"EL PRECIO"
Arthur Miller (1915-2005) fue un dramaturgo descomunal. Sus piezas más recordadas, que nunca dejan de ser representadas: "Todos eran mis hijos", "Muerte de un viajante", "Panorama desde el puente", "Las Brujas de Salem", "Cristales rotos", "El descenso del Monte Morgan","Después de la caída", ésta última inspirada en su relación con Marilyn Monroe, con quien estuvo casado entre 1956 y 1961
Por IRENE BIANCHI
Escena de la pieza teatral que el sábado se presentó en el Teatro Coliseo Podestá
"El precio", de Arthur Miller, con Selva Alemán, Arturo Puig, Antonio Grimau y Pepe Novoa. Escenografía: Eugenio Zanetti. Dirección: Helena Tritek. Teatro Municipal Coliseo Podestá.
Arthur Miller (1915-2005) fue un dramaturgo descomunal. Sus piezas más recordadas, que nunca dejan de ser representadas: "Todos eran mis hijos", "Muerte de un viajante", "Panorama desde el puente", "Las Brujas de Salem", "Cristales rotos", "El descenso del Monte Morgan","Después de la caída", ésta última inspirada en su relación con Marilyn Monroe, con quien estuvo casado entre 1956 y 1961.
A semejanza de otros grandes autores de su época, como Eugene O'Neill o Tennessee Williams, Miller subraya la interrelación entre los aspectos sociales y psicológicos en la vida de personajes que la sociedad define como "perdedores". La confrontación de nuestros sueños con nuestros actos, el espejismo del "sueño americano".
En "El precio" (1968) dos hermanos -Víctor y Walter Franz- se reencuentran tras 16 años de distanciamiento. La razón: deben vender los muebles de la casa familiar, a punto de ser demolida. Los otros dos personajes: Esther Franz, esposa de Víctor, y Gregory Solomon, el tasador. La acción transcurre en el altillo de la casa, atiborrada de trastos.
Víctor (Puig) sobrevive con su magro sueldo de policía. A pesar de su inteligencia, no terminó sus estudios universitarios, por falta de medios y por dedicarse a cuidar a su padre, devastado por la crisis económica del '30. Walter (Grimau), en cambio, priorizó su carrera, y es hoy un prestigioso cirujano, con un excelente nivel de vida, aun cuando haya fracasado estrepitosamente como padre y marido.
En una primera y apresurada lectura, pareciera que Víctor es la víctima y su hermano mayor el victimario. Pero con el correr de la acción y del diálogo, el espectador comienza a leer entre líneas, y descubre que no todo es lo que parece. Ni el primero es tan inocente ni el segundo tan malvado.
Miller habla del libre albedrío, de la necesidad de hacerse cargo de las propias decisiones, asumiendo los costos, "el precio" que eso conlleva. No son sólo muebles y objetos de arte lo que hay que tasar, sino las acciones y omisiones de estos dos individuos, que tomaron caminos diferentes y ahora ponen todas las cartas sobre la mesa para aclarar los tantos.
Las composiciones de este cuarteto de avezados actores son creíbles y contundentes. El ritmo de la puesta- un tanto moroso y monocorde al comienzo- cobra mayor dinamismo con la llegada del personaje encarnado por Grimau. El Solomon de Novoa matiza con oportunos toques de humor que distienden. Selva Aleman, como siempre, hace gala de una sutileza encomiable. Puig deja entrever las contradicciones de su atribulado y frustrado Víctor.
"El precio": toda elección lo tiene.
Fuente: http://www.eldia.com.ar/edis/20120522/el-alto-costo-decisiones-espectaculos30.htm
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