ir a parar a un espectáculo totalizador.

Todo está ahí

Es cierto que la versión del Edipo de la Fura se impone por el alcance y la novedad de su realización y por su singular enfoque. Puede decirse que recostar a este personaje en el diván de Freud y psicoanalizarlo, en medio de tan alto porcentaje de innovaciones, es coherente y hasta, tal vez, esperado. Pero cuando se tiene toda la puesta delante (con el avión nazi de la Segunda Guerra, a bordo del que viene la castigadora Esfinge para aterrorizar a los tebanos, o el hospital de campaña donde se tienden los infectados habitantes de la devastada Tebas), nada de esto impresiona como si los creadores de la Fura hubieran incurrido en originalidades sólo para asombrar.

Todo está ahí, para quien quiera ver y escuchar. El oráculo, que no existe en la mitología para presagiar finales felices, anuncia a los reyes tebanos Layo y Yocasta que su hijo Edipo matará a su padre y se casará con su madre. Impiadosamente, el chico es entregado a un esclavo para que lo mate. Compasivo, éste lo abandona y es recogido por un pastor hasta que llega a manos del rey de Corinto, quien lo adopta como hijo. Pasan los años, y un día, en una pelea inesperada, Edipo mata a Layo, llega a Tebas y libera a la ciudad de la Esfinge, hazaña que tiene como premios a Yocasta y la corona de Tebas. Desesperado por su impotencia ante la peste, consulta con el ciego adivino Tiresias quien le da los nombres reales de los pecadores. Yocasta se quita la vida. Edipo se arranca los ojos y huye de la ciudad para vagar por campos y caminos. Amanece sobre Tebas. Un sol está a punto de salir, pero ya nadie puede verlo.

En 1967, Pasolini estremeció a los espectadores de cine con esta tragedia de Sófocles escrita hace casi dos mil años. En mayo de 2012, La Fura dels Baus vuelve a apretar el corazón del público. Su versión del drama no cambia ni la historia ni la música. Sólo inyecta en él su formidable carga de imaginería, su capacidad para que el pecado, la culpa y el castigo, parezcan algo cambiante no son más que variaciones sobre lo inmutable y eterno.

PARA AGENDAR

Estreno argentino de Edipo , ópera en cuatro actos de George Enescu y Edmond Fleg, basado en Edipo Rey y Edipo en Colonna de Sófocles. Dirección musical, Ira Levin; dirección de escena, Alex Ollé. Con Andrew Schröder, Natasha Petrinsky y Robert Bork

Funciones: pasado mañana (Gran abono); viernes 1° de junio (Abono nocturno); domingo 3 (Abono vespertino) y martes 5.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1476655-edipo-segun-la-fura-dels-baus

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