jueves, 28 de junio de 2012

La gran actriz Lola Membrives

Dolores Membrives Fernández, Doña Lola, nació en Buenos Aires, para ser más exactos en el barrio de San Telmo, doce años antes del comienzo del siglo XX. Su trabajo supuso un puente entre la cultura escénica española y la argentina.

Biografía

Fue una excepcional actriz dramática, una de las más destacadas figuras de la escena hispano-argentina del siglo XX, nació en una casa situada en la calle Defensa, entre las de Alsina y Moreno, de la ciudad de Buenos Aires, el 28 de junio de 1888, en el seno de una familia que, encabezada por el padre andalúz, Antonio Membrives y Juana de Membrives mantenían vivas las costumbres, tradiciones y expresiones propias de la tierra española de origen.

Lola se caso con Juan Reforzó, artista también, que le brindó siempre su apoyo.

Sus hijos fueron Juan Reforzo Membrives distinguido doctor, reconocido especialista en endocrinología y metabolismo y Lola Reforzó Membrives.

Con apenas cuatro meses regresó a España, ya que su padre abrió una barbería en Cádiz, en la plaza de Mina, mientras su madre daba clase en una escuela del barrio de la Viña.

Desde pequeña fueron entrando en su vida los autores clásicos hispanos. Siendo niña aún, con un llamativo vestido de aldeana gallega, interpretó unos versos en público, cosechando calurosos aplausos que, más tarde, seguirían premiando sus actuaciones a lo largo de los años.

Se inició en el teatro formando parte de compañías infantiles, para integrar, luego, cuadros de aficionados.

En esos años, siendo adolescente, el comediógrafo y crítico argentino Enrique García Velloso así lo apreció, y le brindó un papel secundario en El corneta de Belgrano, que marcó su debut profesional.

En 1902 se presentó, ya como primera tiple, en el Teatro de la Comedia de Bs. As. con "La buena sombra", zarzuela de los hermanos Alvarez Quintero. En 1904, fue contratada por el Teatro Apolo de Madrid, caracterizado por las representaciones de "género chico".

Los maestros Chapf, Vives, Caballero, Serrano y Giménez, le confiaron, entonces, los estrenos de diversas obras.

En ocasión de la "Fiesta de la Tonadilla" dio a conocer once originales del maestro Enrique Granados, las que después fueron la base de la ópera "Goyescas".

Apenas cumplidos los veinte años, debutaba en España. Interpretó comedias de los célebres hermanos Joaquín y Serafín Alvarez Quintero, zarzuelas y sainetes, con los que siguiera en el escenario al volver a las tierras del Plata.

Siempre hubo con ella una cantante, unida a la actriz.

Esta circunstancia la decidió a cultivar la tonadilla y el cuplé.

En 1905 regresó a Buenos Aires otra vez, al Teatro de la Comedia, donde se cultivaba la zarzuela, la comedia, el saínete, la tonadilla, la opereta, el drama y la ópera en un acto. Dedicándose por entero a la comedia, más tarde actuó en el Teatro Apolo conjuntamente con Roberto Casaux.

Para esa época, Roberto Casaux era un artista popular, inimitable creador, integrante del reparto de la primera producción fílmica argentina que atrajera la atención de los espectadores, El fusilamiento de Dorrego, realizada por Mario Gallo, en 1908.

Sin haber llegado a los treinta años, Lola Membrives integraba con él un binomio artístico, que obtuvo el reconocimiento del público durante una temporada. Jacinto Benavente la eligió, el año 1922, para realizar una gira por gran parte de la América española.

Durante su desarrollo interpretó numerosas obras de este autor, así como de Antonio Manuel Machado, Eduardo Marquina, Serafín y Joaquín Alvarez Quintero, muchas escritas especialmente para ella.

La música popular rioplatense tampoco fue ajena a ella.

Llegó a tener relación artística con Carlos Gardel y José Razzano, y estrenó el tango Cara Sucia. No omitio a los autores extranjeros, como Luigi Pirandello (La vida que te dí), y Eugene O’Neill (Anna Christie).

Benavente había venido al país en 1922 y recorría en ferrocarril las ciudades del interior junto a la celebrada actriz Lola Membrives.

Cuando se detuvieron en la ciudad de Rufino ella bajó a recoger cartas y telegramas.

En uno de los cables le anunciaban a Benavente que acababa de ganar el Premio Nobel de Literatura. Lola Membrives compró una botella de champán y fue a despertar al escritor.

Benavente recibió la noticia con calma y, contra lo que esperaba la actriz, decidió completar su gira antes de retornar a Europa.

