sábado, 19 de mayo de 2001

Teatro Negro de Praga: virtuosismo, magia y poesía

19 de Mayo de 2001

El grupo cerrará su gira por el país con una nueva función que tendrá lugar en el Coliseo Podestá el próximo 28

Por IRENE BIANCHI

"Alicia en el país de las maravillas", versión de Jiri Srnec del libro de Lewis Carroll, interpretada por: Marcela Divisova, Bob Dufek, Vladimir Kubicek, Marketa Holubova, Zdenek Chupik, Zuzana Novosadova, Petr Benes y Marek Blanar. Actores invisibles (en negro): Renata Hostinska, Martin Brumercik, Jan Martinec, Karel Leixner y Josef Neuman. Música: Jiri Koptik. Diseño del escenario: Katerina Ebelova. Vestuario: Bozena Lesakova. Máscaras: Milos Kohout, Richard Maska. Guión, coreografía y dirección: Jiri Srnec. Teatro Municipal Coliseo Podestá.

Al escritor, matemático y lógico Lewis Carroll (1832-1898), seudónimo de Charles Ludwing Dodgson, se lo conoce principalmente por su inmortal creación "Alicia en el país de las maravillas" (1865), escrita originalmente para Alice Liddell, hija de un amigo suyo, e ilustrada por el dibujante inglés Sir John Tenniel. La continuación, "A través del espejo y lo que Alice encontró allí", se publicó en 1872.

En una época en que la literatura infantil se caracterizaba por un marcado afán didáctico, "Alicia" fue el primer personaje que puso en evidencia la hipocresía y presuntuosidad moralizante del mundo de los adultos, satirizándolo con más ironía que mordacidad.

En el cuento, Alicia se queda profundamente dormida mientras lee un libro, y sueña que cae dentro de una madriguera por la que ingresa a un mundo fantástico y disparatado, que escapa a cualquier parámetro lógico o racional; una suerte de "Reino del Revés" Walshiano..

Más allá de la maestría técnica en la aplicación del truco de la "cámara negra", lo que la compañía checa logra es plasmar en bellísimas imágenes una dimensión onírica poblada de símbolos y metáforas, de objetos intangibles que surgen de la nada, al compás de una música que acompaña esa génesis, superando el difícil desafío de prescindir de la palabra, pieza clave en la obra de Carroll.

Como por arte de magia, Alicia se hace pequeña; casi se ahoga en un literal mar de lágrimas; se atosiga de golosinas y helado; le plantea un enigma a su fiel amigo, el Conejo Blanco; baila en la Corte con unos naipes gigantescos; juega a la mamá y al papá, cuyo bebé se transforma en simpático chanchito; recorre laberintos tras un ovillo; atraviesa un espejo en compañía de un Gato, huyendo del chasquido del látigo de un pájaro malvado; baila con unos simpáticos elefantes alados; toma el té en casa del Sombrerero Loco; participa de un juego de ajedrez por la corona real; le devuelve el tictac al destrozado reloj del conejo; es testigo involuntaria de la caída e inevitable "cascada" del Huevo Humpty-Dumpty, hasta que despierta exhausta de su largo sueño.

El espectáculo es sencillamente deslumbrante, un derroche de talento fantasía y color que cautiva a chicos y a grandes por igual.

"Alicia en el país de las maravillas": poesía en estado puro.

Fuente: http://www.eldia.com.ar/ediciones/20010519/espectaculos3.html

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