Entrevista con Marcelo Moura, en la que cuenta los recuerdos de su infancia, la familia y el repaso de una banda (Virus) que inauguró un estilo en el rock nacional hace ya treinta años
Tras tres décadas de los primeros shows de Virus, Marcelo Moura, líder y creador de la legendaria banda del rock nacional, sigue con el mismo entusiasmo: “Me encanta seguir haciendo música”, asegura, y dice que la gente los sigue reconociendo por “esos años intensos, del 1983 al ‘88, de mucho éxito, donde no paramos de crecer”.
-¿Cómo hace Virus para seguir brindando su música de tres décadas?
-Es la pasión por lo que hacemos, y la mentalidad de que es todo por gusto, y no por el dinero. Además a mí me encanta lo que hago, al igual que a Julio (su hermano) y Daniel, que son los que están conmigo desde los comienzos.
-¿Sus familias los supieron apoyar a lo largo de este tiempo?
-Pasa que si nos ponemos a calcular, en los primeros diez años éramos todos muy jóvenes, teníamos como familiares a nuestros padres únicamente. Por ahí había alguna que otra novia, pero las familias aparecieron luego. Igualmente, en mi caso, estoy bien en mi entorno familiar, tengo tres hijos, a los cuales los atiendo todo el tiempo, hasta los llevo cuatro veces por semana a la escuela. Igual, yo no voy a cambiar a mis hijos por la música, donde me necesiten dejo todo.
-Ustedes tenían un hermano desaparecido desde 1977. ¿Esa ausencia, ese dolor, fue, en parte, el motor de Virus?
-Creo que sí. Jorge, nuestro hermano mayor, fue una especie de padre: nos bancaba en todo. Tras su desaparición tuvimos la necesidad de unirnos. Y la música estaba ahí, jugando un papel fundamental en nuestras vidas. Así le dimos luz a una nueva corriente, que algunos consideraron frívola. Lo cierto era que después de tanto sufrimiento teníamos necesidad de abrirnos, de generar algo que moviera a la gente y a nosotros mismos.
-Para colmo, la esposa de Jorge estuvo secuestrada y tuvo una hija en cautiverio…
-Sí. A ella se la llevaron cuando estaba embarazada. Jorge se quedó a cargo de la hija que tenían. Después, en marzo del ‘77 lo secuestraron a él: se lo llevaron de casa, delante de todos nosotros. Al tiempo nos entregaron a la nena que había nacido en cautiverio. Su madre estuvo presa hasta 1983. Hasta entonces, nosotros ensayábamos con Virus y criábamos a las dos nenas, que hoy son chicas grandes.
-Lo curioso es que creaban un pop optimista que no parecía politizado, en tiempos en que en el rock nacional preponderaba la protesta política.
-Sentíamos que lograríamos más cambios desde lo artístico que desde lo político. Por más que adentro sentíamos un gran odio y una tristeza profunda, que aún hoy seguimos sintiendo, logramos diferenciarnos y demostrar que se podía crear desde un perfil divertido, desde manifestaciones de goce y vida.
-Recuerdo que en 1985 Federico dijo: “El miedo a la alegría es una de las consecuencias de la represión”.
-Si lo pensás, es más fácil ser un depresivo. Es mucho más obvio, más sencillo: basta con abandonarse. Mantenerse íntegro, bien parado, es más difícil. Todas nuestras letras apuntaban a lo mismo: a sentirse bien, a sentir el cuerpo, a vivir el placer. Nosotros nunca pretendimos cambiar el mundo, pero tal vez eso era revolucionario.
-¿Está de acuerdo con los músicos que muestran su alineación política?
-No estoy ni a favor ni en contra. Soy una persona absolutamente espetuosa del pensamiento de los demás. Creo en las personas, no en los movimientos. Nunca he sido partidario de las corrientes, pero respeto a la gente que se juega.