Federico García Lorca se subió al escenario del teatro Principal (la única ocasión documentada en la que el genio andaluz estuvo en la capital alavesa) para leer su última creación teatral a la compañía de Lola Membrives y del vitoriano Ricardo Puga, una tragedia en verso titulada Bodas de sangre, una pieza que ambos estrenarían después en Argentina.


Un hecho tal vez anecdótico pero interesante y, cuando menos, curioso, puesto que fue el punto de encuentro para destacados nombres de la escena, una reunión cuyo resultado más evidente se pudo ver meses después en Buenos Aires.

"Nana, niño, nana / del caballo grande / que no quiso el agua. / El agua era negra / dentro de las ramas. / Cuando llega el puente / se detiene y canta. / ¿Quién dirá, mi niño, / lo que tiene el agua / con su larga cola / por su verde sala?".

Son palabras de Lorca, versos dichos en Vitoria, en el Principal, entre sus paredes, ante la atenta escucha de los miembros del grupo de teatro encabezado por la famosa actriz bonaerense ese 26 de abril.

El autor fue desgranando uno a uno cada parlamento de Bodas de sangre , una de sus obras más célebres, aunque el estreno en Madrid tuvo una acogida más bien tibia, por no decir escasa.

Esa falta de respuesta, eso sí, no desalentó a García Lorca, muy ilusionado con llevar su creación al otro lado del Atlántico, una pieza que, aunque por entonces él no lo sabía, sería la perfecta excusa para viajar hasta Argentina.

Aquella lectura en Gasteiz terminó por convencer a Membrives de su proyecto de poner la obra en escena.

Todo un acierto, visto lo que sucedió después.

El 29 de julio de 1933, la compañía de Lola Membrives estrenó Bodas de Sangre en el teatro Maipo de Buenos Aires.

La obra ya había sido representada unos meses antes por la compañía de Josefina Díaz en Madrid y en Barcelona, con una acogida fría por parte del público. En Argentina fue todo lo contrario.

El éxito obtenido en la ciudad bonaerense se mantuvo durante las veinte primeras funciones en el Maipo y en la gira que el grupo emprendió pasando por Montevideo, Rosario y Córdoba.

"Pocas veces los cronistas teatrales porteños han estado tan unánimes en exaltar los méritos de una novedad extranjera", escribía Edmundo Guibourg, conocido crítico de la época en el diario Crítica.

La más que interesante reacción del público latinoamericano hizo que Membrives tomase la decisión de seguir con el montaje durante más tiempo del previsto de forma inicial tras el primer contacto en Vitoria.

Así que volvió a la carga, en esta ocasión en el teatro Avenida de Buenos Aires pero con un aliciente añadido.

Y es que la actriz y el escritor volvieron a encontrarse, este vez a ese lado del Atlántico.

Lorca consiguió un recibimiento espectacular en Argentina, donde permaneció desde octubre de 1933, tras un largo viaje en barco, hasta mediados de marzo de 1934.

Antes de regresar al Estado, recibió el homenaje del público y de los intérpretes al celebrarse las 100 representaciones en la capital porteña de Bodas de sangre y estrena “Mariana Pineda” y “Yerma”,

"Yo sé que existe una nostalgia de la Argentina, de la cual no me veré libre y de la cual no quiero librarme porque será buena y fecunda para mi espíritu", aseguró Lorca el 18 de marzo de 1934, su último día en Buenos Aires.

Una despedida que ya no tendría reencuentro porque antes de que el autor pudiera volver fue asesinado.

Lola Membrives también dio a conocer, obras de Alberto Novión, M. Luz Regás, J. Albornoz y Claudio Martínez Palva.

Señora de la escena, fue dueña de un estilo notable. Su expresión y la forma de decir, eran únicas, y se destacaron en los roles que interpretara en La Malquerida, de Jacinto Benavente, y Bodas de Sangre, de Federico García Lorca.

En 1935 estrena “La Zapatera prodigiosa” en el Teatro Coliseum de Madrid.  Con la representación de "El Otro" de Miguel de Unamuno, el gobierno español le condecoró con el Lazo de Isabel la Católica.

El estallido de la Guerra Civil Española mantuvo a Lola Membrives lejos de la escena española; durante el conflicto permaneció en Argentina e hizo alguna incursión en el cine. En 1939 volvió repetidas veces a España, donde estrenó las últimas obras de Jacinto Benavente y aprovechó la ocasión para dar a conocer las obras de algunos escritores argentinos. 

Desde 1943 fue administradora del Teatro Cómico, en la Avenida Corrientes, donde también realizó los estrenos de sus obras durantes las siguientes décadas.

Su vida fue un ir y venir entre ambas orillas del Atlántico, uniendo Argentina y España a traves del arte.

