Entrevista. Noemí Lapzeson. La coreógrafa, radicada en Ginebra, vuelve a Buenos Aires con su compañía Vertical Danse.
16.06.2010 | Por Laura Falcoff
La coreógrafa Noemí Lapzeson, que reside en Ginebra desde comienzos de la década del 80, tiene un recorrido excepcional como intérprete: es la única bailarina argentina que perteneció a la compañía -donde además cumplió un papel destacado- de la mítica Martha Graham. Noemí había dejado la Argentina a los 18 años de edad para estudiar en Nueva York y nunca regresó a vivir en el país. Pero, aunque a intervalos irregulares, tampoco dejó nunca de bailar o de presentar obras propias en Buenos Aires, particularmente en el Teatro San Martín. Hacia mediados de la década del 80, creó en Ginebra su propio grupo, Vertical Danse, con el que ahora presenta un nuevo programa en cinco únicas funciones.
¿En qué consiste el programa? Son dos obras recientes: Pasos y Corazón . La primera es una pieza breve que estrené hace un tiempo en un lugar de las afueras de Ginebra, en un invernadero.
¿Un invernadero transformado en teatro? No. Cada vez más hago obras que no transcurren en un teatro, o en realidad hago las dos cosas.
¿Tuvo que adaptar la obra a ese lugar? No, la bailarina (Romina Pedroli) está sentada durante toda la obra de espaldas al público; un teatro frontal, con una platea grande, no nos serviría. Respecto de Pasos , sólo puedo decir que quería hacer algo con una espalda, que una espalda “hablara”.
La segunda coreografía, Corazón , surgió en el marco de una propuesta de creaciones sobre la obra del dramaturgo Heiner Muller, aunque a mí me ofrecieron particularmente que trabajara sobre un poema de él. Fueron invitados varios directores y se llamó a un escenógrafo cuya tarea consistió en levantar paredes, pintadas cada vez de otro color, que iban retrocediendo sobre el ámbito escénico para cada puesta sucesiva. El primer director tuvo un espacio muy pequeño, apenas dos metros. La segunda fui yo, y tuve más lugar, pero no mucho; por eso es apropiada la sala Cunil Cabanellas del San Martín que utilizo ahora.
¿Hay alguna relación entre el poema de Muller y la coreografía? La hay para mí, porque fue el punto de partida. Pero claramente no estoy ilustrando el poema. Me parece muy surrealista, eso me llevó a Max Ernst y me fui embebiendo de ese mundo.
¿Qué permanece y que cambió en su compañía Vertical Danse, con el pasaje de intérpretes que ha vivido a lo largo de más de veinte años? Cambió todo; conservo el nombre porque allí empezó un camino. Mi obra ha cambiado porque mi vida ha cambiado, o evolucionado o envejecido. Mi obra es mi vida.
¿Qué es la danza para usted, hoy? Lo que voy haciendo se relaciona con ir hacia adentro y además, ligar la respiración con el gesto. También tiene que ver con el entrenamiento que un cierto número de gente ha hecho conmigo. Esa es la gente que sabe lo que quiero, o cómo lo quiero. Que saben que no busco cosas exteriores. La danza es para mí un lenguaje y cuando nos movemos “decimos” lo que pensamos. Hablar por hablar no me interesa.
Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/obra-vida_0_281371997.html
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