Suplemento del Diario Hoy en la Noticia La Plata, sábado 26 de octubre de 2013
Los talleres de expresión corporal son una gran alternativa para comenzar a tomar conciencia sobre nuestro cuerpo y el lugar que ocupamos en el mundo
Nuestro cuerpo está en constante movimiento: es nuestra herramienta para conectarnos y comunicarnos con el mundo y nuestro entorno. Lo utilizamos de manera cotidiana y prácticamente sin tener conciencia acerca de cómo lo hacemos. Sin embargo, a partir de ese lenguaje corporal con el que vivimos en la estructura, también podemos romperlas y devolverle al movimiento su condición expresiva.
Ada Saray Espiro es de La Plata y se dedica a dar clases de Orientación Expresión Corporal en el Estudio TEM de Isabel Etcheverry y en Espacio Abierto. “La expresión corporal surge desde lo cotidiano.
En todo momento gesticulamos y nos movemos y esta disciplina busca ver cómo a partir de algo tan primario uno puede deconstruir los movimientos y tornarlos en algo extracotidiano, convirtiéndolo en lenguaje”, explica.
En las clases se abarcan diferentes aspectos relacionados al movimiento. En una primera etapa, se trabaja en la “técnica base”, que tiene que ver con la sensopercepción, es decir, ver cómo uno percibe lo que siente. “Lo que sucede en este espacio de la sensopercepción es que uno toma conciencia del propio cuerpo porque si uno no se conoce, es difícil poder empezar”, cuenta Saray Espiro.
En el lenguaje corporal hay tres contenidos fundamentales: el tiempo, el espacio y la energía. Además, se identifican dos procesos claves: el de creatividad y el de percepción.
“El primero tiene que ver con saber que uno puede agarrar, transformar y modificar algo para convertirlo en propio. EL proceso de comunicación tiene que ver con uno y con la relación con el otro”.
Todos estos elementos se conjugan en una disciplina sumamente amplia que ofrece la posibilidad de conectarnos con nosotros mismos, de apropiarnos de la manera en la que nos relacionamos con el mundo y vivimos dentro de las estructuras sociales.
“Para salirnos de las estructuras y encontrar un modo propio, hay que conocer los recursos para aprender a moverse. En ese intento de encontrar, se busca desde un lugar sensorial y perceptivo que no es estático. Las consigas son guiadas pero cada uno responde desde su singularidad; “ahora vamos a mover el dedo de tal manera”, no. En función de lo que percibo iré moviéndome”, describe la especialista.
Talleres para la inclusión
Ada Saray Espiro también está a cargo de los talleres de expresión corporal de la Fundación Tiflos, institución dedicada a trabajar con personas ciegas o con baja visión. “Esta disciplina busca romper con todos los esquemas y estructuras. Lo que sucede es que muchas veces hablamos de las personas discapacitadas como si estuvieran aisladas, como si no pudieran llegar a ciertos espacios. Por eso, desde los talleres invitamos a que esta idea se cambie”, asegura.
“Particularmente en el trabajo con ciegos, facilitó mucho la percepción en el espacio, la movilidad, el manejo con el bastón, el desplazamiento. Toda una serie de elementos que hacen a su vida social”, cuenta Saray Espiro
Expresión-Corporal-Danza, desde la Argentina al mundo
Patricia Lulú Stokoe fue una bailarina y pedagoga argentina que creó la Expresión-Corporal-Danza. Desde muy joven viajó por Europa, donde entró en contacto con los movimientos vanguardistas y comenzó a familiarizarse con el concepto de danza libre.
Había tomando clases de ballet clásico, zapateo americano y danzas folclóricas. “Pero en un momento notó que las coreografías que hacía estaban basadas en movimientos que le pasaban otros y que ella sólo reproducía sus movimientos”, explica Ada Saray Espiro
En ese momento empezó a indagarsobre otros modos posibles para desarrollar el movimiento, para que tuvieran que ver con una manera propia. Ahí es que surge el lenguaje de la expresión corporal. La idea era que cada uno pudiera encontrar su propio lenguaje corporal.
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