sábado, 28 de septiembre de 2013

"Sobre Medea"


Función N°11 de “Sobre Medea”, una intervención teatral elaborada y encarnada por Nadina Rodriguez Monge, Pablo Chanquet, Sangra Monti, Susana Lobardo y Diana Fainstein. “Una casa. Una pareja. El juego obsesivo de indagar./¿Habrán querido tener esos hijos? ¿Se elige?/ La noticia del filicidio nos remite a Medea”, se anuncia.

por Rocío Bergé


Acabo de llegar a casa (mi casa), estoy en ayunas nocturnas. Tengo en los ojos el rastro de esos ojos de Medea, atravesando la puerta, cruzando el largo el pasillo, arrastrando la pena con ruedas crujientes; y el sabor de las rosas en la boca, porque las rosas son rojas como el té caliente, como la sangre.

¿Cómo reinventarla? Como el eterno retorno de lo humano, se dirá.

Pero ¿qué es lo humano?
Sentir.
Sentir morir. Sentir matar. Morirse en la pena, salir del mundo propio para entrar en el otro, salir del otro que somos para entrar en el propio dolor.
El dolor tiene su en(canto), en la llorona nuestra que no cesa nunca de cantar.

(“Lo que me enamora de ella es su obsesión”, dice Janos)
El dolor y, su reverso, la ira. Ambos, círculos viciosos.
Pero el dolor no se dice sino es con ira. La ira habla con las manos, ahoga, aprieta, asfixia.

Los feos, los malos, los sucios siempre son los otros, dirá, y mientras recorre su propia mente, la casa, Medea se abre a las Medeas que somos, que fuimos, que probablemente seremos.

No sabemos cuándo empieza, ni cuándo termina. El dolor. La belleza. El brote de la ira. El amor. La obsesión. La condena. La casa la calle mi cuerpo tu cuerpo, Medea. Nada tan profundo como el rojo corazón de la pena en silencio. Y sin embargo, inagotablemente hermoso.



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