2010-06-30
Demostrando que la belleza es mucho más clara desde lo simple, la actriz que trabaja en “Alguien que me quiera” cuenta sobre su llegada a Buenos Aires, el amor con Emanuel Horvilleur y la hipocresía del mundo vip. Txt. Florencia Guerrero / ph mariano michkin
Producción: Mariano Mailland // Make Up & Hair: Evelin Avila //
Agradecimientos: Ay Not dead, Complot; Paruolo Y Todo Moda.
Es tan simpática, como simple. Al natural, como el agua que toma mientras se prepara para jugar frente a la cámara. Hablando también se la ve al natural, contado sobre su infancia en Recreo o la llegada a Córdoba, a los seis años.
Más adelante, sus búsquedas personales harían que a la edad de empezar la Universidad, llegara a Buenos Aires con su valija llena de sueños y la posibilidad de estudiar teatro con Norman Briski. El único antecedente artístico que podía contar era un paso fugaz en la conducción de un programa televisivo en el que trabajaba con toda su familia. Aquí la esperaban los castings y un mundo inagotable de posibilidades.
Con escucharla basta para imaginarse porque Emanuel Horvilleur se enamoró de esta catamarqueña que siendo bella, resulta aún más desde la espontaneidad de la palabra. Tal vez todo sea por el simple hecho de verse como una joven sincera, en un mundillo donde eso no abunda, o siquiera encuentra breves registros. “A veces, me acuerdo de Recreo, estando en una fiesta donde todos se creen vips y me vienen imágenes. En un punto, no me importa estar ahí. Volver a la raíz es fundamental”, explicará. Al verla es tan obvio, como revelador.
En Córdoba, tu mamá ya tenía algo que ver con los medios…
En el 2004 teníamos el programa “Usted”, era un producto familiar cien por ciento. Mi madre era la productora, mi hermana, que es socióloga, hacía los contenidos, y yo la conducción. Ojo, la única que improvisaba era yo, porque era la primera vez que estaba frente a una cámara. Fue genial, hacer producciones de moda y generar como un interés que en Córdoba por ahí no está tan desarrollado. Y de pronto empezó a estar en la lista de los 10 más vistos en Córdoba. La intención era que sea en Internet, tele y papel. Y empezó siendo los tres. Cuando empecé "Patito Feo" y me instalé del todo en Buenos Aires, y tuve que decir adiós. Y ahora por supuesto que se fue a Facebook y todas las ramas de esta generación 2.0.
¿Y cómo te llevás con la generación 2.0?
Re bien. Me siento muy de esa movida. Me gusta mucho estar en contacto con la gente, que tiene la voluntad de sentarse y escribirte. Saco mucho de las cosas que me escriben.
¿También es un riesgo?
Sí, siempre. Una vez que sos pública, sos parte de un circuito del que la gente habla porque te ven en tele. Está bueno saber diferenciar.
¿Qué otros riesgos tiene la vida pública?
Uno tiene que estar, lamentablemente, más pendiente de las miradas. A mi me gustaba ser desconocida. De hecho, lo pase cuando estaba viviendo entre Córdoba, donde la gente sabía quién era, y Buenos Aires. Acá me tomaba el bondi y disfrutaba mucho de ser una desconocida. Hay cosas graciosas, por ejemplo un día vas caminando y recibís un beso de la nada, es como si estuvieras embarazada y te tocan la panza. Debe ser la misma sensación.
"En mi vida personal, soy una atrevida. Me encanta vivir experiencias, todo el tiempo. Norman Briski decía que para el actor está bueno salir de sus viditas"
Alguna vez dijiste que te gustaba “vivir el vértigo”, pero se te ve muy relajada…
En mi vida personal, soy una atrevida. Me encanta vivir experiencias, todo el tiempo. Necesito eso, porque no solo me brinda nivel actoral. Norman Briski decía que para el actor está bueno salir de sus "viditas", y generar otras cosas. Además soy de Aries, soy impulso, necesito estar todo el tiempo buscando experiencias. En grupos de gente, si soy tranquila porque no me gusta escuchar al que habla por hablar. Muchas veces escucho y pienso “qué ganas de hablar al pedo”, prefiero guardarme todo y dar un comentario cuando sea necesario.
