sábado, 7 de septiembre de 2013

Un desafío ganado

Sobre “El país de los muertos”.

Por Manuzza Quiroga.

La ciencia ficción, el terror en el teatro, por lo menos local, son inéditos. Pero este numeroso grupo de artistas, con la dirección de Diego de Miguel, se puso el desafío al hombro y logró un espectáculo donde se pone toda la carne al asador, y los espectadores cada vez tienen más hambre, como los muertos.

La obra propone otra distribución del espacio, que brinda una vista panorámica donde el espectador tiene que ir detrás de los numerosos y atractivos estímulos sensoriales para no perderse nada… o por temor a ser sorprendido.

Ojos y oídos pendulando de un lado a otro, así como los de algunos personajes que cuidan de sus espaldas en la oscuridad del espacio. La amenaza es compartida en el aquí y ahora… y esa es una experiencia sublime que sólo puede darla el teatro, y del bueno.

Las actuaciones, la escenografía y sus detalles, iluminación, vestuario y maquillaje crean esa atmósfera donde el disfrute nace del suspenso, de estar con los pelos de punta en todo momento a centímetros de una ficción tan deliciosa.

Y como toda obra de teatro es un gran espejo -una excusa para hablar de nosotros mismos- “El país de los muertos” elabora con otro reflejo de la sociedad: el peligro siempre viene de afuera, de un otro distinto a quien hay que lavarle la cabeza o eliminarlo.

Salí del teatro pensando en ese reflejo, y con la emoción de ver el fruto del trabajo colectivo de mis compañeros colegas como una apuesta ganada.

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