La más extraordinaria declamadora, actriz y cupletista Lola Membrives, asombra con un poema escrito por Antonio y Miguel Machado, para su lucimiento y como homenaje a la voz más conocida e importante del mundo: Lola se va a los puertos. "...La gracia de la poesía / con ella al puerto marchaba, / y la isla sola quedaba / hasta que Lola volvía...".

Fue profesora en el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico.

Perteneció a la Sección Declamación, Civ. Música y Declamación, de la Comision Nacional de Buenos Aires.

Socia fundadora de la Вiblioteca Nacional de Mujeres. Contribuyó a que visitaran la Argentina, en misión de cultura, Jacinto Benavente, Federico García Lorca, Eduardo Marquina, José María Pemán, Carlos Arnlches y Jardiel Poncela.

Recibió la Medalla de la Nación "Al mérito artístico", entregada por el Presidente General Juan D. Perón (1954). Según figura en un articulo guardado en el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicke, el General Perón recibió la visita de la actriz Lola Membrives por gestión del Secretario de Prensa de la Presidencia Raul Alejandro Apold, quizás para agradecer el premio.

Muchas figuras artísticas del campo teatral profesional, como Fanny Navarro, Malisa Zini, Pierina Dealessi, Enrique Santos Discépolo, Enrique Muiño, Lola Membrives, con una extensa trayectoria previa, adhirieron fervorosamente al peronismo.

En 1964 la ciudad de Cádiz le rinde homenaje. Lola Membrives pronunció una conferencia sobre su trayectoria artística en el Salón Regio de la diputación gaditana. La Plazuela de la Oca se le llamó desde entonces Plazuela de Lola Membrives. Como parte final del homenaje se estrenó en el Teatro Andalucía una obra titulada “El río se entró en Sevilla” escrita por Pemán, pensando en la popular actriz. La obra se estrenó en doble función y constituyó la última aparición en la escena española de Lola Membrives. Para cerrar todos los actos de este homenaje La Real Academia Hispanoamericana ofreció a la actriz una cena en la legendaria Venta El Chato. A la velada le puso broche el cante de Aurelio Selle que dedicó a la actriz unas alegrías acompañadas a la guitarra por El niño de la pelota. 

Distinciones: Cruz de Isabel la Católica, de España; Placa con Encomienda de la Orden de Alfonso el Sabio, de España; Medalla otorgada por el presidente Obregón, de Méjico y Medalla de Oro del Ministerio de Instrucción Pública de Valladolid (España).

En Buenos Aires su despedida de la escena tuvo lugar en el Teatro Odeón, que fuera demolido a principios de la decada de los ’90, y se encontraba situado en la esquina porteña de Corrientes y Esmeralda. Lo hizo interpretando Pepa Doncel, de Jacinto Benavente, y Los verdes campos del Edén, de Antonio Gala.

Se retiró de la escena en 1964 para dedicarse a la enseñanza del arte dramático.

Falleció en la ciudad de Buenos Aires, el 31 de octubre de 1969. A su fallecimiento, el Teatro Cómico fue renombrado "Lola Membrives".

Al despedirla, la actriz Iris Marga, presidenta de la Casa del Teatro, dijo: "Se ha derrumbado una catedral. Ha desaparecido una montaña. Se apagó una estrella que iluminó al mundo de la escena con singular belleza. Porque Lola fue más que una actriz genial, fue un alma y una voz. Carne viva de anhelos, pozo hondísimo de la emoción, dio verdadera vida a personajes que terminaron por ser pedazos de ella misma: la Raimunda, de “La malquerida”, la madre de “Bodas de sangre”, aquella Lola, de los hermanos Machado".

Hispana y lorquiana; enamorada de Lope, Góngora y Benavente, al igual de que la Argentina y –sobre todo– de Buenos Aires; Lola era la figuración perfecta de aquella contradictoria España de Machado, cuando el poeta decía: “… su amor a los alamares / y a las sedas y a los oros / y a la sangre de los toros / y al humo de los altares.

Al cumplirse 25 años de su desaparición física, a pocos meses de la reapertura del Teatro Avenida, emblema de la cultura hispánica en la porteña Avenida de Mayo, el 31 de octubre de 1994 fue descubierto en el foyer del mismo un busto suyo.

En la geografía urbana, llevan su nombre una calle de Madrid; y otra en el bonaerense municipio de San Isidro, paralela al Ferrocarril de La Costa, en las cercanías de la estación Barrancas, frente al Río de la Plata.

También la recuerda, con igual denominación, la sala de teatro situada en Avenida Corrientes 1280, de la ciudad autonoma de Buenos Aires.

Fuente:http://www.nacionalypopular.com/index.php?option=com_content&task=view&id=9729
http://www.actores.org.ar/noticias/lola-membrives-1888-%E2%80%93-1969
 http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/membrives.htm

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