¿Qué te trajo para Buenos Aires?
Alfredo Casero (risas). Yo sabía que quería estudiar algo relacionado con lo expresivo, pero no sabía exactamente qué. Me gusta mucho el diseño, así que me inscribí en diseño industrial, pero entendí que no era lo mío. Hice seis meses de teatro y le comenté a Alfredo, que es amigo de la familia, que quería ir a Buenos Aires a estudiar teatro pero no sabía con quién, y me dijo “con Norman Briski, yo le voy a decir que sos amiga mía”. Y la verdad que si, fue un placer y hallazgo ese comentario, porque hice tres años y me sirvió muchísimo.
Briski tiene fama de difícil…
Para mí es un genio. Un gran profesor, sentí que me formó mucho como persona. Me acuerdo que el primer día que entré, él siempre hace una imitación de lo que sos muy real, me imitó como medio nenota que viene del interior y ahí dije “me van a matar acá, me comen”.
Dejaste la Universidad y te instalaste en Buenos Aires ¿Qué otras apuestas fuertes tuviste que hacer?
Muchas, pero eso no quiere decir que al tomar esas decisiones impulsivamente, no me muera de miedo. Por ejemplo, el día que hice la entrevista para ver si entraba a “Patito Feo”, el productor me preguntó si tenía algún material y le dije que no, porque no había hecho nada aún. Y ahí me dijo “¿cómo te puedo conocer, saber cómo sos, actuando”. Y le dije que era muy buena. Cuando dije “muy buena”, fue como si me mirara desde arriba y dijera “Caluuu ¿sabés dónde te estás metiendo?”. Y me animé a hacer una improvisación. Necesito esa adrenalina para que me salgan las cosas.
¿Qué cosas seguís buscando para crecer?
Mi raíz. Haber nacido en Recreo, en un pueblo, hace que siempre vuelva a mi lugar. Esa libertad con la que uno crece allí me marcó, me ayudó a ser persona que soy. La familia es fundamental, los amigos también.
¿Siguen en Córdoba?
Sí, yo los busco mucho. A mi abuela trato de llamarla seguido, y aunque ya no escucha muy bien, me ve en la tele y como ahora mi personaje está enfermo me dice “no, no me gusta, ni en chiste”. Es mi fan.
¿Qué cosas conservas de la chica del interior?
Todo, no me siento diferente. Tengo otras herramientas, pero mi esencia es la misma.
“ Soy una chica enamorada de muchas cosas, amo el amor. Realmente me gusta. Estoy muy bien, muy contenta con Emmanuel.”
¿Y qué cosas que tiene Calu de Lola (su personaje en “Alguien que me quiera”)?
Somos muy diferentes. Lola es negadora, ahora su novio la engaña con su hermana y ella está ciega. Calu es bastante más orgullosa, no lo soportaría. Chau, no te habla más (risas). Las cosas no son tan simples conmigo, como lo serían con Lola.
¿Es más normal, no?
Claro, soy más normal (risas). Lola está obsesionada al punto que la negación y la obsesión, le hacen mal a ella. No sé para donde voy, espero no terminar loca.
¿Y el amor como lo está viviendo Calu?
Soy una chica enamorada de muchas cosas, amo el amor. Realmente me gusta. Estoy muy bien, muy contenta con Emmanuel que es súper relajado.
Participaste en el video para su último CD ¿Cómo te sentiste con eso?
Bien, me encantó y me pareció muy divertido. Fue gracioso. Hay una parte que me pasa a buscar, me toca el timbre y cuando lo miraba, era imposible no reírme porque nos mirábamos y había una complicidad genial. Estuvo muy bueno.
Los dos tiene ese perfil de no exponerse a lo frívolo…
Es lo más sano. Hay que ser conciente y darle realmente valor a lo que tiene valor. Además es padre, así que es su prioridad. Está André y nada más que André. Y yo también, vengo de donde vengo, me acuerdo de Recreo en una fiesta donde todos se creen vips y me vienen imágenes. En un punto, no me importa estar ahí. Volver a la raíz es fundamental.
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