miércoles, 23 de mayo de 2012

20 años sin Atahualpa Yupanqui: un legado musical sin tiempo

miércoles | 23.05.2012 | Publicado en Edición Impresa: Espectáculos

Figura indiscutida del folclore argentino, falleció el 23 de mayo de 1992 en Francia. Su obra continúa vigente

Su técnica, su poética y su valor fundacional en la evolución de la música popular lo convirtieron en una gran figura del tradicionalismo folclórico

La resonancia antigua e indígena de la guitarra, la sencillez de las coplas, la belleza austera las progresiones armónicas y los arpegios pesados trazaron el perfil de Atahualpa Yupanqui, el gran artista bonaerense del que hoy se cumplen dos décadas de su muerte (Nimes, Francia, en 1992) pero de cuyo legado todavía se aprende, y mucho.

Su obra, alejada de los guiños de la industria, permanece intacta en el imaginario colectivo: "La añera", "Camino del indio", "Zamba del grillo", "Luna tucumana", "Guitarra dímelo tú", entre tantos, invitan a desentrañar la distancia que se insinúa entre lo popular y lo masivo, entre la sencillez y el verso moldeado para el mercado.

Su técnica, su poética y su valor fundacional en la evolución de la música popular lo convirtieron en la figura por excelencia del tradicionalismo folclórico. En su voz abrevan las expresiones contemporáneas más sensibles del género, las que se complacen en la repetición y las que se entregan a la evolución.

SUS ORIGENES

Atahualpa nació el 31 de enero de 1908 en un paraje del partido bonaerense de Pergamino, pero su música abrazó acentos regionales que desbordaron a la zona pampeana.

Su nombre real fue Héctor Roberto Chavero Haram, pero desde la infancia se bautizó como Atahualpa en referencia al cacique inca. El apellido Yupanqui se incorporó luego y su sonoridad remite, en quechua, al que viene de tierras lejanas para decir algo.

Hijo de padre ferroviario, Atahualpa estudió violín y guitarra desde los seis años con el profesor Bautista Almirón, que le presentó un horizonte distante del mundo rural que lo circundaba. Sin embargo, Yupanqui iba a formar un lenguaje propio con el que alcanzó a atrapar caminos, paisajes, relatos de la vida cotidiana.

La temprana muerte de su padre lo cargó de obligaciones y, en 1917, se trasladó con su familia a Tucumán, en donde su oficio de cantor no demoró en aflorar: a los 19 compuso "Camino del indio", una canción simple de su infancia tucumana que luego se convirtió en un himno de la indianidad.

En el tiempo del primer peronismo fue perseguido y encarcelado por su afiliación al Partido Comunista. En aquel tiempo de hostilidades alumbró "El payador perseguido", una de sus obras más recordadas.

En 1949 buscó un aire nuevo en tierras europeas, donde logró el cobijo artístico de Edith Piaf y encontró el éxito internacional. Volvió en 1952, con su intereses políticos en declive, la compañía de su esposa Paule Pepin Fitzpatrick, "Nenette" (su colaboradora artística) y la idea de radicarse en la ciudad cordobesa de Cerro Colorado.

SU GRAN OBRA

La obra de Atahualpa se popularizó en los años 60 con el impulso de Jorge Cafrune y Mercedes Sosa, que grabaron sus composiciones.

En su trayectoria, registró 325 canciones entre las que sobresalen "La alabanza", "El arriero", "Basta ya", "Coplas del payador perseguido", "Los ejes de mi carreta", "Le tengo rabia al silencio", "Piedra y camino" y "Viene clareando", entre otras.

En 1992 viajó a Francia para actuar en Nimes, donde se indispuso y falleció el 23 de mayo, a los 84 años. Sus cenizas, por su propio pedido, fueros esparcidas en Cerro Colorado.

"Se resignifica constantemente"

En una fecha particular, en la que se cumplen 20 años de su muerte, sus colegas recuerdan la figura del artista popular con mucho respeto. "Me parece que Atahualpa es una de esas grandes personalidad que tiene la humanidad y por eso, una vez que ya no está físicamente, empieza a estar de una forma aún más fuerte a través de la obra. Está vivo en la palabra de muchos, en imágenes, en libros y constantemente se está resignficando", aseguró Peteco Carabajal.

"El -agregó- nos había acostumbrado a que lo extrañemos físicamente y por eso no pienso que ya no está más. Lo extraño como si estuviera lejos de acá y sí, estoy compartiendo con él, siempre por escucharlo constantemente. Todos los artistas y sobre todo la gente del folclore, apelamos a él para andar este camino porque se trata de una guía, de una ayuda para explicarlo todo".

Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20120523/anos-sin-atahualpa-yupanqui-legado-musical-sin-tiempo-espectaculos39.htm

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