Marcelo Moura
Marcelo Moura nació el 11 de enero de 1960 en La Plata, donde vivió hasta que cumplió 11 años, para luego mudarse a City Bell junto a su familia. Según detalla, “de adolescente su preferencia musical estuvo marcada por Lou Reed, Alice Cooper, David Bowie y Caetano Veloso, entre otros”.
Federico Moura
El 21 de diciembre del año pasado se cumplieron 23 años del fallecimiento por VIH de su hermano Federico, el vocalista original del grupo platense. “Fede me decía que yo cantaba mejor que él, y por eso, entre otras cosas, nos dijo que siguiéramos con la banda a pesar de su enfermedad, ya que teníamos mucho para dar”.
-¿Qué enseñanza te dejó tu hermano?
-La enseñanza que me dejó Fede es sobre todo mostrarme que aún en las situaciones más adversas nunca dejó de pelear por sus convicciones y tuvo una vida tan honesta que es un ejemplo que jamás olvidaré.
-¿Qué opinás de la estatua de Federico?
-La estatua me provocó una situación ambigua, porque, al mismo tiempo que me llenó de orgullo, también sentí que estaba ahí a merced de que cualquier zarpado la rompiera, y es como si lo siguieran lastimando.
Proceso creativo
-¿Cuando hacen un disco nuevo tratan de mantener las raíces de los álbumes anteriores o son de innovar para capturar un público nuevo?
-Siempre hacemos lo que tenemos ganas de hacer, jamás preparamos un disco apuntando a un público en especial o queriendo conformar a alguien, de esta manera nos ha ido bien y no vamos a renunciar a esta forma de trabajar. Y es culpa y mérito que a veces nos hace menos populares, pero también nos permite tener 25 años de carrera, un nombre y un respeto ganado, que para nosotros es mucho más valioso que el éxito.
Su rol como cantante
-¿Cómo fue para vos ponerte al frente de la banda?
-Fue un proceso bastante radical, pero no tanto porque en Virus desde el principio yo cantaba, hacía los coros, cada vez cantaba más, y cuando Federico se enfermó, me llamó y me dijo: “Sos el único que me puede reemplazar”. El confiaba mucho en mis condiciones no sólo vocales, sino que hay que pararse ahí adelante, sobre todo cuando un grupo está hecho. A mí me tocó de un día para el otro pararme en un teatro lleno, con gente que está viendo qué hago igual o qué hago distinto, entonces fue más difícil, pero creo que también está superada esa etapa.
Virus dentro del rock nacional
-¿Cómo te gustaría que se recuerde a Virus en la historia del rock?
-Con respeto. No soy muy ambicioso, me importa desde lo pequeño, a mí cuando alguien me dice con tal canción me enamoré de mi mujer, cosas que son muy tontas, a mí me hacen muy bien.
-¿No como la banda que cambió la forma de hacer rock a principios de los ochenta?
-Yo íntimamente creo que es así, pero no sé si me preocupa que lo piensen o no lo piensen. Me importa saberlo yo. El mejor legado que pueden recibir de nosotros es tratar de abrir la cabeza a la música, a hacer cosas nuevas.
El primer disco
Wadu Wadu fue el primer disco del grupo oriundo de La Plata. Una propuesta novedosa para una época muy oscura de nuestro país. Virus fue tildado de frívolo por la música bailable con letras irónicas que hacían. Pero, al final, tuvo su reconocimiento.
-¿Cuánto les costó llegar a grabar ese disco?
-Fue una época de mucho sacrificio. Viajábamos en colectivo de La Plata a Capital con los instrumentos, tocábamos todos los días, con frío, calor, y si bien éramos rechazados al principio, de a poco empezó a venir cada vez más gente a los recitales. Al poco tiempo vino el periodismo, después las productoras, y en un abrir y cerrar de ojos estábamos grabando el primer disco. Es decir, hubo un rechazo, pero al mismo tiempo había algo que atraía.
Fuente: http://www.diariohoy.net/accion-verNota-id-191502
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