A DIEZ AÑOS DE SU MUERTE
Ana María Zancada
En la época de las divas del cine argentino, Zully Moreno tuvo un lugar destacadísimo. Su voluptuosidad de mujer fatal, su voz grave, con pocos matices, su rostro perfecto, su peinado impecable y una figura donde se lucían tanto los modelos de los conocidos diseñadores como los de época, hicieron de ella una de las figuras más hermosas y como la catalogara mi querido y recordado Osvaldo Neyra, ella fue una de las damas del teléfono blanco argentinas.
Los comienzos
Nació un 17 de octubre de 1920 en Villa Ballester como Zulema Esther González Borbón. Ingresó al mundo del cine en 1938 a través de un aviso que solicitaba extras y así se desempeñó en el film “Cándida”, protagonizado por Niní Marshall.
Su figura esbelta y delicada pronto sería detectada por los directores y en 1941, durante la filmación de “Orquesta de señoritas” conoció a Luis César Amadori, con quien se casó seis años más tarde.
Amadori formaba parte del directorio de Argentina Sono Film, lo cual aseguraba a la Moreno los papeles más codiciados. Pero lo que es innegable es que la dupla significó una serie de éxitos que la encumbraron a la categoría de gran estrella, no sólo en el país sino en el resto de América, y también una fuente segura de ingreso para el estudio.
“Dios se lo pague”
Esta película, rodada en 1948, sobrevivió en la memoria de todos. Zully Moreno compartió cartel con Arturo de Córdoba, dirigida por supuesto por Amadori. Basado en la obra de teatro del brasileño Joracy Camargo, el film obtuvo los máximos premios de la Academia y de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina, el Primer Premio del Certamen Hispanoamericano de Madrid en 1948 y un diploma de la Academia de Hollywood.
También con Arturo de Córdoba y dirigida por Amadori rodó “Nacha Regules” en 1950. En 1953, junto a Carlos Thompson fue la Margarita Gautier argentina en “La Mujer de las Camelias”.
Fueron más de treinta las películas realizadas en Argentina. Su elegancia y glamour la destacaban del resto de las actrices. Siempre aparecía rodeada de suntuosas escenografías, supervisando y controlando personalmente su vestuario, peinado y maquillaje. Tal vez nunca haya sido una gran actriz pero sí era una verdadera estrella del cine argentino. Según el crítico uruguayo J. Abbondanza, poseía una incapacidad expresiva famosa. La única herramienta elocuente en su rostro eran sus cejas, cuya movilidad era notable en los momentos más dramáticos (2). Tampoco faltaba la enorme escalera donde se lucía tanto su elegante silueta como su costoso atuendo.
El exilio
En 1950 filmó tres películas en México, y en 1955 hizo su último trabajo en Argentina, “Amor Prohibido”, pero ya para esa fecha, la vinculación con el régimen peronista hizo que el matrimonio buscase otros aires.
Hasta 1970 permanecieron en España. Su participación comenzó a ser ya más limitada. Hubo actuaciones esporádicas en producciones hispanas y mexicanas, pero daba la sensación de que ya no quería enfrentar más las cámaras. El exilio terminó en 1970 en que el matrimonio retornó al país. Dicen que María Luisa Bemberg le ofreció un papel en “Camila”, pero la gran diva había quedado muy atrás y el cine ya no era el mismo. Su tiempo de gloria había terminado. También se comentó que le propusieron suplantar a Mirtha Legrand en los almuerzos, pero toda oferta se enfrentó a una rotunda negativa.
El final
En 1977, murió Amadori y ella se hizo cargo de la dirección del Teatro Maipo del que eran propietarios. Su gran amiga fue Aída Luz, pero de a poco se fue recluyendo, evitando toda salida. Como Greta Garbo, ocultaba su rostro y su presencia. No mostró su vejez. Prácticamente no hay registro de su figura luego de la vuelta al país. Se habló de su internación en un geriátrico en los últimos años. El Mal de Alzheimer terminó destruyendo lo que quedaba de ella.
Su muerte ocurrida el 25 de diciembre de 1999 ocupó no muchos centímetros de la prensa argentina. La fama sólo había durado lo que su belleza, que iluminó las pantallas convirtiéndola en una imagen casi estática. Pero como todo, su brillo fue efímero. Sus restos descansan ahora en el Panteón de la Asociación Argentina de Actores en Buenos Aires.
(1) 100 Años de Cine - La Nación (2) Abbondanza, Jorge. Revista Sábado Show. El País. Montevideo 1996.
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